Fichero Político
Angel Mario Ksheratto
Oswaldo Chacón (al centro) pablista de
"hueso roído",solo "castiga" a candidatos no
afines a la cruel dictadura que encabezó su
padre putativo, el exdictador, Pablo Salazar.
El domingo a las 7:34 de la mañana, hora de Guatemala, el brusco movimiento de tierra me hizo despertar en el hotel de la Ciudad de San Marcos, dónde me encontraba; duró 22 segundos, según mi propio conteo. Le calculé entre 5 y 6 grados en la escala de Richter. Más tarde me enteré por los medios radiales guatemaltecos que había alcanzado los 5.4 grados y su duración fue de 20 segundos. Pasados unos segundos de terminado el temblor, las sirenas de los cuerpos de emergencia, se escucharon a lo lejos; a unos metros del hotel “Posada de Don José León”, se encuentra un nutrido destacamento de la Policía Nacional Civil, de donde provenían voces de alerta a pulmón abierto. Pensé que habría ocurrido una tragedia. Y es que en el segundo piso del hotel, el movimiento fue mayor. Pero no; me vestí y salí a la calle para enterarme de lo ocurrido. La gente todavía en pánico, estaba en la calle, solo con el susto bajo el brazo. El frío de San Marcos es espantosamente cruel; aún así, mucha gente salió solo en pijamas y algunos, en ropa interior. Nadie reparó en el penetrante frío.
Me recordó el terremoto del 4 de febrero de 1976; estaba entonces por esa misma zona, a las cuatro de la mañana y el movimiento fue similar. Fue miércoles, un miércoles inolvidable. Esa madrugada ya nadie volvió a la cama… Y los que quedaron sobre ésta, jamás volvieron a salir. Oficialmente se dijo que murieron 23 mil personas; cifras extraoficiales superaron los 40 mil cadáveres.
Afortunadamente, ésta vez no pasó del susto. Los Medios de Comunicación de Guatemala, de inmediato activaron sus sistemas de información y se enlazaron con el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH), Policía Nacional Civil, Bomberos Voluntarios y Municipales y otras dependencias para que informasen puntualmente de la situación y llevar así, calma e información adecuada a la población. En algunas estaciones de radio, las llamadas de guatemaltecos radicados en Estados Unidos, México y otros países (incluso de Europa) se dejaron escuchar; todos querían saber de sus familias.
No era una cuestión de alarma amarillista, sino de servicio a la comunidad. En menos de una hora, los rumores, se habían disipado. Todos estaban debidamente informados y las autoridades, habían cumplido con un deber social ante una crisis que la caprichosa naturaleza había desatado.
Pero ayer regresé a nuestra realidad: notitas dispersas en algunos diarios, informando del temblor, pese al pánico que éste causó en los municipios del Soconusco. Porque aquí, de acuerdo a reportes o-fi-cia-les, el temblor fue de 5.5 grados. Un poquito más fuerte que en Guatemala. De hecho, el INSIVUMEH informó que en las ciudades de San Marcos y San Pedro Sacatepéquez, fue donde se sintió más fuerte. Aquí, el pretexto de no informar es el de “no alarmar a la población”.
Surgen las inconsistencias: el INSIVIMEH, dijo que el epicentro fue en las costas del departamento de Retalhuleu; el Servicio de Sismología Nacional de México, dijo que el epicentro fue en Ciudad Hidalgo (Suchiate). ¿Cómo confiar en los encargados de monitorear ese tipo de fenómenos si, aparentemente, no hay comunicación fluida y eficaz entre las instituciones del área?
La urgencia es que tales instituciones crucen información y la entreguen adecuadamente a los ciudadanos. Da la impresión que cada país se rasca la panza como Dios le manda, como si la sociedad no tuviese el derecho a ser puntual y debidamente informada. Compartimos el mismo territorio y cada quién informa lo que le da la gana. Eso es grave. Y mucho más grave, si aquí, se calla, se oculta información valiosa que puede servir para tomar precauciones. Imagínese que, Dios no lo permita, ocurriere una fatalidad sísmica y se ocultare la información. Es terrible. Los temblores, en estos tiempos, son cosa seria. Me atrevo a recurrir al Apocalipsis y a algunos Evangelios en donde se profetiza que cuando oigamos rumores de guerra, crímenes, asesinatos entre padres e hijos ó a la inversa (Paulette, ¿ya se les olvidó?), terremotos, incendios, huracanes y todo tipo de desgracias, es porque el fin del mundo se acerca. Y aún así, seguimos como si nada. ¿Hasta cuándo aprenderemos?
Tarjetero
*** Ya que toqué el tema de San Marcos, quisiera aprovechar para agradecer a la Alcaldía de aquella ciudad y a la Comisión de Cultura, el honor de haberme invitado a ser parte del Jurado para elegir a la Reina de la Feria Departamental, una de las ferias más importantes de Guatemala. A Mario Ernesto Gálvez y Lucky Braham, especial agradecimiento por tal distinción. Compartí el jurado con expertos en la materia: Dafny Azurdia embajadora de la Paz de Guatemala; Flor de María Díaz, señorita Cremy; Obeida Chacón Pérez, abogada y estilista profesional mexicana y Raúl Xicará, de la Fraternidad Quetzalteca. Difícil, elegir entre tanta belleza, la verdad. *** Que inhabilitaron a Lalo “Carreta” para la presidencia de Tuxtla. Dudoso caso. Era el rival más débil. El órgano electoral, parece ser, lo hizo sólo como para no dar a decir. Lalo no representaba ni a los borrachos de su cantina. Daba igual que fuera o no fuera candidato. Pero, pregunto al pablista Oswaldo Chacón, ¿por qué no ha inhabilitado a los candidatos afines a Pablo Abner Salazar y Rubén Velásquez que sí han violado las leyes electorales? Hipócrita, traidor, lambiscón, serían los adjetivos que mejor le quedan. *** Luego nos leemos.
ksheratto@hotmail.com
ksheratto@gmail.com
http://ksheratto.blogspot.com
Angel Mario Ksheratto
Oswaldo Chacón (al centro) pablista de
"hueso roído",solo "castiga" a candidatos no
afines a la cruel dictadura que encabezó su
padre putativo, el exdictador, Pablo Salazar.
El domingo a las 7:34 de la mañana, hora de Guatemala, el brusco movimiento de tierra me hizo despertar en el hotel de la Ciudad de San Marcos, dónde me encontraba; duró 22 segundos, según mi propio conteo. Le calculé entre 5 y 6 grados en la escala de Richter. Más tarde me enteré por los medios radiales guatemaltecos que había alcanzado los 5.4 grados y su duración fue de 20 segundos. Pasados unos segundos de terminado el temblor, las sirenas de los cuerpos de emergencia, se escucharon a lo lejos; a unos metros del hotel “Posada de Don José León”, se encuentra un nutrido destacamento de la Policía Nacional Civil, de donde provenían voces de alerta a pulmón abierto. Pensé que habría ocurrido una tragedia. Y es que en el segundo piso del hotel, el movimiento fue mayor. Pero no; me vestí y salí a la calle para enterarme de lo ocurrido. La gente todavía en pánico, estaba en la calle, solo con el susto bajo el brazo. El frío de San Marcos es espantosamente cruel; aún así, mucha gente salió solo en pijamas y algunos, en ropa interior. Nadie reparó en el penetrante frío.
Me recordó el terremoto del 4 de febrero de 1976; estaba entonces por esa misma zona, a las cuatro de la mañana y el movimiento fue similar. Fue miércoles, un miércoles inolvidable. Esa madrugada ya nadie volvió a la cama… Y los que quedaron sobre ésta, jamás volvieron a salir. Oficialmente se dijo que murieron 23 mil personas; cifras extraoficiales superaron los 40 mil cadáveres.
Afortunadamente, ésta vez no pasó del susto. Los Medios de Comunicación de Guatemala, de inmediato activaron sus sistemas de información y se enlazaron con el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH), Policía Nacional Civil, Bomberos Voluntarios y Municipales y otras dependencias para que informasen puntualmente de la situación y llevar así, calma e información adecuada a la población. En algunas estaciones de radio, las llamadas de guatemaltecos radicados en Estados Unidos, México y otros países (incluso de Europa) se dejaron escuchar; todos querían saber de sus familias.
No era una cuestión de alarma amarillista, sino de servicio a la comunidad. En menos de una hora, los rumores, se habían disipado. Todos estaban debidamente informados y las autoridades, habían cumplido con un deber social ante una crisis que la caprichosa naturaleza había desatado.
Pero ayer regresé a nuestra realidad: notitas dispersas en algunos diarios, informando del temblor, pese al pánico que éste causó en los municipios del Soconusco. Porque aquí, de acuerdo a reportes o-fi-cia-les, el temblor fue de 5.5 grados. Un poquito más fuerte que en Guatemala. De hecho, el INSIVUMEH informó que en las ciudades de San Marcos y San Pedro Sacatepéquez, fue donde se sintió más fuerte. Aquí, el pretexto de no informar es el de “no alarmar a la población”.
Surgen las inconsistencias: el INSIVIMEH, dijo que el epicentro fue en las costas del departamento de Retalhuleu; el Servicio de Sismología Nacional de México, dijo que el epicentro fue en Ciudad Hidalgo (Suchiate). ¿Cómo confiar en los encargados de monitorear ese tipo de fenómenos si, aparentemente, no hay comunicación fluida y eficaz entre las instituciones del área?
La urgencia es que tales instituciones crucen información y la entreguen adecuadamente a los ciudadanos. Da la impresión que cada país se rasca la panza como Dios le manda, como si la sociedad no tuviese el derecho a ser puntual y debidamente informada. Compartimos el mismo territorio y cada quién informa lo que le da la gana. Eso es grave. Y mucho más grave, si aquí, se calla, se oculta información valiosa que puede servir para tomar precauciones. Imagínese que, Dios no lo permita, ocurriere una fatalidad sísmica y se ocultare la información. Es terrible. Los temblores, en estos tiempos, son cosa seria. Me atrevo a recurrir al Apocalipsis y a algunos Evangelios en donde se profetiza que cuando oigamos rumores de guerra, crímenes, asesinatos entre padres e hijos ó a la inversa (Paulette, ¿ya se les olvidó?), terremotos, incendios, huracanes y todo tipo de desgracias, es porque el fin del mundo se acerca. Y aún así, seguimos como si nada. ¿Hasta cuándo aprenderemos?
Tarjetero
*** Ya que toqué el tema de San Marcos, quisiera aprovechar para agradecer a la Alcaldía de aquella ciudad y a la Comisión de Cultura, el honor de haberme invitado a ser parte del Jurado para elegir a la Reina de la Feria Departamental, una de las ferias más importantes de Guatemala. A Mario Ernesto Gálvez y Lucky Braham, especial agradecimiento por tal distinción. Compartí el jurado con expertos en la materia: Dafny Azurdia embajadora de la Paz de Guatemala; Flor de María Díaz, señorita Cremy; Obeida Chacón Pérez, abogada y estilista profesional mexicana y Raúl Xicará, de la Fraternidad Quetzalteca. Difícil, elegir entre tanta belleza, la verdad. *** Que inhabilitaron a Lalo “Carreta” para la presidencia de Tuxtla. Dudoso caso. Era el rival más débil. El órgano electoral, parece ser, lo hizo sólo como para no dar a decir. Lalo no representaba ni a los borrachos de su cantina. Daba igual que fuera o no fuera candidato. Pero, pregunto al pablista Oswaldo Chacón, ¿por qué no ha inhabilitado a los candidatos afines a Pablo Abner Salazar y Rubén Velásquez que sí han violado las leyes electorales? Hipócrita, traidor, lambiscón, serían los adjetivos que mejor le quedan. *** Luego nos leemos.
ksheratto@hotmail.com
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