Fichero Político
Angel Mario Ksheratto
Opiniones divididas y conjeturas,
tras el traslado del exfiscal al
penal de Nayarit-
Conforme pasan los días, el caso Mariano Herrán va tomando distintas formas; su traslado a un penal lejos de Chiapas ha desatado conjeturas y dividido opiniones. Para algunos, la cárcel de Nayarit le significa una puerta de salida; para otros, es el indicio de una mayor actuación de la Federación en contra del exfiscal antidrogas, a quien le han encontrado incuantificables propiedades, cuentas bancarias, alhajas y vehículos de lujo que, según especialistas, no pudo haber adquirido con el sueldo de funcionario público que devengó durante los años en que estuvo al servicio de algunas dependencias. Quienes consideran que el exfiscal de la dictadura está a un paso de la libertad tras su traslado al Penal de Nayarit,
recurren a la probable reacción de los mencionados en la dramática carta que Herrán escribió en las primeras horas de su detención en Chiapas, en la que pide ayuda de funcionarios de alto nivel, la jerarquía católica, políticos y presuntos miembros del crimen organizado. Versiones inciertas hay en el sentido que el expresidente Ernesto Zedillo, pudo haber intervenido ante Felipe Calderón para lograr la liberación de quien fue su carta de presentación ante el crimen organizado durante su mandato; tales versiones no han sido aclaradas por ninguna de las partes involucradas. El discurso presidencial, sin embargo, dice lo contrario: “No habrá pactos con los que busquen impunidad ni tregua para los que violenten las leyes”, ha sostenido una y otra vez el mandatario mexicano. Le creemos.
En contraparte, los que piensan que el traslado de Herrán Salvatti a una cárcel de máxima seguridad –reservada exclusivamente para delincuentes de alta peligrosidad (por cierto, cuando el ahora indiciado fungía como Fiscal de la dictadura, ordenó mi confinamiento en el área de “alta peligrosidad” del Amate… ¿Qué sentirá ahora?)– afianzan su postura, precisamente en el compromiso de Felipe Calderón para erradicar la impunidad, la corrupción y el abuso de autoridad. Además, recuerdan que el exfiscal tiene en su haber, la averiguación previa 241/2008, dentro del marco de la llamada “Operación Limpieza”, acción que ha procurado la caída y procesamiento penal de varios exfuncionarios presuntamente coludidos con los grupos armados al servicio del narcotráfico. Y una averiguación previa por posesión de armas de uso exclusivo del Ejército. La semana pasada, la ahora Procuraduría de Justicia del Estado, cumplimentó tres órdenes de aprehensión más contra Herrán Salvatti por los delitos de peculado, ejercicio indebido del servicio público, abuso de autoridad, coalición de servidores públicos y asociación delictuosa. ¿Hay, entonces, posibilidad alguna que salga tan pronto como sus amigos respinguen ante las autoridades? Por lo que hemos observado, las averiguaciones previas están debidamente sustentadas; esto, en materia de delitos contra el erario. En cuanto al asunto de abuso de autoridad y otros relacionados con sus acciones como exfiscal, debemos recordar que ahí están las acusaciones ministeriales que en su contra enderezaron los exfuncionarios alboristas, quienes se quejan de haber sido víctimas de despojos, abusos, vejaciones, invención de delitos y mucho más, lo cual, lo sabemos bien, es cierto. Eso sin contar con cientos de agravios cometidos contra ciudadanos inocentes, a quienes se les privó ilegalmente de la libertad.
Taxista ¿amigo?
Don Ricardo Pérez Mayor, taxista de muchos años en Tuxtla, manejaba despreocupado por la calzada “Fidel Velásquez”, a la altura del estadio “Víctor Manuel Reyna”; hablábamos del clima caluroso cuando el semáforo de la esquina, se pintó de rojo. Entró una llamada a mi celular y me dispuse a responder… De pronto, el golpe seco. Hasta la puerta del pasajero, volaron los lentes de don Ricardo, de más de 60 años de edad. Voltee y ví dos manos que trataban de asfixiar al señor. Algo balbuceaba el tipo que lo sujetaba. Don Ricardo trataba desesperadamente de desabrochar el cinturón de seguridad. Cuando lo logró, salió del taxi y encaró al delincuente que le estaba golpeando. Corrió hasta otro taxi estacionado atrás del de donde yo viajaba. Era un hombre alto, fornido, moreno… más bien morado. Pensé que era un pleito añejo. No. El energúmeno que atacó al anciano taxista, refunfuñaba y reclamaba que le venía cerrando el paso. Intervienen los transeúntes y se van contra el conductor del taxi con número económico 12-27. Se acobardó y se metió a su unidad. Marqué al número de emergencia. Largo interrogatorio, innecesario, inútil. Cuando di los datos del agresor, éste ya había escapado, como todo cobarde. Nunca llegó el auxilio policial. Llamé a José Rubén Cruz Aguilera, director de Tránsito Municipal. Se comprometió a detener de inmediato al taxista agresor a la brevedad posible. Pasaron 15 días. El viernes me llamó para anunciar que por fin, había sido detenido. Le di el número de teléfono de don Ricardo para que le llamaran y fuera a identificar al delincuente disfrazado de taxista. ¿Delincuente? Sí. ¿Cómo llamar a un hombre que sin razón alguna golpea a un anciano que no le ha hecho nada? ¿Acaso no es delito maltratar a las personas de la tercera edad? Así lo establecen las leyes. Cúmplase lo que éstas mandan. Los lentes de don Ricardo quedaron en mal estado; los necesita. Agravante para el agresor: atacar a una persona discapacitada de la vista. José Rubén me ha dicho que se sancionará al dueño del taxi. ¿Y el agresor? ¿Seguirá libre en las calles agrediendo a quien se le ponga enfrente? No lo sabemos. Mientras no se le ponga un correctivo ejemplar, éste seguirá haciendo de las suyas. Es cuestión de justicia, no de complacencias.
Tarjetero
*** Amadeo Espinosa, pablista empedernido, busca afanosamente curules para una causa: salvar a Pablo Abner Salazar de los Tribunales. Según ha dicho él mismo, los pablistas deben recuperar el poder y para ello, busca alianzas por todos lados. ¿De dónde está sacando recursos para esa campaña? Sería interesante investigarlo. *** Luego nos leemos.
http://ksheratto.blogspot.com
ksheratto@gmail.com
ksheratto@hotmail.com
Angel Mario Ksheratto
Opiniones divididas y conjeturas,
tras el traslado del exfiscal al
penal de Nayarit-

recurren a la probable reacción de los mencionados en la dramática carta que Herrán escribió en las primeras horas de su detención en Chiapas, en la que pide ayuda de funcionarios de alto nivel, la jerarquía católica, políticos y presuntos miembros del crimen organizado. Versiones inciertas hay en el sentido que el expresidente Ernesto Zedillo, pudo haber intervenido ante Felipe Calderón para lograr la liberación de quien fue su carta de presentación ante el crimen organizado durante su mandato; tales versiones no han sido aclaradas por ninguna de las partes involucradas. El discurso presidencial, sin embargo, dice lo contrario: “No habrá pactos con los que busquen impunidad ni tregua para los que violenten las leyes”, ha sostenido una y otra vez el mandatario mexicano. Le creemos.
En contraparte, los que piensan que el traslado de Herrán Salvatti a una cárcel de máxima seguridad –reservada exclusivamente para delincuentes de alta peligrosidad (por cierto, cuando el ahora indiciado fungía como Fiscal de la dictadura, ordenó mi confinamiento en el área de “alta peligrosidad” del Amate… ¿Qué sentirá ahora?)– afianzan su postura, precisamente en el compromiso de Felipe Calderón para erradicar la impunidad, la corrupción y el abuso de autoridad. Además, recuerdan que el exfiscal tiene en su haber, la averiguación previa 241/2008, dentro del marco de la llamada “Operación Limpieza”, acción que ha procurado la caída y procesamiento penal de varios exfuncionarios presuntamente coludidos con los grupos armados al servicio del narcotráfico. Y una averiguación previa por posesión de armas de uso exclusivo del Ejército. La semana pasada, la ahora Procuraduría de Justicia del Estado, cumplimentó tres órdenes de aprehensión más contra Herrán Salvatti por los delitos de peculado, ejercicio indebido del servicio público, abuso de autoridad, coalición de servidores públicos y asociación delictuosa. ¿Hay, entonces, posibilidad alguna que salga tan pronto como sus amigos respinguen ante las autoridades? Por lo que hemos observado, las averiguaciones previas están debidamente sustentadas; esto, en materia de delitos contra el erario. En cuanto al asunto de abuso de autoridad y otros relacionados con sus acciones como exfiscal, debemos recordar que ahí están las acusaciones ministeriales que en su contra enderezaron los exfuncionarios alboristas, quienes se quejan de haber sido víctimas de despojos, abusos, vejaciones, invención de delitos y mucho más, lo cual, lo sabemos bien, es cierto. Eso sin contar con cientos de agravios cometidos contra ciudadanos inocentes, a quienes se les privó ilegalmente de la libertad.
Taxista ¿amigo?
Don Ricardo Pérez Mayor, taxista de muchos años en Tuxtla, manejaba despreocupado por la calzada “Fidel Velásquez”, a la altura del estadio “Víctor Manuel Reyna”; hablábamos del clima caluroso cuando el semáforo de la esquina, se pintó de rojo. Entró una llamada a mi celular y me dispuse a responder… De pronto, el golpe seco. Hasta la puerta del pasajero, volaron los lentes de don Ricardo, de más de 60 años de edad. Voltee y ví dos manos que trataban de asfixiar al señor. Algo balbuceaba el tipo que lo sujetaba. Don Ricardo trataba desesperadamente de desabrochar el cinturón de seguridad. Cuando lo logró, salió del taxi y encaró al delincuente que le estaba golpeando. Corrió hasta otro taxi estacionado atrás del de donde yo viajaba. Era un hombre alto, fornido, moreno… más bien morado. Pensé que era un pleito añejo. No. El energúmeno que atacó al anciano taxista, refunfuñaba y reclamaba que le venía cerrando el paso. Intervienen los transeúntes y se van contra el conductor del taxi con número económico 12-27. Se acobardó y se metió a su unidad. Marqué al número de emergencia. Largo interrogatorio, innecesario, inútil. Cuando di los datos del agresor, éste ya había escapado, como todo cobarde. Nunca llegó el auxilio policial. Llamé a José Rubén Cruz Aguilera, director de Tránsito Municipal. Se comprometió a detener de inmediato al taxista agresor a la brevedad posible. Pasaron 15 días. El viernes me llamó para anunciar que por fin, había sido detenido. Le di el número de teléfono de don Ricardo para que le llamaran y fuera a identificar al delincuente disfrazado de taxista. ¿Delincuente? Sí. ¿Cómo llamar a un hombre que sin razón alguna golpea a un anciano que no le ha hecho nada? ¿Acaso no es delito maltratar a las personas de la tercera edad? Así lo establecen las leyes. Cúmplase lo que éstas mandan. Los lentes de don Ricardo quedaron en mal estado; los necesita. Agravante para el agresor: atacar a una persona discapacitada de la vista. José Rubén me ha dicho que se sancionará al dueño del taxi. ¿Y el agresor? ¿Seguirá libre en las calles agrediendo a quien se le ponga enfrente? No lo sabemos. Mientras no se le ponga un correctivo ejemplar, éste seguirá haciendo de las suyas. Es cuestión de justicia, no de complacencias.
Tarjetero
*** Amadeo Espinosa, pablista empedernido, busca afanosamente curules para una causa: salvar a Pablo Abner Salazar de los Tribunales. Según ha dicho él mismo, los pablistas deben recuperar el poder y para ello, busca alianzas por todos lados. ¿De dónde está sacando recursos para esa campaña? Sería interesante investigarlo. *** Luego nos leemos.
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