Juan Carlos y Marco Vinicio, anfitriones y organizadores. |
Fichero Político
Angel Mario Ksheratto
Nadie mejor que el propio Felipe Calderón Hinojosa para ofrecer el más conspicuo de los diagnósticos de los últimos 10 años de gobierno panista en México: autoritarismo, irresponsabilidad, miseria, pobreza, violencia, corrupción, impunidad, simulación, negación de la verdad, acotamiento de los derechos, muertes colaterales, guerra sin sentido… Todo lo propio, endosado con generosa imprudencia y desafío a sus antepasados en Los Pinos, los mismos que, pese a su negro historial, saltaron de curules y asientos sempiternos a reclamar su derecho reservado sobre un legado que solo ha traído al país, más pobreza y desesperación y que ahora, en un mínimo ejercicio de congruencia, debería ser admitido por un Presidente de la República que habló, no como el responsable directo del atraso que vive el país, sino como la porrista de un partido —el PAN—, que nunca supo cómo vestir la banda presidencial.
Hace justamente 10 años, México se vio imbuido en una fiesta nacional por el “cambio”; ingresó por la puerta ancha de Los Pinos, Vicente Fox Quesada.
Atrás —se dijo entonces—, quedaron más de 70 años de ignominia, de autoritarismo, simulaciones, persecuciones. ¡Vaya, fue el funeral de la “dictadura perfecta”! Se juró que hasta ahí, la corrupción y la impunidad quedarían sepultadas junto con el priismo; que nadie más estaría desempleado, que todos entraríamos al Primer Mundo, con los bolsillos repletos de dinero. Los seis años de Fox fueron peores que los últimos sexenios priístas: Chente no pasó de ser un figurín que apenas alcanzó a sostener el mandato de su concubina, Marta Sahagún.
Del pragmatismo y la mandilonería, se dio el paso necesario a lo doctrinario; aunque nadie fuera del PAN daba el mínimo margen a Felipe Calderón, los electores confiaron en el arraigo doctrinario de éste. Llegaba, por fin, un panista con ideología firme. El discurso de campaña mejoró e incluso, superó al de Fox que por cierto, ya traía la bendición del expresidente Ernesto Zedillo Ponce de León, quien además del “triunfo” foxista, había negociado varias gubernaturas para la entonces oposición.
Nada. Calderón incumplió; arreció la violencia. El crimen organizado se infiltró hasta la médula del sistema y en materia económica, el país se derrumbó, mientras la alta burocracia, rebosó sus alforjas con dinero público. El empleó cayó a sus más bajos niveles, el número de muertes por una guerra sin estrategia, alcanzó cifras de escándalo.
Por ello, el discurso reciente de Felipe Calderón, no parece retratar a los gobiernos del pasado, sino al suyo, solo que con diferentes números y actores. Más pareció una perorata de campaña y no un discurso para alentar a los mexicanos. Como porrista, Calderón es bueno. Como presidente, le falta mucho. Le faltó mucho.
Lo preocupante es el tono de su discurso. Habremos de esperar una campaña sucesoria violenta. Las reglas ya las puso el propio presidente. No nos espantemos, llegado sea el momento.
Periodismo de vanguardia
Cinco han sido los compromisos derivados del Taller de Periodismo de Vanguardia celebrado en la Ciudad de San Marcos, Guatemala, en el que la delegación de periodistas chiapanecos, tuvo una muy especial participación. Los asistentes, nos comprometimos a crear y promover los mecanismos necesarios para el fomento de la capacitación y profesionalización de los periodistas aglutinados en las organizaciones firmantes de los acuerdos.
De igual forma, se hizo el compromiso de fortalecer la relación de unidad, privilegiando el intercambio de información oportuna sobre nuestros problemas —y avances en su solución—, para lograr una acción permanente de apoyo y asistencia en la defensa y protección de nuestros compañeros en situaciones de vulnerabilidad profesional.
Se confirmó la intención de proponer, en un tiempo prudencial, las fechas concretas para el inicio de talleres de capacitación en la República de Guatemala y el Estado de Chiapas. Estos trabajos estarán vigilados por una comisión que coordine el desarrollo de las actividades propuestas, compuesta por periodistas de ambos países.
El último compromiso fue el de divulgar y promover los acuerdos, con énfasis en la preocupación común de proteger los derechos de los periodistas y comunicadores para el cumplimiento eficiente y oportuno de sus actividades.
Cabe señalar que por parte de Chiapas fueron los periodistas Miguel González Alonso, Enrique Alfaro Santos, Arely Noriega, Carlos Z. Cadena, Alfonso Carbonell, Moisés Arriola, Iván Navarro, Estrella Trujillo, Brenda Argüello, Lety Buaun, de Veracruz y éste servidor. Nuestro agradecimiento a Juan Carlos Rivera Gramajo, Lucky Braham, Nery de León, Héber Orozco, Virgilio Orozco, Sigrid Navarro, Marco Vinicio Escobar, y muchos compañeros —en su mayoría jóvenes entusiastas y comprometidos con la verdad— por la generosidad y diversas atenciones.
Al Comisario de la Policía Nacional Civil de Guatemala, Edú Ardiano, por las constantes muestras de preocupación por nuestra seguridad durante nuestra estancia en ese país, nuestro agradecimiento, pero en especial, al colega Ronald González, jefe de prensa de la PNC, por sus finas atenciones en materia de seguridad.
Acá en Chiapas, al Secretario de Turismo, Juan Carlos Cal y Mayor, así como a Jaime Culebro, por su respaldo al trabajo de capacitación que se está implementando.
Tarjetero
*** La cumbre sobre el cambio climático, no pasará de ser una reunión más. Habrá resultados hasta que los gobiernos del mundo legislen sobre el tema y no solo eso, promuevan castigos severos a los que están destruyendo el medio ambiente. Lo demás, es pura faramalla. *** Luego nos leemos.
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