Fichero Político
Angel Mario Ksheratto
Incertidumbre, tras la acusación del
obispo Felipe Arizmendi Esquivel en
torno a posibles redadas contra curas.
La percepción de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas respecto a lo que llama el obispo Felipe Arizmendi Esquivel “una acuciosa investigación para involucrar a sacerdotes en la promoción de la violencia”, es un asunto que no puede –ni debe– quedar en una mera expresión pastoral. De siempre, ésa Diócesis ha sido activa en la defensa de los intereses de los más pobres; ello le ha generado desavenencias públicas con los sectores que han mostrado hostilidad hacia grupos de personas desfavorecidas. La credibilidad de la Diócesis, por tanto, ha sido constantemente sustentada, aunque no ha estado exenta de excesos que le han llevado a situaciones difíciles que han puesto en tela de juicio algunas de sus acciones.
No obstante, dado el peso moral que representa, preocupa que el obispo toque un tema que pone en alerta a la Comunidad Internacional que podría iniciar de nueva cuenta, acciones de desprestigio más allá de las fronteras; decir que se prepara una redada de curas, diáconos, catequistas y otros agentes pastorales bajo cargos de narcotráfico, pero en el marco de una campaña de persecución oficial con tendencia a evitar actos de violencia, es un dicho mayor que, creemos, debe estar debidamente fundamentado, con pruebas irrefutables.
La preocupación es en dos vertientes: La primera, que de ser ciertas las acusaciones del señor obispo Arizmendi Esquivel, estaríamos frente a una escalada de violencia institucional que repercutiría en la tranquilizad social de un estado que si bien es cierto, no ha alcanzado los parámetros de pacificación que anuncian con bombo y platillo y que podría arrastrar a Chiapas a un estado violento sin precedentes.
La segunda vertiente es en el caso que los datos proporcionados por el obispo de San Cristóbal de las Casas sean falsos, la Diócesis en mención estaría en una situación incómoda de credibilidad, lo que la llevaría a un sitio de falta de seriedad y responsabilidad en un asunto que, seamos francos, nadie había detectado hasta ahora que sale a la luz pública. Debemos ser francos en decir que el escrito firmado por Felipe Arizmendi Esquivel, es rico en suposiciones, pero pobre en aportación de pruebas que certifiquen que en efecto, hay la intentona oficial de martirizar a los curas y catequistas que de una u otra forma, tienen contacto directo con los pobres e indígenas, a quienes, según el dicho del prelado, podría culpárseles de una revolución armada.
Creemos que a la par de la denuncia pública hecha por el obispo coleto, debe ir la aportación de pruebas contundentes. Sabemos de la seriedad y el compromiso social del señor Arizmendi Esquivel y por ello, la apelación es para que nos administre más datos fehacientes con los cuales, podamos tener la certeza de su acusación. Nadie, en su sano juicio, estaría de acuerdo con que sin más elementos que la sospecha, se iniciare una persecución de miembros de una religión; pero tampoco, nadie estaría contento con una acusación que rebasa el imaginario de una corriente que la verdad, ya no sabemos si es teológica, política o social.
Seremos los primeros en denunciar abusos contra el clero y contra toda persona que llegare a ser víctima inocente; pero también, queremos veracidad y más, cuando se trata de un tema harto delicado. “La misma celebración que hace el gobierno para exaltar la independencia y la revolución pasadas, es una incitación a confirmarse en su tesis de que sólo por ese camino puede lograrse un cambio más profundo”, dice el obispo en su escrito dominical; ésta frase parece resumir todo. Aunque es una bofetada con guante blanco, también es una expresión que va más allá de una expresión sencilla. ¿Lo habrán notado?
Como quiera que sea, el señor obispo ya nos preocupó; solo esperemos que su dramático análisis con tintes de profecía, no vaya a atraer de nuevo a los “internacionalistas”, aquellos muchachos europeos incitadores de la violencia y el alto consumo de hierbas exóticas. Ya es bueno que los chiapanecos resuelvan sus diferencias sin interferencia de quienes solo vienen a hacer turismo con agravios. Ojalá.
Tarjetero
*** Los diputados federales, no se encuentran todavía; ayer, por su desordenada vida parlamentaria y la sinrazón de los pejistas, suspendieron la comparecencia del secretario de Trabajo, quien sin duda, salió complacido, toda vez que se antojaba crítica la situación para él. No hay duda que los diputados, solo son parásitos de la sociedad. *** A partir de los primeros días de noviembre, tendremos un transporte público moderno. Según la dependencia encargada del transporte, con la nueva modalidad, se espera que en adelante, los usuarios sean tratados como seres humanos y no como animales, como hasta hoy sucede con los pulpos del transporte. *** ¿Quién los entiende? Según Fernando Gómez Mont, Secretario de Gobernación, la injusta y torpe elevación de impuestos, causará irritación entre la sociedad. Lo saben, pero se niegan a tomar medidas menos pesadas para los mexicanos. Como quién dice, les vale gorro la irritación social; a ellos solo les interesa causar problemas, elevar impuestos y todas esas lindezas que agravian a millones de mexicanos. Pobres hombres, no saben ni lo que dicen. *** El gobernador Juan Sabines se ha comprometido a respetar los tratados internacionales. Buena medida. *** Luego nos leemos.
ksheratto@hotmail.com
ksheratto@gmail.com
www.ksheratto.com
http://ksheratto.blogspot.com
Angel Mario Ksheratto
Incertidumbre, tras la acusación del
obispo Felipe Arizmendi Esquivel en
torno a posibles redadas contra curas.

No obstante, dado el peso moral que representa, preocupa que el obispo toque un tema que pone en alerta a la Comunidad Internacional que podría iniciar de nueva cuenta, acciones de desprestigio más allá de las fronteras; decir que se prepara una redada de curas, diáconos, catequistas y otros agentes pastorales bajo cargos de narcotráfico, pero en el marco de una campaña de persecución oficial con tendencia a evitar actos de violencia, es un dicho mayor que, creemos, debe estar debidamente fundamentado, con pruebas irrefutables.
La preocupación es en dos vertientes: La primera, que de ser ciertas las acusaciones del señor obispo Arizmendi Esquivel, estaríamos frente a una escalada de violencia institucional que repercutiría en la tranquilizad social de un estado que si bien es cierto, no ha alcanzado los parámetros de pacificación que anuncian con bombo y platillo y que podría arrastrar a Chiapas a un estado violento sin precedentes.
La segunda vertiente es en el caso que los datos proporcionados por el obispo de San Cristóbal de las Casas sean falsos, la Diócesis en mención estaría en una situación incómoda de credibilidad, lo que la llevaría a un sitio de falta de seriedad y responsabilidad en un asunto que, seamos francos, nadie había detectado hasta ahora que sale a la luz pública. Debemos ser francos en decir que el escrito firmado por Felipe Arizmendi Esquivel, es rico en suposiciones, pero pobre en aportación de pruebas que certifiquen que en efecto, hay la intentona oficial de martirizar a los curas y catequistas que de una u otra forma, tienen contacto directo con los pobres e indígenas, a quienes, según el dicho del prelado, podría culpárseles de una revolución armada.
Creemos que a la par de la denuncia pública hecha por el obispo coleto, debe ir la aportación de pruebas contundentes. Sabemos de la seriedad y el compromiso social del señor Arizmendi Esquivel y por ello, la apelación es para que nos administre más datos fehacientes con los cuales, podamos tener la certeza de su acusación. Nadie, en su sano juicio, estaría de acuerdo con que sin más elementos que la sospecha, se iniciare una persecución de miembros de una religión; pero tampoco, nadie estaría contento con una acusación que rebasa el imaginario de una corriente que la verdad, ya no sabemos si es teológica, política o social.
Seremos los primeros en denunciar abusos contra el clero y contra toda persona que llegare a ser víctima inocente; pero también, queremos veracidad y más, cuando se trata de un tema harto delicado. “La misma celebración que hace el gobierno para exaltar la independencia y la revolución pasadas, es una incitación a confirmarse en su tesis de que sólo por ese camino puede lograrse un cambio más profundo”, dice el obispo en su escrito dominical; ésta frase parece resumir todo. Aunque es una bofetada con guante blanco, también es una expresión que va más allá de una expresión sencilla. ¿Lo habrán notado?
Como quiera que sea, el señor obispo ya nos preocupó; solo esperemos que su dramático análisis con tintes de profecía, no vaya a atraer de nuevo a los “internacionalistas”, aquellos muchachos europeos incitadores de la violencia y el alto consumo de hierbas exóticas. Ya es bueno que los chiapanecos resuelvan sus diferencias sin interferencia de quienes solo vienen a hacer turismo con agravios. Ojalá.
Tarjetero
*** Los diputados federales, no se encuentran todavía; ayer, por su desordenada vida parlamentaria y la sinrazón de los pejistas, suspendieron la comparecencia del secretario de Trabajo, quien sin duda, salió complacido, toda vez que se antojaba crítica la situación para él. No hay duda que los diputados, solo son parásitos de la sociedad. *** A partir de los primeros días de noviembre, tendremos un transporte público moderno. Según la dependencia encargada del transporte, con la nueva modalidad, se espera que en adelante, los usuarios sean tratados como seres humanos y no como animales, como hasta hoy sucede con los pulpos del transporte. *** ¿Quién los entiende? Según Fernando Gómez Mont, Secretario de Gobernación, la injusta y torpe elevación de impuestos, causará irritación entre la sociedad. Lo saben, pero se niegan a tomar medidas menos pesadas para los mexicanos. Como quién dice, les vale gorro la irritación social; a ellos solo les interesa causar problemas, elevar impuestos y todas esas lindezas que agravian a millones de mexicanos. Pobres hombres, no saben ni lo que dicen. *** El gobernador Juan Sabines se ha comprometido a respetar los tratados internacionales. Buena medida. *** Luego nos leemos.
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