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Silencio ensordecedor

Fichero Político

Angel Mario Ksheratto


El fracaso de la lucha contra el crimen
organizado, será el fracaso de todos los
políticos
, sean del partido que sean.
Fueron miles, muchos miles. Nadie ha querido acercar cifras; tiene su propia lógica y una razón de fondo: creer que todo México se solidarizó ante el pánico generalizado que ha concebido la creciente ola de violencia y que unas horas antes de la marcha, cobró decenas de víctimas en todo el país. Frente a la fuerza de los ciudadanos, la ineficacia de las autoridades, el desdén de algunas de éstas y la desproporcionada retahíla de ofrecimientos de acción contra la delincuencia organizada. La impunidad por un lado, la corrupción por el otro; ambos factores del lado del crimen y alejados de un gobierno que escasamente ha tenido influencia en algunos medios para
tratar de controlar el flujo de información sobre los actos de extrema violencia.
Todos, incluso el Gobierno Federal, hablan de la complicidad de los jueces y policías con las bandas delictivas, pero no se busca sanear a las instituciones presuntamente involucradas en la protección de los forajidos; los cuerpos de seguridad, se dice, están infiltrados. Cientos de policías han sido señalados de pertenecer a grupos armados al margen de la ley, pero ahí siguen campantes, sabedores que la ley no les podrá alcanzar hasta que no exista voluntad plena del Gobierno para aplicarles el correctivo necesario. “Hacemos propias las exigencias ciudadanas”, ha respondido el Presidente Calderón al contingente de miles que marcharon el sábado por la noche; logró entender que aparte del cargado repudio a los delincuentes, iba un severo reclamo social a su gobierno, cuyos resultados en materia de seguridad son escasos, casi nulos.
La exigencia de todo el país, también es para los gobernadores; ha sido notorio el distanciamiento de éstos con los programas federales de seguridad, especialmente en el Distrito Federal, donde la violencia ha descargado sus mayores golpes. Mientras los políticos se han peleado hasta por la bolsa de los mandados, los delincuentes han esparcido su teoría del miedo mediante actos de brutalidad incomprensible. Quince decapitados en menos de 24 horas, 12 de éstos en la pacífica Mérida, capital yucateca. Y otras decenas de secuestrados, ejecutados y desaparecidos. Rijosidad institucional, ineficiencia y catastrófica negligencia oficial que de pronto, se ubica en un callejón sin más salida que la admisión de yerros y la oferta de redoblar esfuerzos contra la delincuencia.
Casi paralelo a la marcha, se supo de importantes detenciones de presuntos sicarios, especialmente de posibles involucrados en la masacre de Mérida; se supo también que la mayoría de las víctimas de aquella sangrienta jornada, eran narcomenudistas y exconvictos de diversos delitos. En la televisión, los tres detenidos confesaron haber participado en uno de los asesinatos; se les veía agitados, a punto de desmayo, pese a su complexión. En Comitán, un arsenal de armas nunca antes decomisado, fue presentado a los medios. Pero no convence a la ciudadanía; la urgencia, le han dicho al Presidente Calderón, es erradicar al crimen desde las estructuras del poder mismo. Es decir, empezar la limpieza por la casa. Hace unos días se supo de la liberación de un exfuncionario de Oaxaca, a quien una de sus víctimas reconoció como el jefe de una banda de delincuentes que lo mantuvo secuestrado por cuya liberación su familia pagó una cantidad millonaria. Ese mismo juez exoneró al expresidente Luís Echeverría Álvarez de crímenes de lesa humanidad y otorgó la libertad a otros reos considerados de alta peligrosidad. La Suprema Corte de Justicia, niega que sus jueces sean corruptos y se opone a una limpieza del Poder Judicial.
Ahí está el meollo del asunto; por eso, las leyes que hay y las que se puedan aprobar como medida para acallar las protestas ciudadanas, de nada servirán si los administradores de la justicia están del otro lado, pertenecen a otro bando. El silencio prevaleciente en todas las marchas realizadas en México, no solo debe ser escuchado y atendido como mera cortesía, sino que debe ser entendido como una advertencia a todos los políticos, sean del partido que sean. Estos están pediendo presencia; estatura moral ya no tienen. Les queda un dejo de apariencia que puede serles arrebatado por una ciudadanía dispuesta a no ceder su libertad a grupos de poder paralelos a las instituciones. Quizá sea la última llamada, quizá ya no tengan tiempo para enderezar sus entuertos. Por eso deben anteponer sus ambiciones mezquinas de poder ante la abrumadora fuerza de una sociedad solidaria que no está dispuesta a dejarse manipular por discursos apartados de la realidad.
El “Ya Basta” ciudadano que escuchamos el sábado por la noche, es ante todo, la mejor demostración de fuerza ante quienes aprovechando la debilidad gubernamental, pretenden imponer el miedo como razón de sus acciones. Ese “Ya Basta”, va más allá de la coincidencia; va más allá de los intereses. Las acciones oficiales que de ahora se desprendan, deberán tener muy en cuenta que la sociedad estará de acuerdo con todas las medidas que se tomen; por ello, los políticos están obligados a actuar en consecuencia y dejar a un lado sus pretensiones ideológicas. El fracaso de las acciones contra el hampa, será el fracaso de todos los políticos, derivado de su desobediencia al clamor popular. A ver si ahora entienden.

Tarjetero

*** Murió don Gilberto Rincón Gallardo, incansable luchador de los derechos de las minorías. Descanse en paz, el hombre que ha dado a los mexicanos, lecciones de sobriedad y humildad. *** En Arriaga, el descontrol es tal que no se cobran impuestos; se cobran extorsiones. Un tal Alejandro, miembro de la llamada “policía secreta” del alcalde Bedwel, es el encargado de dichos cobros. Por cierto, el delegado de Tránsito en aquella ciudad, violó las garantías constitucionales de un regidor de ese municipio, el pasado fin de semana. Se viene otro escándalo sobre esa corporación. *** Otra de policías. Asaltaron a un inmigrante nicaragüense. Se dice que eran oficiales de la Policía Sectorial. Esto debe castigarse con toda severidad, puesto que hace unos días, se reconoció el trabajo del gobierno de Sabines Guerrero a favor de los migrantes y ahora éstos patanes lo hacen quedar mal. ¡Ya paren a esos ladrones con uniforme! *** Luego nos leemos.
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