Fichero Político
Angel Mario Ksheratto
El presidente electo de El Salvador,
uno más que vería a Estados Unidos
de reojo.
Mauricio Funes, periodista y luchador social salvadoreño, se une a la ya larga lista de gobernantes de izquierda en América Latina. Sin objeciones, se convirtió en presidente de la pequeña nación centroamericana, derrotando al candidato de ARENA, partido tradicionalmente sometido a los dictados de Washington. Pero, ¿cuál es el mensaje de la victoria del candidato del célebre Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional para los gobiernos de derecha en el resto de América Latina? ¿Cómo interpretará el gobierno norteamericano el fracaso de sus huestes en un territorio históricamente sometido a caprichos unilaterales? El escenario político para la región latinoamericana, es sin embargo, incierto; la razón es simple: no siempre las vías de solución a los enormes problemas sociales
de los países de área, son las institucionales. Gran parte de los recursos financieros y programas asistenciales de procedencia internacional, siguen siendo manejados por organismos dependientes de las decisiones de Estados Unidos. El FMI, el Banco Mundial, Alianza para el Progreso, la OEA, la ONU, todos en buena medida responden a intereses gringos, lo que puede ser, en cierto modo, un dique para que los programas propios de los gobiernos latinoamericanos, se desarrollen con la precisión y el empuje social que se requiere.
Tabaré Vázquez, presidente de Uruguay, es un ejemplo claro del fracaso de la izquierda como gobierno; Vázquez, a pesar de su tendencia socialista y de haber prometido cambios profundos, no ha podido deshacerse del neoliberalismo, política económica que en el fondo, es culpable de la actual crisis financiera mundial. El mismo Luiz Ignacio Lula da Silva, se vio urgido a enfrentarse al núcleo social que lo llevó al poder para mantener los estándares económicos del Brasil, dictados desde las elegantes oficinas del Banco Mundial. La chilena Michelle Bachalet, mantiene un modelo económico intrínsecamente ligado al llamado capitalismo mundial, pese a que en asuntos de política interna, enarbola la bandera de la izquierda, ataca ferozmente las medidas neoliberales y visita al expresidente cubano Fidel Castro, el icono absoluto de la izquierda latinoamericana.
Cierto es que el debate ideológico y parlamentario, lo van ganando las tendencias izquierdistas; en México, no podemos desechar la capacidad de discusión de los políticos de izquierda, pero deploramos sus programas y actitudes. Todavía el fin de semana pasado, volvieron a convertir su proceso electoral interno en otro “cochinero”, cuando todavía no se recupera la sociedad del pasado affaire, en el que dos corrientes dispusieron de toda su capacidad para ensuciarse a sí mismos. En países como Bolivia, Paraguay, Argentina, Nicaragua, Guatemala, Uruguay y ahora El Salvador, la izquierda ha ganado las calles, pero no ha podido lograr una conversión ideológica real que le permita a los gobiernos surgidos de esa tendencia, un equilibrio absoluto de la política doméstica; Daniel Ortega viene siendo acusado de atentar contra las libertades civiles de los nicaragüenses. Es obvio que las rabietas institucionales del mandatario nica, obedecen a la frustración por no poder desprenderse del todo de las políticas financieras norteamericanas.
A Cuba le favoreció la coyuntura de la extinta Unión Soviética; hoy, los izquierdistas latinos buscan aferrarse a los dictados del venezolano Hugo Chávez, cuya actitud rebasa los parámetros normales de un líder con capacidades especiales para sostener un movimiento efectivo contra las fuerzas gringas. De hecho, Chávez ha logrado arrebatar el liderazgo ideológico a Fidel Castro en toda el área. ¿Cuál será, entonces, la estrategia de éstos gobiernos para sobrevivir y dar a sus pueblos lo que necesitan para obtener de éste el respaldo necesario? Hasta ahora, ninguno de los gobiernos de izquierda a podido argumentar nada en su favor. El “cambio” sólo ha sido discurso; en México, Vicente Fox, de la ultra-derecha, recurrió al mismo y he ahí que no vimos ningún cambio. La “nueva primavera” representada en la izquierda, no es el sueño a ojos abiertos que describió recientemente el premier italiano, Romano Prodi. No lo estamos palpando, no lo estamos viendo. Fernando Lugo de Paraguay, Luiz Ignacio Lula Da Silva de Brasil, Evo Morales de Bolivia, Cristina Kirchner de Argentina, Tabaré Vázquez de Uruguay, Michelle Bachelet de Chile, Álvaro Colom, de Guatemala, Daniel Ortega, de Nicaragua y el extremista Hugo Chávez de Venezuela, nos vienen contando otra historia. Mauricio Funes, tiene la posibilidad de revertirla y lograr que El Salvador, entre a una verdadera etapa de cambio. Mientras, la izquierda mexicana, nos sigue divirtiendo cuando no, asqueando con sus arrebatos, mesías frustrados y prácticas descomunalmente antidemocráticas.
Tarjetero
*** James Cheng, embajador de Taiwán en México, ha ofrecido becas para estudiantes chiapanecos en aquel pujante país. La oferta es buena. Ojalá y muchos de los nuestros vayan a prepararse mejor, especialmente porque el gobierno de Ma Ying-jeou, tiene planes de invertir en la entidad. Llama la atención que algunos países orientales tengan puesta la vista en Chiapas. Si en algo se han distinguido aquellos, es en su desarrollo industrial y tecnológico de vanguardia. Y que sus conocimientos e inversiones lleguen a ésta parte de México, es plausible. *** Tiene razón el arzobispo Rogelio Cabrera: se debe analizar el discurso de los candidatos a puestos de elección popular. El chiste es saber si éstos tienen un discurso claro, contundente y creíble. Hasta hoy, no hemos escuchado más que mentiras, simulaciones y más mentiras. Basta ver la lista de candidatos para darnos cuenta que éstos, no ofrecen absolutamente nada. Y si acaso, repasan las mismas mentiras de sus antecesores. Solo volteemos hacia los actuales diputados; ni uno solo ha cumplido nada de lo que ofreció en campaña. Ni siquiera han vuelto a sus distritos a agradecer el voto. Lo que se debe hacer es analizar a los partidos políticos: ninguno ofrece alternativas reales de desarrollo y progreso; están ahí solo para alcanzar el poder, no para ayudar a la gente. *** Luego nos leemos.
http://ksheratto.blogspot.com
ksheratto@hotmail.com
ksheratto@gmail.com
Angel Mario Ksheratto
El presidente electo de El Salvador,
uno más que vería a Estados Unidos
de reojo.

de los países de área, son las institucionales. Gran parte de los recursos financieros y programas asistenciales de procedencia internacional, siguen siendo manejados por organismos dependientes de las decisiones de Estados Unidos. El FMI, el Banco Mundial, Alianza para el Progreso, la OEA, la ONU, todos en buena medida responden a intereses gringos, lo que puede ser, en cierto modo, un dique para que los programas propios de los gobiernos latinoamericanos, se desarrollen con la precisión y el empuje social que se requiere.
Tabaré Vázquez, presidente de Uruguay, es un ejemplo claro del fracaso de la izquierda como gobierno; Vázquez, a pesar de su tendencia socialista y de haber prometido cambios profundos, no ha podido deshacerse del neoliberalismo, política económica que en el fondo, es culpable de la actual crisis financiera mundial. El mismo Luiz Ignacio Lula da Silva, se vio urgido a enfrentarse al núcleo social que lo llevó al poder para mantener los estándares económicos del Brasil, dictados desde las elegantes oficinas del Banco Mundial. La chilena Michelle Bachalet, mantiene un modelo económico intrínsecamente ligado al llamado capitalismo mundial, pese a que en asuntos de política interna, enarbola la bandera de la izquierda, ataca ferozmente las medidas neoliberales y visita al expresidente cubano Fidel Castro, el icono absoluto de la izquierda latinoamericana.
Cierto es que el debate ideológico y parlamentario, lo van ganando las tendencias izquierdistas; en México, no podemos desechar la capacidad de discusión de los políticos de izquierda, pero deploramos sus programas y actitudes. Todavía el fin de semana pasado, volvieron a convertir su proceso electoral interno en otro “cochinero”, cuando todavía no se recupera la sociedad del pasado affaire, en el que dos corrientes dispusieron de toda su capacidad para ensuciarse a sí mismos. En países como Bolivia, Paraguay, Argentina, Nicaragua, Guatemala, Uruguay y ahora El Salvador, la izquierda ha ganado las calles, pero no ha podido lograr una conversión ideológica real que le permita a los gobiernos surgidos de esa tendencia, un equilibrio absoluto de la política doméstica; Daniel Ortega viene siendo acusado de atentar contra las libertades civiles de los nicaragüenses. Es obvio que las rabietas institucionales del mandatario nica, obedecen a la frustración por no poder desprenderse del todo de las políticas financieras norteamericanas.
A Cuba le favoreció la coyuntura de la extinta Unión Soviética; hoy, los izquierdistas latinos buscan aferrarse a los dictados del venezolano Hugo Chávez, cuya actitud rebasa los parámetros normales de un líder con capacidades especiales para sostener un movimiento efectivo contra las fuerzas gringas. De hecho, Chávez ha logrado arrebatar el liderazgo ideológico a Fidel Castro en toda el área. ¿Cuál será, entonces, la estrategia de éstos gobiernos para sobrevivir y dar a sus pueblos lo que necesitan para obtener de éste el respaldo necesario? Hasta ahora, ninguno de los gobiernos de izquierda a podido argumentar nada en su favor. El “cambio” sólo ha sido discurso; en México, Vicente Fox, de la ultra-derecha, recurrió al mismo y he ahí que no vimos ningún cambio. La “nueva primavera” representada en la izquierda, no es el sueño a ojos abiertos que describió recientemente el premier italiano, Romano Prodi. No lo estamos palpando, no lo estamos viendo. Fernando Lugo de Paraguay, Luiz Ignacio Lula Da Silva de Brasil, Evo Morales de Bolivia, Cristina Kirchner de Argentina, Tabaré Vázquez de Uruguay, Michelle Bachelet de Chile, Álvaro Colom, de Guatemala, Daniel Ortega, de Nicaragua y el extremista Hugo Chávez de Venezuela, nos vienen contando otra historia. Mauricio Funes, tiene la posibilidad de revertirla y lograr que El Salvador, entre a una verdadera etapa de cambio. Mientras, la izquierda mexicana, nos sigue divirtiendo cuando no, asqueando con sus arrebatos, mesías frustrados y prácticas descomunalmente antidemocráticas.
Tarjetero
*** James Cheng, embajador de Taiwán en México, ha ofrecido becas para estudiantes chiapanecos en aquel pujante país. La oferta es buena. Ojalá y muchos de los nuestros vayan a prepararse mejor, especialmente porque el gobierno de Ma Ying-jeou, tiene planes de invertir en la entidad. Llama la atención que algunos países orientales tengan puesta la vista en Chiapas. Si en algo se han distinguido aquellos, es en su desarrollo industrial y tecnológico de vanguardia. Y que sus conocimientos e inversiones lleguen a ésta parte de México, es plausible. *** Tiene razón el arzobispo Rogelio Cabrera: se debe analizar el discurso de los candidatos a puestos de elección popular. El chiste es saber si éstos tienen un discurso claro, contundente y creíble. Hasta hoy, no hemos escuchado más que mentiras, simulaciones y más mentiras. Basta ver la lista de candidatos para darnos cuenta que éstos, no ofrecen absolutamente nada. Y si acaso, repasan las mismas mentiras de sus antecesores. Solo volteemos hacia los actuales diputados; ni uno solo ha cumplido nada de lo que ofreció en campaña. Ni siquiera han vuelto a sus distritos a agradecer el voto. Lo que se debe hacer es analizar a los partidos políticos: ninguno ofrece alternativas reales de desarrollo y progreso; están ahí solo para alcanzar el poder, no para ayudar a la gente. *** Luego nos leemos.
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