Fichero Político
Angel Mario Ksheratto
La nueva Legislatura empieza
mal con medidas absurdas
con la Prensa.
No fue ninguna sorpresa pero desde ayer, el absurdo y la prepotencia ya eran el signo distintivo de la Mesa Directiva del Congreso del Estado. Sujetos mal vestidos, dirigidos por el jefe de edecanes (¡assshh!) y un guarura, trataban de obstaculizar el trabajo de los periodistas, repartiendo órdenes como si éstos fuesen empleados suyos. A una señal del presidente de dicha Mesa, Ángel Córdoba Toledo, éstos corrían a los periodistas y a los visitantes de donde estuvieran. Mala señal de inicio, mal mensaje y peores receptores.
Eso que ni qué. En primera, porque el orden, si es que ese era el objetivo, debe ponerse primero entre las curules donde unos legisladores hablaban por celular, otros platicaban entre sí, otros dormitaban y otros más, no sabían ni qué hacer ni qué decir ante la falta de preparación para cumplir siquiera las normas elementales de una sesión ordinaria. Los manoteos y miradas furiosas de Córdoba Toledo hacia el personal de asistencia legislativa, revelaban otro signo de prepotencia inaudita en un cuerpo colegiado que debiera tener como primicia, el respeto absoluto al quehacer de cada quien. Llamó la atención y obligó a la indagación sobre el comportamiento del presidente de la Mesa Directiva.
Las quejas, temores y expresiones de desacuerdo no esperaron: Los empleados de base y de confianza del Congreso, fueron los primeros en soltarse en lamentos. “Pinches güevones, ahora van a trabajar de verdad”, dicen que les ha dicho Ángel Córdoba Toledo, quien de plano les ha adelantado que ahora, en lugar de trabajar en horario corrido (de 9 de la mañana a 4 de la tarde), lo harán en doble jornada, es decir, de 9 de la mañana a 3 de la tarde y de 5 de la tarde a 9 de la noche, violando con ello la Ley Federal del Trabajo, que establece que todo trabajador deberá laborar un promedio de ocho horas diarias. “Y al que no le guste, que se vaya a la…”, ha sentenciado el novato legislador. Esto ya preocupa e indigna. No sería necesario un análisis de personalidad del Presidente de la Mesa Directiva para encontrar las causas de fondo por las que ha llegado a ese cargo con exceso de prepotencia. Sin embargo, algunos deducen que el mal trato que recibió siendo Oficial Mayor en los tiempos en que Juan Carlos Moreno Guillén era presidente del Congreso, le está llevando a cobrar venganza de todo mundo, lo cual no podríamos poner en duda, pero tampoco lo justificaríamos, en virtud de estar, Ángel Córdoba, en una posición de servicio público y no en calidad de caporal con derechos perversos. Debe entender el señor diputado que su labor será estrictamente la de legislar y velar por el buen funcionamiento del trabajo conjunto de la Cámara y no la de inmiscuirse en asuntos netamente administrativos que, según entendemos, corresponde única y exclusivamente a la Presidencia del Congreso en general.
El contraste
Decíamos líneas arriba que llama la atención la inexplicable postura del Presidente de la Mesa Directiva por el marcado contraste que hemos visto en el resto de diputados. Mesurados, respetuosos, accesibles. Obviamente, no encontraríamos comparación entre la sensatez, profesionalismo y experiencia, digamos, entre Sami David, Rafa Ceballos, Leyver Martínez, Sonia Rincón, con Ángel Córdoba. Los mencionados saben del trato y trabajo legislativo, tienen una idea clara de cómo bregar con ese tipo de asuntos pero sobre todo, muestran siempre un profundo respeto por la clase trabajadora y desde luego, por los Medios de Comunicación. Sería impensable que éstos incurran en majaderías para tratar de someter a los periodistas. O para acosar a los trabajadores. No imaginamos a estos y otros diputados, mordiendo el cargo como quien muerde –y arranca– un pezón. Claro, las diferencias son obvias, marcadísimas y enormes.
El trabajo legislativo debe ser profesional, bien hecho, sin brincos ni exabruptos torpes que deformen la dignidad de ese cuerpo colegiado. Cada quién debe conocer la parte que le corresponde y cumplir con lo que debe. A Ángel Córdoba le reconozco su capacidad de entender ese trabajo porque siempre ha sido empleado del Congreso; por eso nos extraña que, de la noche a la mañana, haya cambiado y se atenga a actitudes retrógradas y absurdas que solo empañan el trabajo de los 39 diputados restantes. No le puedo negar inteligencia, pero de eso a admitirle actos de prepotencia, hay mucho de por medio. Es inadmisible. Debe, por tanto, recordar y reconocer que no es él el único interlocutor válido entre los demás Poderes del Estado y que finalmente, es un representante de acomodo que debe empezar por respetar a los demás, otorgando a cada quien, la porción de respeto que se merece. De otra forma, solo entorpecerá las buenas intenciones de todo el Congreso. Ojalá y tenga limpios los oídos para escuchar atentamente un llamado a tiempo. Ojalá.
Tarjetero
*** Buena la idea de la Secretaría de Infraestructura y Vivienda y además, del Comité de Obra Pública; esperemos que con ello se acabe la corrupción entre funcionarios y constructores, pues, del sexenio pasado, quedan todavía muchas sospechas, por ejemplo, de una empresa particular que fue contratada por el pabliato, no entregó las obras y hasta hoy, se niega a hacerlo, pero lo pero es que sigue “licitando” y llevándose las obras más grandes. Recordemos que en esa época, surgió aquel escándalo en la Secretaría de Obras, cuyo Jefe Jurídico de entonces, fue corrido por haber pedido tres millones de pesos a un constructor. Hoy, ese jefe está en un alto puesto, como si ese asunto no hubiese ocurrido jamás. El caso de Reybel Santos, también ha sido notorio, por lo que ahora que ha quedado imposibilitado de hacerse de recursos para seguir ocultando sus corruptelas, debe investigársele a fondo. Es lo menos que se puede hacer. *** Ayer quedó instalada una Comisión que vigilará la aplicación de recursos para los damnificados en la zona Norte. Falta ver lo del “Stan”; no podemos dejar en el olvido todo ese dinero. *** Luego nos leemos.
http://ksheratto.blogspot.com
ksheratto@gmail.com
ksheratto@hotmail.com
Angel Mario Ksheratto
La nueva Legislatura empieza
mal con medidas absurdas
con la Prensa.
No fue ninguna sorpresa pero desde ayer, el absurdo y la prepotencia ya eran el signo distintivo de la Mesa Directiva del Congreso del Estado. Sujetos mal vestidos, dirigidos por el jefe de edecanes (¡assshh!) y un guarura, trataban de obstaculizar el trabajo de los periodistas, repartiendo órdenes como si éstos fuesen empleados suyos. A una señal del presidente de dicha Mesa, Ángel Córdoba Toledo, éstos corrían a los periodistas y a los visitantes de donde estuvieran. Mala señal de inicio, mal mensaje y peores receptores.
Eso que ni qué. En primera, porque el orden, si es que ese era el objetivo, debe ponerse primero entre las curules donde unos legisladores hablaban por celular, otros platicaban entre sí, otros dormitaban y otros más, no sabían ni qué hacer ni qué decir ante la falta de preparación para cumplir siquiera las normas elementales de una sesión ordinaria. Los manoteos y miradas furiosas de Córdoba Toledo hacia el personal de asistencia legislativa, revelaban otro signo de prepotencia inaudita en un cuerpo colegiado que debiera tener como primicia, el respeto absoluto al quehacer de cada quien. Llamó la atención y obligó a la indagación sobre el comportamiento del presidente de la Mesa Directiva.
Las quejas, temores y expresiones de desacuerdo no esperaron: Los empleados de base y de confianza del Congreso, fueron los primeros en soltarse en lamentos. “Pinches güevones, ahora van a trabajar de verdad”, dicen que les ha dicho Ángel Córdoba Toledo, quien de plano les ha adelantado que ahora, en lugar de trabajar en horario corrido (de 9 de la mañana a 4 de la tarde), lo harán en doble jornada, es decir, de 9 de la mañana a 3 de la tarde y de 5 de la tarde a 9 de la noche, violando con ello la Ley Federal del Trabajo, que establece que todo trabajador deberá laborar un promedio de ocho horas diarias. “Y al que no le guste, que se vaya a la…”, ha sentenciado el novato legislador. Esto ya preocupa e indigna. No sería necesario un análisis de personalidad del Presidente de la Mesa Directiva para encontrar las causas de fondo por las que ha llegado a ese cargo con exceso de prepotencia. Sin embargo, algunos deducen que el mal trato que recibió siendo Oficial Mayor en los tiempos en que Juan Carlos Moreno Guillén era presidente del Congreso, le está llevando a cobrar venganza de todo mundo, lo cual no podríamos poner en duda, pero tampoco lo justificaríamos, en virtud de estar, Ángel Córdoba, en una posición de servicio público y no en calidad de caporal con derechos perversos. Debe entender el señor diputado que su labor será estrictamente la de legislar y velar por el buen funcionamiento del trabajo conjunto de la Cámara y no la de inmiscuirse en asuntos netamente administrativos que, según entendemos, corresponde única y exclusivamente a la Presidencia del Congreso en general.
El contraste
Decíamos líneas arriba que llama la atención la inexplicable postura del Presidente de la Mesa Directiva por el marcado contraste que hemos visto en el resto de diputados. Mesurados, respetuosos, accesibles. Obviamente, no encontraríamos comparación entre la sensatez, profesionalismo y experiencia, digamos, entre Sami David, Rafa Ceballos, Leyver Martínez, Sonia Rincón, con Ángel Córdoba. Los mencionados saben del trato y trabajo legislativo, tienen una idea clara de cómo bregar con ese tipo de asuntos pero sobre todo, muestran siempre un profundo respeto por la clase trabajadora y desde luego, por los Medios de Comunicación. Sería impensable que éstos incurran en majaderías para tratar de someter a los periodistas. O para acosar a los trabajadores. No imaginamos a estos y otros diputados, mordiendo el cargo como quien muerde –y arranca– un pezón. Claro, las diferencias son obvias, marcadísimas y enormes.
El trabajo legislativo debe ser profesional, bien hecho, sin brincos ni exabruptos torpes que deformen la dignidad de ese cuerpo colegiado. Cada quién debe conocer la parte que le corresponde y cumplir con lo que debe. A Ángel Córdoba le reconozco su capacidad de entender ese trabajo porque siempre ha sido empleado del Congreso; por eso nos extraña que, de la noche a la mañana, haya cambiado y se atenga a actitudes retrógradas y absurdas que solo empañan el trabajo de los 39 diputados restantes. No le puedo negar inteligencia, pero de eso a admitirle actos de prepotencia, hay mucho de por medio. Es inadmisible. Debe, por tanto, recordar y reconocer que no es él el único interlocutor válido entre los demás Poderes del Estado y que finalmente, es un representante de acomodo que debe empezar por respetar a los demás, otorgando a cada quien, la porción de respeto que se merece. De otra forma, solo entorpecerá las buenas intenciones de todo el Congreso. Ojalá y tenga limpios los oídos para escuchar atentamente un llamado a tiempo. Ojalá.
Tarjetero
*** Buena la idea de la Secretaría de Infraestructura y Vivienda y además, del Comité de Obra Pública; esperemos que con ello se acabe la corrupción entre funcionarios y constructores, pues, del sexenio pasado, quedan todavía muchas sospechas, por ejemplo, de una empresa particular que fue contratada por el pabliato, no entregó las obras y hasta hoy, se niega a hacerlo, pero lo pero es que sigue “licitando” y llevándose las obras más grandes. Recordemos que en esa época, surgió aquel escándalo en la Secretaría de Obras, cuyo Jefe Jurídico de entonces, fue corrido por haber pedido tres millones de pesos a un constructor. Hoy, ese jefe está en un alto puesto, como si ese asunto no hubiese ocurrido jamás. El caso de Reybel Santos, también ha sido notorio, por lo que ahora que ha quedado imposibilitado de hacerse de recursos para seguir ocultando sus corruptelas, debe investigársele a fondo. Es lo menos que se puede hacer. *** Ayer quedó instalada una Comisión que vigilará la aplicación de recursos para los damnificados en la zona Norte. Falta ver lo del “Stan”; no podemos dejar en el olvido todo ese dinero. *** Luego nos leemos.
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