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Policías municipales y federales, abusan de migrantes

Fichero Político

Angel Mario Ksheratto


Nadie detiene los abusos contra migrantes
ilegales en la Frontera Sur; el gobierno
Federal, desoye las quejas contra agentes
de la PGR que violan derechos humanos.

Escalofriante, indignante, perturbador; peor que en Arizona. La historia de dos migrantes salvadoreños en manos de policías municipales, traficantes de humanos y agentes de la PGR, es indescriptible.
Mientras millones de latinos condenan con severidad las medidas adoptadas en Arizona por el gobierno local contra los migrantes ilegales, aquí, en nuestro suelo, quizá el más golpeado por las leyes racistas de Estados Unidos, no se respetan los derechos de quienes, por necesidad de soñar la utopía americana, deben atravesar por ésta tierra. Marvin José Corrales, de 20 años de edad, acompañado de un menor no identificado por las autoridades consulares de El Salvador en la frontera sur de México, fue, primero, detenido por policías municipales de Arriaga. Los vapulearon, según la denuncia presentada. También les robaron los dólares que llevaban para no morirse de hambre y sed durante la travesía. Y lo peor: fueron puestos en manos del traficante de ilegales, Edgar Márquez Larios, presuntamente, de nacionalidad salvadoreña.
El “pollero” (o “coyote” como le llaman en Centroamérica) no tomó a los muchachos para reconfortarlos, sino para golpearlos, amenazarlos y de nuevo, devolverlos a los agentes policiales. Los dos migrantes ilegales detenidos, exigían a Márquez Larios, la devolución del dinero que le habían pagado para ser llevados a la tierra del Tío Sam. Como de costumbre, el “pollero”, pagó su respectiva cuota a los policías municipales de Arriaga, dejó prisioneros a sus “clientes” y se fue, como si nada, con otro grupo de ilegales rumbo al norte. Es el modus operandi, la forma como burlan las leyes.
Vinieron más agresiones contra los dos migrantes detenidos: fueron puestos en manos de agentes de la PGR, quienes, según denuncia la cónsul salvadoreña, Vilma Elena Mendoza Quiroz, abusaron de sus funciones. Fueron esposados, encadenados y llevados en condiciones inhumanas a la garita migratoria de “Echegaray” en horas de la madrugada, sin dinero, puesto que de los 560 dólares que les robaron los policías municipales de Arriaga, solo 60 entregaron a los de la PGR que sin duda y conociéndolos como son, se los quedaron ellos.
Según las versiones dadas a conocer, los policías municipales detuvieron inicialmente a Márquez Larios, el “pollero”. Llegaron a un acuerdo y éste se autocanjeó por dos de los migrantes que llevaba al país del norte.
Asumimos que aparte de los 500 dólares que se quedaron los agentes municipales, debió desembolsar otra cantidad para que éstos malos servidores públicos aceptasen el trato. Esto llama la atención porque, mientras millones estamos en contra de las leyes antiinmigrantes del estado de Arizona y exigimos que Jan Brewer, la gobernadora racista de aquel lugar eche para atrás su execrable ley, aquí, agentes policiales abusan de los migrantes provenientes de los países del sur.
Indigna porque éstos sátrapas, ignoran deliberadamente las leyes locales que el actual gobierno ha instituido en defensa de los migrantes. Hay una fiscalía especial para atender los abusos contra los migrantes, hay casas especializadas de atención a los caminantes, en fin, muchas formas de darles un trato digno, empero persisten personajes burdos y corruptos que se niegan a acatar y cumplir las leyes.
Los esfuerzos loables que el gobernador Juan Sabines viene haciendo en beneficio de la gente más necesitada, son estúpidamente echados a la basura por unos cuantos que se han convertido en hijos putativos de la señora Brewer: racistas, xenófobas, discriminadores, abusivos. Aquí valdría la pena que la Fiscalía Especializada en Atención a los Migrantes, actúe con severidad como lo ha venido haciendo y lleve a los Tribunales a los agentes policiales que participaron en la alevosa, brutal e inexplicable agresión contra dos personas que no hacían otra cosa que lo que hacen millones de compatriotas en la franja fronteriza con Estados Unidos. No se debe permitir esa clase de brutalidades.
La autoridad debe ser enérgica y más aún, debe publicitar los resultados de sus actos contra los energúmenos en cuestión para que los demás tomen la lección de la experiencia ajena. El castigo debe ser ejemplar.
Además, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, debe intervenir para que los agentes de la PGR sean también castigados. Porque a nivel federal, existe la ordenanza oficial de tratar con respeto, decoro y dignidad a los migrantes detenidos. Esta vez, se pasaron de abusivos y deben entender que no son las formas. Esperemos que las leyes se apliquen como debe ser y en lo sucesivo, se eviten más abusos. No es posible que por un lado, el gobierno del Estado, haga esfuerzos para proteger los derechos de los migrantes y por otro, un puñado de salvajes, se propase con ellos. Es indignante.

Tarjetero

*** Hablando de racismo, xenofobia e intolerancia, ayer circularon como postales “tres X” las fotos del diputado experredista, expriísta, exverdista y otros tantos “ex”, Ariel Gómez, alias “El Chunco”, acompañado de un señor moreno. Muy moreno. A mi correo solo llegaron las fotos. Dicen que iba acompañada de un boletín donde se daba cuenta que el señor diputado y exlocutor de radio, había terminado el curso intensivo sobre tolerancia racial, luego que en su chacotero programa de radio (del que fue despedido ipso facto) dijera que a los haitianos habría que marcarlos para que no recibieran ayuda humanitaria tras el terremoto que devastó a Haití, pues éstos, según El Chunco, eran abusivos y mil majaderías más que dieron la vuelta al mundo. ¿De qué le sirve al Chunco tomar clases de tolerancia si después de su brutalidad ya nada lo salva del descenso político definitivo? Lo que dijo, molestó, hirió. Esperemos que no estén pensando en resucitarlo, porque la verdad es que puso a Chiapas en condiciones lastimosas. E insistimos: por dignidad y vergüenza, debe pedir licencia como diputado federal. Pero parece que la paga es buena por eso no deja el hueso. *** Luego nos leemos.
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