Fichero Político
Angel Mario Ksheratto
No pesa ni duele la despedida de
López Obrador de las filas del PRD.
¡Qué pena! ¡Qué tristeza! ¡Qué tragedia! El anuncio de Andrés Manuel López Obrador en el sentido que dejará sola a la dirigencia nacional del partido que le ha prestado sus cochinas siglas para buscar la silla más grande del país, cimbró al país entero; lo redujo a pena nacional y le obliga a refundarse, a buscar su otro “yo”. ¡Ja! Si así fuera. Pero no. Nada de eso ha pasado. La rabieta del tabasqueño, ni aflige ni afloja a nadie; eso sí, desnuda las tercas ambiciones de un politiquero quintacolumnista que no vio aseguradas sus aspiraciones personales en el cochinero electoral interno y por ello, opta por la graciosa huida y deja, por fin, libre a ése partido para que, en medio de sus antidemocráticos actos, busque el camino que mejor le convenga. No es, pues, de lamentarse el berrinche; es para reírse, para festejar a tambor batiente, toda vez que el señor López Obrador, lejos de ser un dirigente moral con estatura y ética partidista, se convirtió en la piedra en el zapato de un partido que se violó a sí mismo y se alejó de los principios rectores que lo hicieron nacer tras aquel escandaloso fraude que dio a Carlos Salinas de Gortari la Presidencia de la República y dejó a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano sin ninguna otra opción que la revuelta pacífica e inteligente.
Esto último es lo que le ha hecho mucha falta a Andrés Manuel: sapiencia y cordura. El arrebato, la soberbia y la falta de talento político lo alejaron de las bases perredistas y desde luego, de la inmensa mayoría de mexicanos que si bien votó masivamente por él, no fue suficiente ése apoyo para que alcanzase su sueño dorado. Tras la derrota, vino el berrinche y a la par de éste, el repudio de todos los mexicanos que no estuvieron dispuestos a soportar sus desplantes, insultos y mediocridades. Fue el mismo PRD el que se convirtió en víctima de su aberrante prepotencia oposicionista. Lo arrastró por caminos sin retorno, lo condujo a una elección interna desaseada y lo sentó en un cochinero del que ni las peticiones de perdón, ni las explicaciones desbordadas han podido limpiarlo. Los analistas serios del fenómeno lopezobradorista, terminaron por admitir que el peor enemigo de la izquierda mexicana, era el excandidato presidencial. No les faltó razón. Muchísima gente de la izquierda que no compartía las formas de lucha (ó más bien, las rabietas del tabasqueño) se alejaron del PRD para no ser cómplices de la traición que encabezaba López Obrador. Otros, sencillamente, se hicieron a un lado y muchos más, emigraron a otras siglas. No les dejó ninguna opción. Ahora, cuando el barco termina por echar las últimas bocanadas de aire, el frustrado candidato de la desesperanza, se larga, como quien ha hecho bien su trabajo. Si lo que quería era desbordar a su propio partido, podemos decir con franca certeza que lo logró. Del PRD quedan las siglas y el recuerdo permanente de un cochinero que no termina de limpiarse.
¿A quién puede preocuparle que se vaya Andrés Manuel del PRD? Las bases que alega tener de su parte, son nimias, casi imperceptibles. Y deja el camino libre a Marcelo Ebrard para que se lance a la aventura de buscar la Presidencia de la República bajo las puercas siglas del partido que finalmente, no es de izquierda; es de una turba de tribus infestadas de ambiciones y sedientas de lucro para medrar con la pobreza, la marginación y las necesidades de millones de mexicanos que viven en condiciones deplorables. Hay quienes aseguran que la salida de López Obrador del PRD, aparte de una traición, es un suicidio anunciado que lo arrastra a la pena de seguir usufructuando la sensación de fraude que lo colocó en la disyuntiva de quedarse ó irse. Optó por lo último y seguramente, se quedará sin nada. Qué bien para el PRD porque ahora, sin el caudillismo irrespetuoso y arbitrario de Andrés Manuel, quizá pueda recuperarse en algo, si es que su dirigencia, hija del cochinero, tiene la capacidad e inteligencia para remontar la basura en que se mueve. La izquierda mexicana, que antaño gozaba de respeto y respaldo, no se merecía un caudillismo de esa naturaleza. Las nuevas condiciones, esperemos, les sirvan de algo. Ojalá.
Tarjetero
*** Ayer rindió su informe de labores el alcalde de Comitán, Eduardo Ramírez Aguilar; asistió, en representación del gobernador Juan Sabines Guerrero, el Secretario de Turismo, Roberto Albores Gleasson. Ramírez Aguilar sostuvo que mantendrá su lucha “contra la injusticia social, contra la pobreza, contra la falta de escuelas y de centros de salud, de caminos. “Continuaremos luchando por mejoras en obras y servicios urbanos y contra la falta de mejores condiciones de vida que se han convertido en asuntos prioritarios”, dijo. *** La presencia de Albores Gleasson en ese evento al que también asistió el senador Manuel Velasco Coello, desmiente los insistentes rumores en torno a su posible remoción del cargo, según se decía, porque las moribundas fuerzas priístas lo reclamaban en un escaño federal. Hace una semana, en San Juan Chamula, el titular de Turismo, confió a éste columnista que no se va de candidato, que ahí donde le ha puesto Sabines está a gusto. *** Para mi amigo y colega Roberto Domínguez Cortés, un abrazo solidario en espera que el problema familiar en el que está inmerso, se resuelva conforme a derecho. *** El alcalde de Ocozocoautla, Francisco Javier Chambé Morales, está siendo acusado de muchas faltas. La exigencia es que se vaya del cargo. Sí, escribí “alcalde”, porque a pesar que Chambé funge como Secretario Municipal, en realidad es quien manda, ordena, descompone y destruye. La alcaldesa, no vale, dicen, ni para servir el café ni lavar los platos. Y no es discriminación, es una lamentable realidad. Pero en fin, allá ellos. *** Saraín Osorio, exdiputado perredista, acusado de varios fraudes, no tiene tantita vergüenza. Es coyote de la misma loma donde se esconden los pablistas, pero no por ello aprovecha para hacerse notar. Él es parte del saqueo de los pablistas. Él también debe ser investigado. *** Luego nos leemos.
http://ksheratto.blogspot.com
ksheratto@gmail.com
ksheratto@hotmail.com
Angel Mario Ksheratto
No pesa ni duele la despedida de
López Obrador de las filas del PRD.
¡Qué pena! ¡Qué tristeza! ¡Qué tragedia! El anuncio de Andrés Manuel López Obrador en el sentido que dejará sola a la dirigencia nacional del partido que le ha prestado sus cochinas siglas para buscar la silla más grande del país, cimbró al país entero; lo redujo a pena nacional y le obliga a refundarse, a buscar su otro “yo”. ¡Ja! Si así fuera. Pero no. Nada de eso ha pasado. La rabieta del tabasqueño, ni aflige ni afloja a nadie; eso sí, desnuda las tercas ambiciones de un politiquero quintacolumnista que no vio aseguradas sus aspiraciones personales en el cochinero electoral interno y por ello, opta por la graciosa huida y deja, por fin, libre a ése partido para que, en medio de sus antidemocráticos actos, busque el camino que mejor le convenga. No es, pues, de lamentarse el berrinche; es para reírse, para festejar a tambor batiente, toda vez que el señor López Obrador, lejos de ser un dirigente moral con estatura y ética partidista, se convirtió en la piedra en el zapato de un partido que se violó a sí mismo y se alejó de los principios rectores que lo hicieron nacer tras aquel escandaloso fraude que dio a Carlos Salinas de Gortari la Presidencia de la República y dejó a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano sin ninguna otra opción que la revuelta pacífica e inteligente.Esto último es lo que le ha hecho mucha falta a Andrés Manuel: sapiencia y cordura. El arrebato, la soberbia y la falta de talento político lo alejaron de las bases perredistas y desde luego, de la inmensa mayoría de mexicanos que si bien votó masivamente por él, no fue suficiente ése apoyo para que alcanzase su sueño dorado. Tras la derrota, vino el berrinche y a la par de éste, el repudio de todos los mexicanos que no estuvieron dispuestos a soportar sus desplantes, insultos y mediocridades. Fue el mismo PRD el que se convirtió en víctima de su aberrante prepotencia oposicionista. Lo arrastró por caminos sin retorno, lo condujo a una elección interna desaseada y lo sentó en un cochinero del que ni las peticiones de perdón, ni las explicaciones desbordadas han podido limpiarlo. Los analistas serios del fenómeno lopezobradorista, terminaron por admitir que el peor enemigo de la izquierda mexicana, era el excandidato presidencial. No les faltó razón. Muchísima gente de la izquierda que no compartía las formas de lucha (ó más bien, las rabietas del tabasqueño) se alejaron del PRD para no ser cómplices de la traición que encabezaba López Obrador. Otros, sencillamente, se hicieron a un lado y muchos más, emigraron a otras siglas. No les dejó ninguna opción. Ahora, cuando el barco termina por echar las últimas bocanadas de aire, el frustrado candidato de la desesperanza, se larga, como quien ha hecho bien su trabajo. Si lo que quería era desbordar a su propio partido, podemos decir con franca certeza que lo logró. Del PRD quedan las siglas y el recuerdo permanente de un cochinero que no termina de limpiarse.
¿A quién puede preocuparle que se vaya Andrés Manuel del PRD? Las bases que alega tener de su parte, son nimias, casi imperceptibles. Y deja el camino libre a Marcelo Ebrard para que se lance a la aventura de buscar la Presidencia de la República bajo las puercas siglas del partido que finalmente, no es de izquierda; es de una turba de tribus infestadas de ambiciones y sedientas de lucro para medrar con la pobreza, la marginación y las necesidades de millones de mexicanos que viven en condiciones deplorables. Hay quienes aseguran que la salida de López Obrador del PRD, aparte de una traición, es un suicidio anunciado que lo arrastra a la pena de seguir usufructuando la sensación de fraude que lo colocó en la disyuntiva de quedarse ó irse. Optó por lo último y seguramente, se quedará sin nada. Qué bien para el PRD porque ahora, sin el caudillismo irrespetuoso y arbitrario de Andrés Manuel, quizá pueda recuperarse en algo, si es que su dirigencia, hija del cochinero, tiene la capacidad e inteligencia para remontar la basura en que se mueve. La izquierda mexicana, que antaño gozaba de respeto y respaldo, no se merecía un caudillismo de esa naturaleza. Las nuevas condiciones, esperemos, les sirvan de algo. Ojalá.
Tarjetero
*** Ayer rindió su informe de labores el alcalde de Comitán, Eduardo Ramírez Aguilar; asistió, en representación del gobernador Juan Sabines Guerrero, el Secretario de Turismo, Roberto Albores Gleasson. Ramírez Aguilar sostuvo que mantendrá su lucha “contra la injusticia social, contra la pobreza, contra la falta de escuelas y de centros de salud, de caminos. “Continuaremos luchando por mejoras en obras y servicios urbanos y contra la falta de mejores condiciones de vida que se han convertido en asuntos prioritarios”, dijo. *** La presencia de Albores Gleasson en ese evento al que también asistió el senador Manuel Velasco Coello, desmiente los insistentes rumores en torno a su posible remoción del cargo, según se decía, porque las moribundas fuerzas priístas lo reclamaban en un escaño federal. Hace una semana, en San Juan Chamula, el titular de Turismo, confió a éste columnista que no se va de candidato, que ahí donde le ha puesto Sabines está a gusto. *** Para mi amigo y colega Roberto Domínguez Cortés, un abrazo solidario en espera que el problema familiar en el que está inmerso, se resuelva conforme a derecho. *** El alcalde de Ocozocoautla, Francisco Javier Chambé Morales, está siendo acusado de muchas faltas. La exigencia es que se vaya del cargo. Sí, escribí “alcalde”, porque a pesar que Chambé funge como Secretario Municipal, en realidad es quien manda, ordena, descompone y destruye. La alcaldesa, no vale, dicen, ni para servir el café ni lavar los platos. Y no es discriminación, es una lamentable realidad. Pero en fin, allá ellos. *** Saraín Osorio, exdiputado perredista, acusado de varios fraudes, no tiene tantita vergüenza. Es coyote de la misma loma donde se esconden los pablistas, pero no por ello aprovecha para hacerse notar. Él es parte del saqueo de los pablistas. Él también debe ser investigado. *** Luego nos leemos.
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