Fichero Político
Angel Mario Ksheratto
De torturador y persecutor de
periodistas, Moreno Guillén se
asume ahora como "la conciencia
del gobierno".
Promotor de leyes draconianas del pablismo y defensor férreo de la dictadura, el ahora Ombudsman (habrá qué ver si sabe el verdadero significado de ésa palabrita que ha pronunciado como si se hubiese referido a la Deidad Universal) ha soltado una diarrea de frases repulidas que no por su contenido sino por la fingida vehemencia con que han sido exclamadas, convocan a la risa y más, cuando salen de la boca de un hombre que, antes de ahora, fue un convencido que la brutalidad, es la mejor arma para doblegar a los opositores. Al azar, hemos sacado
algunas frases pronunciadas durante el discurso de Juan Carlos Moreno Guillén, mismas que nos dan con perfecta claridad, el perfil hipócrita y pendenciero del funcionario en cuestión, toda vez que, por un lado, usufructúa con un cargo que de hecho le queda grande y por el otro, desnuda el terrible retroceso que registra la Comisión Estatal de los Derechos Humanos.
“Concebimos al Ombudsman como la conciencia moral de la sociedad y el gobierno”, dice uno de los párrafos. ¿De qué “conciencia moral” nos habla Moreno Guillén? Para empezar debemos decir que el Ombudsman, por su propia naturaleza, no puede navegar entre dos aguas. Una traducción literal del encargo (que fue por primera vez creado en Suecia) es: “Abogado Popular” o “Procurador de Vecinos”. Al extenderse el cargo de Ombudsman por Europa, fue adquiriendo otras connotaciones; por ejemplo, en Italia se llamó “Difensore Cívico” ó “Mediateur”. Ha sido llamado también, “Protector y Defensor del Ciudadano”. Es decir, la función estricta del Ombudsman es defender al pueblo, no constituirse en la “conciencia” de dos partes, incompatibles por naturaleza, pero reconciliables por la acción de los intereses de cada quién. Además, si consideramos el pasado de Moreno Guillén en los ordenamientos de la dictadura salazarista, podemos decir con justeza que carece, precisamente, de calidad moral para autoerigirse en la “conciencia moral” del Pueblo, que no lo ha elegido y del Gobierno al que no ha entregado buenas cuentas.
Moreno Guillén, no conforme con su desconocimiento de la verdadera función de un Ombudsman, nos dejó otra perla para la historia: “A éste elemento del Estado pertenecemos y a ella nos debemos”, ha dicho con hinchado orgullo. Cualquier defensor de los derechos humanos, lo hemos visto arriba, no es “elemento del Estado”. Es, ya lo dijimos, independiente del gobierno para servir al pueblo. Si la función que pretende llevar a cabo el citado compita es defender los intereses del Gobierno, constituya ésa Comisión en alfil del Ministerio de Justicia o conviértase en Ombudsman en Asesor Jurídico del Gobierno. Esa y no otra es la pretensión que expresa abiertamente el discurso en cuestión.
¿La CEDH en confrontación?
Llama la atención una de las rebuscadas frases de Moreno Guillén. “… hemos repetido el espíritu del trabajo de esta Comisión basado en una premisa fundamental: tanta conciliación como sea posible y tanta confrontación como sea necesaria”. Lars August Mannerheim, primer Ombudsman sueco, estableció que “un defensor del pueblo confrontado, es un hombre sin autoridad moral”. ¿Dónde entonces está la “moral duplicada” de la que hace gala el señor presidente de la CEDH? Contradictorio, como los enjutos “logros” que enumeró durante la perorata oficial y que indican un claro desvanecimiento del espíritu popular de ese cuerpo, aparentemente, colegiado. La advertencia de confrontaciones hecha por Moreno Guillén, es preocupante, pues significa, por un lado, que mantiene la tesis del odio infundado que le heredó a sus antiguos mentores, Pablo Salazar y Mariano Herrán Salvatti y por el otro, que hará uso de su encargo para promover disoluciones sociales en la entidad. Peligroso discurso.
Como si de sí mismo hubiese estado hablando, no dudó en asegurar que se tiene todavía, ideas anquilosadas, difíciles de sortear. Claro: con un pasado como el suyo y una mentalidad retrógrada como la que le asiste, es muy cierto que no habrá oportunidad de ver, en su trabajo, seriedad, responsabilidad y respeto pleno a los derechos humanos. También se dio tiempo para cantinflear. “Nos hemos avocado a penetrar en el sector de la población más fértil para formar nuevos chiapanecos…” ¿Acaso tiene Moreno Guillén la fórmula científica para que a la hora de engendrar a nuevos niños se les inyecte una pócima mágica para que nazcan con una mentalidad como la que él quiere? Es como para arrastrarse por toda la Avenida Central de la risa. Y todavía nos regala otro chiste que mataría de pena a Chespirito: “… buscar mecanismos y juegos para que ellos (los niños, pienso yo) empiecen a familiarizarse con sus derechos”. ¿La cosa es de jueguito? ¡Pues juguemos!
Pero si nos quedamos en lo poco serio que dejó el señor Moreno Guillén, se nos erizan los bellos cuando leemos, por ejemplo, los cambios de adscripciones y funciones de algunas oficinas que, según él, mejoraron pero la verdad es que no es nada cierto, como las cifras que puso ante los ojos de todos. Hay cientos de gentes que se quejan que fueron mal atendidos o que simplemente, fueron rechazadas sus quejas ante la CEDH. Miles quizá. Ahí están, por ejemplo los miles de despedidos a quienes o hicieron caso; tengo en mi poder, la queja rechazada de una madre soltera que se fue a quejar contra una juez del ramo civil que se niega a proceder contra el marido de ésta que no quiere pasar pensión alimenticia a su hija. Y miles más. Vemos, pues, hipocresía, mentiras y manipulación de frases bonitas, pero nada, absolutamente nada, en concreto.
Tarjetero
*** Muchos diputados temen que la Comisión de Justicia del Congreso, esté intentado exonerar a Mariano Herrán Salvatti; la sospecha surge porque, dicen, solo Sergio Lobato y Ángel Córdoba, toman los acuerdos, sin avisar a los demás. Conociendo a uno de los dos, no dudamos que vayan por ese camino. “les tienen la cola pisada”, empiezan a decir sus propios compañeros. *** Hablando del Congreso, nadie sabe qué hace la fracción panista. Sin liderazgo, va a la deriva, pese a las fanfarrias de sus militantes que se quedaron fuera de las curules. *** Luego nos leemos.
http://ksheratto.blogspot.com
ksheratto@gmail.com
ksheratto@hotmail.com
Angel Mario Ksheratto
De torturador y persecutor de
periodistas, Moreno Guillén se
asume ahora como "la conciencia
del gobierno".

algunas frases pronunciadas durante el discurso de Juan Carlos Moreno Guillén, mismas que nos dan con perfecta claridad, el perfil hipócrita y pendenciero del funcionario en cuestión, toda vez que, por un lado, usufructúa con un cargo que de hecho le queda grande y por el otro, desnuda el terrible retroceso que registra la Comisión Estatal de los Derechos Humanos.
“Concebimos al Ombudsman como la conciencia moral de la sociedad y el gobierno”, dice uno de los párrafos. ¿De qué “conciencia moral” nos habla Moreno Guillén? Para empezar debemos decir que el Ombudsman, por su propia naturaleza, no puede navegar entre dos aguas. Una traducción literal del encargo (que fue por primera vez creado en Suecia) es: “Abogado Popular” o “Procurador de Vecinos”. Al extenderse el cargo de Ombudsman por Europa, fue adquiriendo otras connotaciones; por ejemplo, en Italia se llamó “Difensore Cívico” ó “Mediateur”. Ha sido llamado también, “Protector y Defensor del Ciudadano”. Es decir, la función estricta del Ombudsman es defender al pueblo, no constituirse en la “conciencia” de dos partes, incompatibles por naturaleza, pero reconciliables por la acción de los intereses de cada quién. Además, si consideramos el pasado de Moreno Guillén en los ordenamientos de la dictadura salazarista, podemos decir con justeza que carece, precisamente, de calidad moral para autoerigirse en la “conciencia moral” del Pueblo, que no lo ha elegido y del Gobierno al que no ha entregado buenas cuentas.
Moreno Guillén, no conforme con su desconocimiento de la verdadera función de un Ombudsman, nos dejó otra perla para la historia: “A éste elemento del Estado pertenecemos y a ella nos debemos”, ha dicho con hinchado orgullo. Cualquier defensor de los derechos humanos, lo hemos visto arriba, no es “elemento del Estado”. Es, ya lo dijimos, independiente del gobierno para servir al pueblo. Si la función que pretende llevar a cabo el citado compita es defender los intereses del Gobierno, constituya ésa Comisión en alfil del Ministerio de Justicia o conviértase en Ombudsman en Asesor Jurídico del Gobierno. Esa y no otra es la pretensión que expresa abiertamente el discurso en cuestión.
¿La CEDH en confrontación?
Llama la atención una de las rebuscadas frases de Moreno Guillén. “… hemos repetido el espíritu del trabajo de esta Comisión basado en una premisa fundamental: tanta conciliación como sea posible y tanta confrontación como sea necesaria”. Lars August Mannerheim, primer Ombudsman sueco, estableció que “un defensor del pueblo confrontado, es un hombre sin autoridad moral”. ¿Dónde entonces está la “moral duplicada” de la que hace gala el señor presidente de la CEDH? Contradictorio, como los enjutos “logros” que enumeró durante la perorata oficial y que indican un claro desvanecimiento del espíritu popular de ese cuerpo, aparentemente, colegiado. La advertencia de confrontaciones hecha por Moreno Guillén, es preocupante, pues significa, por un lado, que mantiene la tesis del odio infundado que le heredó a sus antiguos mentores, Pablo Salazar y Mariano Herrán Salvatti y por el otro, que hará uso de su encargo para promover disoluciones sociales en la entidad. Peligroso discurso.
Como si de sí mismo hubiese estado hablando, no dudó en asegurar que se tiene todavía, ideas anquilosadas, difíciles de sortear. Claro: con un pasado como el suyo y una mentalidad retrógrada como la que le asiste, es muy cierto que no habrá oportunidad de ver, en su trabajo, seriedad, responsabilidad y respeto pleno a los derechos humanos. También se dio tiempo para cantinflear. “Nos hemos avocado a penetrar en el sector de la población más fértil para formar nuevos chiapanecos…” ¿Acaso tiene Moreno Guillén la fórmula científica para que a la hora de engendrar a nuevos niños se les inyecte una pócima mágica para que nazcan con una mentalidad como la que él quiere? Es como para arrastrarse por toda la Avenida Central de la risa. Y todavía nos regala otro chiste que mataría de pena a Chespirito: “… buscar mecanismos y juegos para que ellos (los niños, pienso yo) empiecen a familiarizarse con sus derechos”. ¿La cosa es de jueguito? ¡Pues juguemos!
Pero si nos quedamos en lo poco serio que dejó el señor Moreno Guillén, se nos erizan los bellos cuando leemos, por ejemplo, los cambios de adscripciones y funciones de algunas oficinas que, según él, mejoraron pero la verdad es que no es nada cierto, como las cifras que puso ante los ojos de todos. Hay cientos de gentes que se quejan que fueron mal atendidos o que simplemente, fueron rechazadas sus quejas ante la CEDH. Miles quizá. Ahí están, por ejemplo los miles de despedidos a quienes o hicieron caso; tengo en mi poder, la queja rechazada de una madre soltera que se fue a quejar contra una juez del ramo civil que se niega a proceder contra el marido de ésta que no quiere pasar pensión alimenticia a su hija. Y miles más. Vemos, pues, hipocresía, mentiras y manipulación de frases bonitas, pero nada, absolutamente nada, en concreto.
Tarjetero
*** Muchos diputados temen que la Comisión de Justicia del Congreso, esté intentado exonerar a Mariano Herrán Salvatti; la sospecha surge porque, dicen, solo Sergio Lobato y Ángel Córdoba, toman los acuerdos, sin avisar a los demás. Conociendo a uno de los dos, no dudamos que vayan por ese camino. “les tienen la cola pisada”, empiezan a decir sus propios compañeros. *** Hablando del Congreso, nadie sabe qué hace la fracción panista. Sin liderazgo, va a la deriva, pese a las fanfarrias de sus militantes que se quedaron fuera de las curules. *** Luego nos leemos.
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