Fichero Político
Angel Mario Ksheratto
El doctor Castellanos debe
muchas explicaciones a
los chiapanecos.
Acusaciones van y vienen y ninguna explicación satisfactoria que rebote las sospechas que ya se tenían a la vista y que tomaron fuerza cuando un grupo de campesinos e indígenas lo sacó a colación a raíz del vilipendio del que fueron objeto por parte de un grupo de empleados de la Secretaría de Salud, todos ellos, sin arraigo ni idea de las profundas necesidades de Chiapas. Se vino la avalancha y un silencio acusatorio que ha obligado a diversos sectores a exigir investigaciones a fondo que podrían ser demoledoras para quien ha caído en las periferias de ese terrible huracán político. Claro:
Las circunstancias obligan y en ese caso, el principal sindicado, el doctor Castellanos, está obligado a enfrentar su propia crisis y explicar el asunto del tráfico de órganos de lo que es acusado, así como otras cuestiones que, conforme pasan los días, surgen y agrandan las sospechas. La exigencia no es otra cosa que no sea la verdad; una verdad absoluta que no deje lugar a las dudas, pero que también, obliga al doctor a su reflexión personal respecto a su estancia en el gabinete sabinista, toda vez que todo hombre, del prestigio y condición social que sea, debe contar con un buen caudal de dignidad que le permita afrontar su destino con sobrada responsabilidad, sin permitir que su condición de ser humano caiga en los yerros clásicos de aquel que se aferra a un cargo, como si de éste dependiera la vida del mundo entero.
Si se han pedido investigaciones profundas, algo hay que debe preocuparnos a todos; la moral de un gobierno sensato se enriquece cuando abre sus intenciones y muestra su capacidad para ser explorado por una ciudadanía que exige transparencia y rectitud de cada uno de sus funcionarios. La acusación que pesa sobre el titular de la cartera de Salud, es grave, preocupante. Y sería un error que no se llegue al fondo del caso para que, llegado el momento, cada cual asuma la responsabilidad que le toca, sin aventurarse a un sucio juego de perversidades que van más allá del servicio público. Castellanos Coutiño sabe su propia circunstancia y debe ser consecuente con sus pretensiones. Es lo mínimo que se espera de él.
Justa liberación
Sí, es justa la liberación de Diego Arcos Meneses, preso injustamente por más de un año, acusado de un delito que jamás cometió. Según la apreciación del Ministerio de Justicia, la entonces Fiscalía en manos de Mariano Herrán Salvatti, cometió una serie de pifias para mantener preso a un indígena, cuya participación en la lamentable masacre en una comunidad selvática, fue haber intentado prestar los primeros auxilios a las víctimas de ese horrendo hecho. Varios organismos internacionales intervinieron en la defensa de Arcos Meneses llegando a la conclusión que la desaparecida Fiscalía, incurrió en graves violaciones a los derechos humanos de éste, pero otras investigaciones paralelas, revelan que esa Fiscalía, hizo de Arcos un chivo expiatorio para encubrir a los verdaderos criminales que asesinaron a hombres, mujeres y niños en la Comunidad “Viejo Velasco Suárez”.
La liberación, encabezada por el propio gobernador Sabines Guerrero, la presidenta del Supremo Tribunal de Justicia y el Ministerio de Justicia, es sin duda, un duro golpe a la anterior administración, cuya política de persecución bajo argumentos leguleyos, arrastró a miles de ciudadanos inocentes a quienes, entre otras cosas, despojaron de sus propiedades mientras sus verdaderos dueños cumplen hasta el día de hoy, sentencias inauditas, surgidas del terco deseo de venganza de quienes formaron parte de la dictadura. El hecho en sí, es el explícito reconocimiento de las nuevas autoridades de lo mal que se hicieron las cosas durante el sexenio pablista.
Como hemos dicho siempre, no solo es Arcos Meneses, ni los demás que hemos sido liberados en lo que va del primer año de gobierno de Juan Sabines, sino más, muchos más a quienes se inventaron delitos falsos para que fuera despojados. Es ocasión para insistir en la revisión exhaustiva de cada uno de los miles de expedientes abiertos durante el tiempo que duró la Fiscalía y encontrar todas las injusticias que, en nombre de las leyes draconianas de Pablo Abner Salazar, se cometieron.
Es de celebrar la liberación de Diego Arcos Meneses. Él también fue víctima del odio irracional y torpe de un dictador y su pandilla, quienes pudieron, sí, encarcelar a la gente, pero no la esperanza de todos de ver algún día, la luz de la justicia. Ojalá y el gobernador Juan Sabines Guerrero, explaye sus acciones justicieras hacia todos quienes fueron perseguidos injustamente. Y claro, que aliente, como ciudadano solidario, la acción de la justicia contra quienes utilizaron la Ley en beneficio propio.
Es de rescatar uno de los argumentos jurídicos y legales que beneficiaron al inocente liberado anteayer: “Según datos proporcionados por las autoridades, luego del análisis realizado al expediente penal número 52/2007, tramitado ante el Juez Penal de Primera Instancia del Distrito Judicial de Benemérito de las Américas, que se instruye en contra de Arcos Meneses como probable responsable del delito de homicidio calificado por hechos ocurridos en el ejido Viejo Velasco Suárez, municipio de Ocosingo, el pasado 13 de noviembre de 2006, se detectaron deficiencias en su integración por parte de la ex Fiscalía General (…) no existe en contra de Diego Arcos Meneses imputación directa respecto a que si hubo participación en el delito de homicidio calificado, y por el contrario se advierten serias violaciones a las garantías individuales, al haber decretado detención el Fiscal del Ministerio Público de la mesa dos de la Zona Selva, sin contar en ese momento con pruebas que acreditaran la participación de éste en los hechos que se investigaban”. Más claro, ni el agua de manantial.
Tarjetero
*** Javier Maza Toledo, “contralor” interno en los Servicios Educativos para Chiapas, se está haciendo de la vista gorda frente a la ola de arbitrariedades administrativas que se llevan a cabo en esa dependencia. A tal grado llegan las cosas que ahí se permiten pagos “extraordinarios” sin que éstos estén contemplados en los tabuladores normales. Es una larga historia que le tendré, apenas tenga el complemento que espero, llegue a la brevedad. *** Luego nos leemos.
http://ksheratto.blogspot.com
ksheratto@gmail.com
ksheratto@hotmail.com
Angel Mario Ksheratto
El doctor Castellanos debe
muchas explicaciones a
los chiapanecos.
Acusaciones van y vienen y ninguna explicación satisfactoria que rebote las sospechas que ya se tenían a la vista y que tomaron fuerza cuando un grupo de campesinos e indígenas lo sacó a colación a raíz del vilipendio del que fueron objeto por parte de un grupo de empleados de la Secretaría de Salud, todos ellos, sin arraigo ni idea de las profundas necesidades de Chiapas. Se vino la avalancha y un silencio acusatorio que ha obligado a diversos sectores a exigir investigaciones a fondo que podrían ser demoledoras para quien ha caído en las periferias de ese terrible huracán político. Claro:
Las circunstancias obligan y en ese caso, el principal sindicado, el doctor Castellanos, está obligado a enfrentar su propia crisis y explicar el asunto del tráfico de órganos de lo que es acusado, así como otras cuestiones que, conforme pasan los días, surgen y agrandan las sospechas. La exigencia no es otra cosa que no sea la verdad; una verdad absoluta que no deje lugar a las dudas, pero que también, obliga al doctor a su reflexión personal respecto a su estancia en el gabinete sabinista, toda vez que todo hombre, del prestigio y condición social que sea, debe contar con un buen caudal de dignidad que le permita afrontar su destino con sobrada responsabilidad, sin permitir que su condición de ser humano caiga en los yerros clásicos de aquel que se aferra a un cargo, como si de éste dependiera la vida del mundo entero.
Si se han pedido investigaciones profundas, algo hay que debe preocuparnos a todos; la moral de un gobierno sensato se enriquece cuando abre sus intenciones y muestra su capacidad para ser explorado por una ciudadanía que exige transparencia y rectitud de cada uno de sus funcionarios. La acusación que pesa sobre el titular de la cartera de Salud, es grave, preocupante. Y sería un error que no se llegue al fondo del caso para que, llegado el momento, cada cual asuma la responsabilidad que le toca, sin aventurarse a un sucio juego de perversidades que van más allá del servicio público. Castellanos Coutiño sabe su propia circunstancia y debe ser consecuente con sus pretensiones. Es lo mínimo que se espera de él.
Justa liberación
Sí, es justa la liberación de Diego Arcos Meneses, preso injustamente por más de un año, acusado de un delito que jamás cometió. Según la apreciación del Ministerio de Justicia, la entonces Fiscalía en manos de Mariano Herrán Salvatti, cometió una serie de pifias para mantener preso a un indígena, cuya participación en la lamentable masacre en una comunidad selvática, fue haber intentado prestar los primeros auxilios a las víctimas de ese horrendo hecho. Varios organismos internacionales intervinieron en la defensa de Arcos Meneses llegando a la conclusión que la desaparecida Fiscalía, incurrió en graves violaciones a los derechos humanos de éste, pero otras investigaciones paralelas, revelan que esa Fiscalía, hizo de Arcos un chivo expiatorio para encubrir a los verdaderos criminales que asesinaron a hombres, mujeres y niños en la Comunidad “Viejo Velasco Suárez”.
La liberación, encabezada por el propio gobernador Sabines Guerrero, la presidenta del Supremo Tribunal de Justicia y el Ministerio de Justicia, es sin duda, un duro golpe a la anterior administración, cuya política de persecución bajo argumentos leguleyos, arrastró a miles de ciudadanos inocentes a quienes, entre otras cosas, despojaron de sus propiedades mientras sus verdaderos dueños cumplen hasta el día de hoy, sentencias inauditas, surgidas del terco deseo de venganza de quienes formaron parte de la dictadura. El hecho en sí, es el explícito reconocimiento de las nuevas autoridades de lo mal que se hicieron las cosas durante el sexenio pablista.
Como hemos dicho siempre, no solo es Arcos Meneses, ni los demás que hemos sido liberados en lo que va del primer año de gobierno de Juan Sabines, sino más, muchos más a quienes se inventaron delitos falsos para que fuera despojados. Es ocasión para insistir en la revisión exhaustiva de cada uno de los miles de expedientes abiertos durante el tiempo que duró la Fiscalía y encontrar todas las injusticias que, en nombre de las leyes draconianas de Pablo Abner Salazar, se cometieron.
Es de celebrar la liberación de Diego Arcos Meneses. Él también fue víctima del odio irracional y torpe de un dictador y su pandilla, quienes pudieron, sí, encarcelar a la gente, pero no la esperanza de todos de ver algún día, la luz de la justicia. Ojalá y el gobernador Juan Sabines Guerrero, explaye sus acciones justicieras hacia todos quienes fueron perseguidos injustamente. Y claro, que aliente, como ciudadano solidario, la acción de la justicia contra quienes utilizaron la Ley en beneficio propio.
Es de rescatar uno de los argumentos jurídicos y legales que beneficiaron al inocente liberado anteayer: “Según datos proporcionados por las autoridades, luego del análisis realizado al expediente penal número 52/2007, tramitado ante el Juez Penal de Primera Instancia del Distrito Judicial de Benemérito de las Américas, que se instruye en contra de Arcos Meneses como probable responsable del delito de homicidio calificado por hechos ocurridos en el ejido Viejo Velasco Suárez, municipio de Ocosingo, el pasado 13 de noviembre de 2006, se detectaron deficiencias en su integración por parte de la ex Fiscalía General (…) no existe en contra de Diego Arcos Meneses imputación directa respecto a que si hubo participación en el delito de homicidio calificado, y por el contrario se advierten serias violaciones a las garantías individuales, al haber decretado detención el Fiscal del Ministerio Público de la mesa dos de la Zona Selva, sin contar en ese momento con pruebas que acreditaran la participación de éste en los hechos que se investigaban”. Más claro, ni el agua de manantial.
Tarjetero
*** Javier Maza Toledo, “contralor” interno en los Servicios Educativos para Chiapas, se está haciendo de la vista gorda frente a la ola de arbitrariedades administrativas que se llevan a cabo en esa dependencia. A tal grado llegan las cosas que ahí se permiten pagos “extraordinarios” sin que éstos estén contemplados en los tabuladores normales. Es una larga historia que le tendré, apenas tenga el complemento que espero, llegue a la brevedad. *** Luego nos leemos.
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