Fichero Político
Angel Mario Ksheratto
Ricardo Delfino Natareno López,
alcalde de Santa Cruz del Quiché.
Nada. Simplemente nada se logró en materia de seguridad en los cien días que se fijaron como plazo para encontrar soluciones con resultados en la lucha contra el crimen que ahora sí, queda demostrado que está muy bien organizado, de tal manera que el Gobierno Federal, queda en absoluta desnudez y la sociedad, en triste indefensión. Apenas ayer seguía la Cámara de Diputados en una amarga disputa por encontrar pequeños alicientes a la grave crisis de seguridad, con la ya tradicional oposición del PRD, que fincó su postura en la no sobrerrepresentación, asunto que llama poderosamente la atención, toda vez que en términos estrictamente constitucionales, se desliga al Jefe del Ejecutivo de una responsabilidad absolutamente suya y se pretende dejar la operatividad del Consejo Consultivo de Seguridad Pública en manos extrañas al ámbito de la competencia Federal. Esto, en términos legales, es una pretensión que extraña, pero que también convoca a la sospecha y llama a una reflexión de fondo, toda vez que la postura de ése partido, no solo rompe con acuerdos de beneficio general, sino que además, conduce a la sociedad a un terreno de alto riesgo para la seguridad nacional.
Suponiendo que los opositores a la Ley de Seguridad tuviesen algún fundamento político para intentar reventar un gran acuerdo nacional (como ya sucedió en la parte elemental), no lo tienen en lo ético, pues un argumento presentado ayer por el diputado perredista Juan Guerra, es que “todavía hay mucho tiempo” llegando a vaticinar sin remordimiento alguno que podría ser hasta enero ó febrero cuando se retome el tema en el Pleno del Congreso. Esto es inaceptable. Los mexicanos están urgidos de acciones concretas contra la inseguridad y la violencia, no de astutos como irreconciliables métodos de deliberada y dolosa retardación de soluciones a un problema que se extiende rápidamente por todo el país. A la irracional postura del PRD se une la ineficacia del Gobierno Federal para encontrar soluciones alternas que no tengan qué pasar por una Cámara de Diputados secuestrada por un grupo de presuntos representantes populares que ven en los acuerdos para alcanzar la seguridad de todos, la oportunidad para fortalecer sus ambiciones electorales, una ambición que, afortunadamente para los mexicanos, se diluye en una sociedad que empieza a ver a éstos señores, no como opositores inteligentes, sino como bandidos que lucran con las exigencias sociales. Llamarlos a la cordura y exigirles respeto a los mexicanos, es un grito en el desierto; ni lo oirán, ni lo atenderán. A ellos solo les interesa su bienestar político. Al Gobierno Federal en cambio, debería serle de urgencia encontrar métodos más aplicados y urgentes, pues es su responsabilidad garantizar a los ciudadanos, una vida digna y segura. Cien días han sido suficientes para saber que hay series ineficiencias y poca voluntad para ofrecer a los mexicanos la seguridad que requieren para vivir en armonía y en santa paz. Han sido suficientes para que los que no han podido con el encargo, se alejen de las mieles del poder y dejen el espacio para gente con deseos de trabajar en beneficio de todos. “Si no pueden, que renuncien”, fue la advertencia, no de un padre adolorido por el secuestro y asesinato de su hijo, sino de millones de mexicanos que se instalaron en los zapatos de él y decidieron, con riguroso silencio, gritar su exigencia. Ojalá lo entiendan y nos den una lección de inteligencia.
Generoso ejemplo
Nunca suelo escribir sobre los congresos, cumbres, encuentros, asambleas y reuniones de periodistas a las que hacen el favor de invitarme; ésta vez lo haré por la grata impresión que ha dejado un hombre que, despojado de su investidura oficial, fungió de cocinero, mesero, maestro de ceremonias y hasta chofer. Me refiero a Ricardo Delfino Natareno López, alcalde de la ciudad de Santa Cruz del Quiché, cabecera municipal del departamento guatemalteco de El Quiché. Conozco a cientos de políticos que durante sus campañas electorales, son amables hasta tocar los extremos de la ridiculez; una vez instalados en el cargo, se olvidan de la gente y se cobijan en un protocolo que los aleja de sus gobernados. Este hombre no. A los periodistas de Tuxtla Gutiérrez, Tonalá, San Cristóbal de las Casas, Comitán, Tapachula, Huixtla, San Marcos, Quetzaltenango, Huehuetenango, El Quiché y la Ciudad de Guatemala, nos sorprendió ver que el alcalde, servía los platos, ofrecía bebidas, pasaba las servilletas y tomaba el micrófono para dar la bienvenida a los asistentes al Congreso de Periodistas que se celebró en la Ciudad que gobierna. Y no solo ofrecía sus servicios a los periodistas, sino a los demás invitados, incluyendo a los policías que nos fueron asignados de escoltas desde que entramos por La Mesilla hasta la capital chapina y de regreso a Santa Cruz del Quiché. Se dice que un líder predica con el ejemplo; todo su cuerpo edilicio –concejales, síndicos y personal administrativo–, se unió a su peculiar forma de atender a los visitantes. Desde el gerente (tesorero) hasta las secretarias, tomaron su delantal y se dedicaron a atendernos. Sencillamente impresionante. El domingo al medio día, durante un recorrido por el mercado, le vimos tratando con su gente. Nadie se acercó a pedirle nada. “No necesitamos este tipo de eventos para poder ver al alcalde; nos atiende a la hora que sea y donde sea”, nos dijo una mujer que hacía sus compras. Bastó con saludarlo como a cualquier ciudadano para darnos cuenta que no mentía. Y si hablamos de la generosidad de la gente de Santa Cruz del Quiché, nada más qué agregar que fue fenomenal. Ojalá tuviésemos en Chiapas a un político así.
Tarjetero
*** El Ayuntamiento de Cintalapa, bajo sospecha; ya es la tercera ocasión en que misteriosamente, desparece dinero de la comuna. El alcalde Alexander Trinidad, siempre ha encontrado a quién echarle la culpa, pero no ha convencido a la ciudadanía que no le cree ni media palabra. Es razonable. *** Luego nos leemos.
http://ksheratto.blogspot.com
ksheratto@hotmail.com
ksheratto@gmail.com
Angel Mario Ksheratto
Ricardo Delfino Natareno López,
alcalde de Santa Cruz del Quiché.
Suponiendo que los opositores a la Ley de Seguridad tuviesen algún fundamento político para intentar reventar un gran acuerdo nacional (como ya sucedió en la parte elemental), no lo tienen en lo ético, pues un argumento presentado ayer por el diputado perredista Juan Guerra, es que “todavía hay mucho tiempo” llegando a vaticinar sin remordimiento alguno que podría ser hasta enero ó febrero cuando se retome el tema en el Pleno del Congreso. Esto es inaceptable. Los mexicanos están urgidos de acciones concretas contra la inseguridad y la violencia, no de astutos como irreconciliables métodos de deliberada y dolosa retardación de soluciones a un problema que se extiende rápidamente por todo el país. A la irracional postura del PRD se une la ineficacia del Gobierno Federal para encontrar soluciones alternas que no tengan qué pasar por una Cámara de Diputados secuestrada por un grupo de presuntos representantes populares que ven en los acuerdos para alcanzar la seguridad de todos, la oportunidad para fortalecer sus ambiciones electorales, una ambición que, afortunadamente para los mexicanos, se diluye en una sociedad que empieza a ver a éstos señores, no como opositores inteligentes, sino como bandidos que lucran con las exigencias sociales. Llamarlos a la cordura y exigirles respeto a los mexicanos, es un grito en el desierto; ni lo oirán, ni lo atenderán. A ellos solo les interesa su bienestar político. Al Gobierno Federal en cambio, debería serle de urgencia encontrar métodos más aplicados y urgentes, pues es su responsabilidad garantizar a los ciudadanos, una vida digna y segura. Cien días han sido suficientes para saber que hay series ineficiencias y poca voluntad para ofrecer a los mexicanos la seguridad que requieren para vivir en armonía y en santa paz. Han sido suficientes para que los que no han podido con el encargo, se alejen de las mieles del poder y dejen el espacio para gente con deseos de trabajar en beneficio de todos. “Si no pueden, que renuncien”, fue la advertencia, no de un padre adolorido por el secuestro y asesinato de su hijo, sino de millones de mexicanos que se instalaron en los zapatos de él y decidieron, con riguroso silencio, gritar su exigencia. Ojalá lo entiendan y nos den una lección de inteligencia.
Generoso ejemplo
Nunca suelo escribir sobre los congresos, cumbres, encuentros, asambleas y reuniones de periodistas a las que hacen el favor de invitarme; ésta vez lo haré por la grata impresión que ha dejado un hombre que, despojado de su investidura oficial, fungió de cocinero, mesero, maestro de ceremonias y hasta chofer. Me refiero a Ricardo Delfino Natareno López, alcalde de la ciudad de Santa Cruz del Quiché, cabecera municipal del departamento guatemalteco de El Quiché. Conozco a cientos de políticos que durante sus campañas electorales, son amables hasta tocar los extremos de la ridiculez; una vez instalados en el cargo, se olvidan de la gente y se cobijan en un protocolo que los aleja de sus gobernados. Este hombre no. A los periodistas de Tuxtla Gutiérrez, Tonalá, San Cristóbal de las Casas, Comitán, Tapachula, Huixtla, San Marcos, Quetzaltenango, Huehuetenango, El Quiché y la Ciudad de Guatemala, nos sorprendió ver que el alcalde, servía los platos, ofrecía bebidas, pasaba las servilletas y tomaba el micrófono para dar la bienvenida a los asistentes al Congreso de Periodistas que se celebró en la Ciudad que gobierna. Y no solo ofrecía sus servicios a los periodistas, sino a los demás invitados, incluyendo a los policías que nos fueron asignados de escoltas desde que entramos por La Mesilla hasta la capital chapina y de regreso a Santa Cruz del Quiché. Se dice que un líder predica con el ejemplo; todo su cuerpo edilicio –concejales, síndicos y personal administrativo–, se unió a su peculiar forma de atender a los visitantes. Desde el gerente (tesorero) hasta las secretarias, tomaron su delantal y se dedicaron a atendernos. Sencillamente impresionante. El domingo al medio día, durante un recorrido por el mercado, le vimos tratando con su gente. Nadie se acercó a pedirle nada. “No necesitamos este tipo de eventos para poder ver al alcalde; nos atiende a la hora que sea y donde sea”, nos dijo una mujer que hacía sus compras. Bastó con saludarlo como a cualquier ciudadano para darnos cuenta que no mentía. Y si hablamos de la generosidad de la gente de Santa Cruz del Quiché, nada más qué agregar que fue fenomenal. Ojalá tuviésemos en Chiapas a un político así.
Tarjetero
*** El Ayuntamiento de Cintalapa, bajo sospecha; ya es la tercera ocasión en que misteriosamente, desparece dinero de la comuna. El alcalde Alexander Trinidad, siempre ha encontrado a quién echarle la culpa, pero no ha convencido a la ciudadanía que no le cree ni media palabra. Es razonable. *** Luego nos leemos.
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