Fichero Político
Angel Mario Ksheratto
Elizabeth Pérez Morales, mató
a su agresor; nadie se acordó
de su caso, pese a ser reciente.
El punto principal es (o debería ser) la defensa de las mujeres frente a un mundo enrarecido que no acaba de comprender el asunto de la “equidad de géneros”… Ni muchas de ellas que se han metido de lleno en tal pelea y han, en muchos casos, separado el objetivo del efecto. En medio de incomprensiones, el “Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres”, transcurrió entre reclamos y un griterío que incluyó una exigencia del fin de “una cultura de guerra” y la desmilitarización, asunto que no corresponde en lo absoluto a la lucha por alcanzar la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.
Y se recordó a Ramona (la famosa comandante del EZLN) y a Digna Ochoa, la activista social cuya muerte no ha sido plenamente esclarecida. No faltaron quienes, otra vez, exigieron cuotas en los partidos políticos y los cargos públicos. Mero formulismo que ha dado resultados poquititeros en la práctica, pese a que en esa materia ya existe una legislación. Pero, ¿hasta dónde es válido un reclamo que se sale de su cause para incursionar en terrenos que van más allá de la lógica de una lucha que otros países ha tenido éxito contundente? Justo cuando se conmemora ese día, en Chiapas tuvimos conocimiento de un caso estremecedor, relacionado con la violencia contra las mujeres y que, lastimosamente, fue ignorado olímpicamente por los organizadores de la celebración.
Elizabeth Pérez Morales, de oficio prostituta, según las autoridades, fue encontrada culpable (ya sabe, aquí todos son culpables hasta que se demuestre inocencia, si es que se le permite siquiera intentarlo) de la muerte de un hombre a quien ella rentaba un cuartucho destartalado en ésta ciudad. En su declaración, la acusada se quejó de mal trato, acoso sexual, amenazas y violación por parte del dueño de la vecindad donde sobrevivía junto a su menor hija. Cuando, por enésima ocasión el sujeto trató de violarla, ésta se defendió dándole un fuerte golpe en la cabeza; aquel murió y ella trató de ocultar el crimen echando cal sobre el cuerpo. Lógicamente, huyó hasta que fue detenida, vilipendiada, exhibida y casi sentenciada por una autoridad machista que, hasta donde sabemos, no ha tomado en cuenta el testimonio de la que, en realidad, es víctima y no victimaria. Un caso fuerte, indignante. Reprobable el crimen, cierto. Injustificable desde cualquier punto de vista. Pero, lamentable que a ésta muchacha, se le lance al pozo de los condenados sin tomar en cuenta que, en términos legales, actuó en defensa propia.
Sentencias adelantadas
Elizabeth, independientemente de las razones que rebusque el juez, ha sido sentenciada desde antes de cometer el crimen que la mantiene ahora en la cárcel. El simple hecho de ser prostituta, le condenó a una vida de asilamiento social; le sentenciaron sus padres que no supieron educarle de acuerdo a las normas de convivencia; le sentenció un marido que le golpeaba hasta que la obligó a abandonarle y caer en las manos de otro peor que él; le sentenció la sociedad que siempre le vio con repugnancia por ejercer la prostitución. Le sentenciaron la pobreza, la marginación y la ignorancia. Y por si fuera poco, en plenas celebraciones del Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres, le condenaron al olvido, como si ella no fuera mujer, como si de un ser extraño se tratase. Es la peor de las sentencias que esa mujer ha tenido en su precaria existencia. Y lo que es mucho peor, desde ahora han condenado a su hijita, mujer también por si no se han dado cuenta.
Podemos entonces, exigir que nos dejemos de hipocresías, discursos y frases sin sentido, hasta que no entendamos adecuadamente que las mujeres siguen siendo víctimas aún de muchas de ellas que utilizan ese tipo de movimientos para alcanzar cargos públicos o chambitas intrascendentes. Se que de nuevo, volverán a acusarme de misoginia, pero es la verdad. Quienes han utilizado la desgracia de miles de mujeres maltratadas, no son todas las mujeres; son unas cuantas que solo abren la boca cuando es época de elecciones o cuando se quedan fuera de algún presupuesto. Decirles esa verdad, no es misoginia. Es simplemente la verdad.
Estoy seguro –ojalá me equivoque– que el caso de la muchacha acusada de ese asesinato, ninguna agrupación de mujeres lo va a retomar… Y Elizabeth, pagará un delito que se derivó de la violencia contra ella, que también es mujer. ¿Prevalece acaso el machismo aún en esas agrupaciones? El tiempo nos lo dirá. Como Elizabeth, hay cientos de casos, como miles hay en que las mujeres son víctimas del olvido y de la injusticia generada en una sociedad que se fija más en las modas que en los modos. Como siempre se ha dicho, las cárceles están llenas de inocentes y pobres a quienes apenas si voltean a ver en tiempos electorales. Esa nuestra máxima desgracia. Ojalá cambien las cosas.
Tarjetero
*** El miedo prevalece entre el personal del Congreso: hay la velada pretensión de bajar los sueldos hasta en un 20 por ciento, según esto, porque se busca un poco de austeridad. Puede ser una medida buena pero, ¿se bajarán los diputados el 50 por ciento para contribuir con esa medida? ¡Ni pensarlo! Según esto, en ésta semana podría decretarse tal medida, misma que incluye un drástico corte de personal, lo cual atentaría contra la economía de cientos de trabajadores. Todos sabemos que no hay tal austeridad. Se trata que los diputados quieren meter a su gente en la nómina y eso, como que no se vale. Pero en fin, esperemos que Sami David, no caiga en la tentación de afectar a la gente del Congreso. Si quieren meter a más gente, paguen los diputados con su sueldo, puesto que ganan muy bien. *** La SCJN, determinó que Mario Marín –el “gober precioso”– violó los derechos humanos de Lidia Cacho, la periodista detenida por órdenes del empresario Nacif, el malhablado. Un paso importante que debe ser lección a los tiranos que toman la Ley en beneficio personal. *** Luego nos leemos.
http://ksheratto.blogspot.com
ksheratto@gmail.com
ksheratto@hotmail.com
Angel Mario Ksheratto
Elizabeth Pérez Morales, mató
a su agresor; nadie se acordó
de su caso, pese a ser reciente.
El punto principal es (o debería ser) la defensa de las mujeres frente a un mundo enrarecido que no acaba de comprender el asunto de la “equidad de géneros”… Ni muchas de ellas que se han metido de lleno en tal pelea y han, en muchos casos, separado el objetivo del efecto. En medio de incomprensiones, el “Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres”, transcurrió entre reclamos y un griterío que incluyó una exigencia del fin de “una cultura de guerra” y la desmilitarización, asunto que no corresponde en lo absoluto a la lucha por alcanzar la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.
Y se recordó a Ramona (la famosa comandante del EZLN) y a Digna Ochoa, la activista social cuya muerte no ha sido plenamente esclarecida. No faltaron quienes, otra vez, exigieron cuotas en los partidos políticos y los cargos públicos. Mero formulismo que ha dado resultados poquititeros en la práctica, pese a que en esa materia ya existe una legislación. Pero, ¿hasta dónde es válido un reclamo que se sale de su cause para incursionar en terrenos que van más allá de la lógica de una lucha que otros países ha tenido éxito contundente? Justo cuando se conmemora ese día, en Chiapas tuvimos conocimiento de un caso estremecedor, relacionado con la violencia contra las mujeres y que, lastimosamente, fue ignorado olímpicamente por los organizadores de la celebración.
Elizabeth Pérez Morales, de oficio prostituta, según las autoridades, fue encontrada culpable (ya sabe, aquí todos son culpables hasta que se demuestre inocencia, si es que se le permite siquiera intentarlo) de la muerte de un hombre a quien ella rentaba un cuartucho destartalado en ésta ciudad. En su declaración, la acusada se quejó de mal trato, acoso sexual, amenazas y violación por parte del dueño de la vecindad donde sobrevivía junto a su menor hija. Cuando, por enésima ocasión el sujeto trató de violarla, ésta se defendió dándole un fuerte golpe en la cabeza; aquel murió y ella trató de ocultar el crimen echando cal sobre el cuerpo. Lógicamente, huyó hasta que fue detenida, vilipendiada, exhibida y casi sentenciada por una autoridad machista que, hasta donde sabemos, no ha tomado en cuenta el testimonio de la que, en realidad, es víctima y no victimaria. Un caso fuerte, indignante. Reprobable el crimen, cierto. Injustificable desde cualquier punto de vista. Pero, lamentable que a ésta muchacha, se le lance al pozo de los condenados sin tomar en cuenta que, en términos legales, actuó en defensa propia.
Sentencias adelantadas
Elizabeth, independientemente de las razones que rebusque el juez, ha sido sentenciada desde antes de cometer el crimen que la mantiene ahora en la cárcel. El simple hecho de ser prostituta, le condenó a una vida de asilamiento social; le sentenciaron sus padres que no supieron educarle de acuerdo a las normas de convivencia; le sentenció un marido que le golpeaba hasta que la obligó a abandonarle y caer en las manos de otro peor que él; le sentenció la sociedad que siempre le vio con repugnancia por ejercer la prostitución. Le sentenciaron la pobreza, la marginación y la ignorancia. Y por si fuera poco, en plenas celebraciones del Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres, le condenaron al olvido, como si ella no fuera mujer, como si de un ser extraño se tratase. Es la peor de las sentencias que esa mujer ha tenido en su precaria existencia. Y lo que es mucho peor, desde ahora han condenado a su hijita, mujer también por si no se han dado cuenta.
Podemos entonces, exigir que nos dejemos de hipocresías, discursos y frases sin sentido, hasta que no entendamos adecuadamente que las mujeres siguen siendo víctimas aún de muchas de ellas que utilizan ese tipo de movimientos para alcanzar cargos públicos o chambitas intrascendentes. Se que de nuevo, volverán a acusarme de misoginia, pero es la verdad. Quienes han utilizado la desgracia de miles de mujeres maltratadas, no son todas las mujeres; son unas cuantas que solo abren la boca cuando es época de elecciones o cuando se quedan fuera de algún presupuesto. Decirles esa verdad, no es misoginia. Es simplemente la verdad.
Estoy seguro –ojalá me equivoque– que el caso de la muchacha acusada de ese asesinato, ninguna agrupación de mujeres lo va a retomar… Y Elizabeth, pagará un delito que se derivó de la violencia contra ella, que también es mujer. ¿Prevalece acaso el machismo aún en esas agrupaciones? El tiempo nos lo dirá. Como Elizabeth, hay cientos de casos, como miles hay en que las mujeres son víctimas del olvido y de la injusticia generada en una sociedad que se fija más en las modas que en los modos. Como siempre se ha dicho, las cárceles están llenas de inocentes y pobres a quienes apenas si voltean a ver en tiempos electorales. Esa nuestra máxima desgracia. Ojalá cambien las cosas.
Tarjetero
*** El miedo prevalece entre el personal del Congreso: hay la velada pretensión de bajar los sueldos hasta en un 20 por ciento, según esto, porque se busca un poco de austeridad. Puede ser una medida buena pero, ¿se bajarán los diputados el 50 por ciento para contribuir con esa medida? ¡Ni pensarlo! Según esto, en ésta semana podría decretarse tal medida, misma que incluye un drástico corte de personal, lo cual atentaría contra la economía de cientos de trabajadores. Todos sabemos que no hay tal austeridad. Se trata que los diputados quieren meter a su gente en la nómina y eso, como que no se vale. Pero en fin, esperemos que Sami David, no caiga en la tentación de afectar a la gente del Congreso. Si quieren meter a más gente, paguen los diputados con su sueldo, puesto que ganan muy bien. *** La SCJN, determinó que Mario Marín –el “gober precioso”– violó los derechos humanos de Lidia Cacho, la periodista detenida por órdenes del empresario Nacif, el malhablado. Un paso importante que debe ser lección a los tiranos que toman la Ley en beneficio personal. *** Luego nos leemos.
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