Fichero Politico
Angel Mario Ksheratto
Es una especie de euforia colectiva; en los taxis, las combis, mercados, parques, calles, avenidas, plazas… ¡En todas partes!, la gente tiene una mirada distinta, camina diferente; parece haber recobrado la confianza y perdido el temor. Desde muy temprano del viernes, los teléfonos no han dejado de sonar. Lo saben en el ahora Ministerio de Justicia, puesto que todavía espían nuestras conversaciones, nuestros correos electrónicos y nuestras casas. Las felicitaciones porque al fin terminó la espantosa pesadilla y los augurios porque se aplique la ley a quienes la torcieron con fines de lucro íntimo, son las constantes en cada llamada. Nunca, en la historia de México, se había celebrado la caída de un funcionario público.
Nunca, empleado oficial alguno había cosechado tantísimos reproches, maledicencias y malos deseos en tan pocas horas. La combinación de odio y alegría, exigía una reflexión seria, sensata, profesional, acerca de un hombre que utilizó a una institución para regodear su prepotencia y abusar de la autoridad de su encargo.
Casos para ilustrar la aterradora persecución con fines de despojo, sobran; ahí está la ola de delitos que inventaron a los propietarios del Cuarto Poder para sustraerlos de sus propiedades, las decenas de delitos falsamente fincados contra Librado de la Torre, contra Eduardo Montoya, Rosinela Muñoz, Amelia Rabasa, Arturo López, Romeo Orantes, de éste servidor y de otros miles que fueron acusados hasta de delitos de brujería con tal que no salieran jamás de la cárcel o cedieran sus derechos de propiedad a cambio de su preciada libertad. No hay explicación, pretexto ni forma de esconder esa dolorosa realidad para quienes, por desgracia, cayeron en el ángulo de mira del exdictador Pablo Salazar y su Fiscal, cuya perpetuidad en el cargo, amenazaba seriamente la democracia, la libertad y el desarrollo de la entidad. Para el colmo, Mariano Herrán Salvatti, no sólo imprimió continuismo a la política represora de Pablo, sino que cayó en la tentación de confrontar a la institución a su cargo con el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, lo que puso en grave riesgo la estabilidad social, no solo de Chiapas, sino del país entero, pues muchas organizaciones sociales se preparaban en secreto para hacer frente a los abusos innecesarios de la desparecida Fiscalía pablista.
Castigo a las felonías
Con la desaparición de la Fiscalía, se trunca el brazo represor de la brutal dictadura pablista y se abre la posibilidad real para dar a los chiapanecos la porción de justicia que por derecho y ministerio de ley les corresponde. Se abren, sin demora, los caminos de la libertad plena, para que cada hombre y cada mujer, resuelvan el destino de la sociedad sin el temor de ser perseguidos ni encarcelados; se abre el camino para creer de nuevo en la institución procuradora de justicia y se impone la imperiosa necesidad de aleccionarnos moralmente para que cada felonía, fincada en la cobardía y la traición al pueblo, sean debidamente castigadas. Es una exigencia generalizada que hemos leído en los periódicos en los últimos días.
Pero también, hemos escuchado la posibilidad que Herrán Salvatti sea “ratificado” como Ministro de Justicia. En mi muy modesta opinión, sería un error garrafal caer en el pozo de las simulaciones políticas. ¡Vaya!, sería una burla del tamaño del mundo para los chiapanecos el que, tras la generalizada celebración por el fin de la represión, viniere una decisión de esa naturaleza.
Creo firmemente en el buen criterio del gobernador Sabines y estoy seguro que sabrá sopesar las circunstancias entre el futuro que merecen los chiapanecos y su esperanza de justicia, y las presiones de un grupo de politiqueros que está siendo unánimemente repudiado por sus crímenes, violaciones a los derechos humanos y enriquecimiento ilícito de muchos de ése clan, entre los que se encuentran los hermanos del exdictador. La coexistencia pacífica de los chiapanecos y la legalidad, solo podrán fortalecerse con una nueva administración en el Ministerio de Justicia, una que combata el abuso, la corrupción y la ilegalidad de los procesos penales contra ciudadanos honrados.
Las expresiones de júbilo y condena de los ciudadanos al enterarse de la desaparición de la Fiscalía, no pueden tomarse a la ligera, pues son una prueba flagrante de las heridas que dejó la dictadura y que deben ser sanadas con acciones contundentes que corten de tajo la pesadilla completa. Porque la exigencia no es solo en torno al cambio de identidad institucional, sino de coadyuvar en la cicatrización de las heridas. La creación del Ministerio de Justicia, no solo debe marcar el fin de la inocua dictadura salazarista sino que también, debe garantizar, en adelante, la aplicación justa y correcta de la ley, sin sesgos ni aventuradas intenciones de despojo oficial. No podrá significar una justificación, ni mucho menos, el olvido de las graves violaciones jurídicas y a los derechos humanos de los agraviados por la ahora inexistente Fiscalía. La sustancia ética del gobierno de Juan Sabines Guerrero debe ensancharse con la erradicación absoluta de la oprobiosa herencia del hereje dictadorzuelo que quiso perpetuar su impunidad con la creación de una Fiscalía que muy pocos éxitos tuvo en el combate a la delincuencia. Ese es el reto.
Tarjetero
*** “Sin importar color ni credo y como una sola voz, alzamos el reclamo enérgico e impostergable de la reivindicación de nuestra dignidad y derechos sociales (...) en un acto de solidaridad y no de entreguismo, damos un voto de confianza al joven gobernante chiapaneco y a su noble iniciativa por la recuperación, a favor de Chiapas, de la legalidad y la constitucionalidad. Esperamos con verdadero júbilo la conclusión de éste impostergable proceso, que se dará con la encomienda constitucional del Ministerio de Justicia; no permitiremos retrocesos y postergación de nuestros reclamos, aunque ello se nos vaya nuestra propia vida. No a los que, valiéndose de la ilegalidad, se conservan en el poder; no más de lo mismo. Fuera de Chiapas”. Extracto de una carta firmada por el doctor Valdemar Rojas López, a propósito de la desaparición de la Fiscalía. *** Luego nos leemos.
ksheratto@gmail.com
Angel Mario Ksheratto
Es una especie de euforia colectiva; en los taxis, las combis, mercados, parques, calles, avenidas, plazas… ¡En todas partes!, la gente tiene una mirada distinta, camina diferente; parece haber recobrado la confianza y perdido el temor. Desde muy temprano del viernes, los teléfonos no han dejado de sonar. Lo saben en el ahora Ministerio de Justicia, puesto que todavía espían nuestras conversaciones, nuestros correos electrónicos y nuestras casas. Las felicitaciones porque al fin terminó la espantosa pesadilla y los augurios porque se aplique la ley a quienes la torcieron con fines de lucro íntimo, son las constantes en cada llamada. Nunca, en la historia de México, se había celebrado la caída de un funcionario público.
Nunca, empleado oficial alguno había cosechado tantísimos reproches, maledicencias y malos deseos en tan pocas horas. La combinación de odio y alegría, exigía una reflexión seria, sensata, profesional, acerca de un hombre que utilizó a una institución para regodear su prepotencia y abusar de la autoridad de su encargo.
Casos para ilustrar la aterradora persecución con fines de despojo, sobran; ahí está la ola de delitos que inventaron a los propietarios del Cuarto Poder para sustraerlos de sus propiedades, las decenas de delitos falsamente fincados contra Librado de la Torre, contra Eduardo Montoya, Rosinela Muñoz, Amelia Rabasa, Arturo López, Romeo Orantes, de éste servidor y de otros miles que fueron acusados hasta de delitos de brujería con tal que no salieran jamás de la cárcel o cedieran sus derechos de propiedad a cambio de su preciada libertad. No hay explicación, pretexto ni forma de esconder esa dolorosa realidad para quienes, por desgracia, cayeron en el ángulo de mira del exdictador Pablo Salazar y su Fiscal, cuya perpetuidad en el cargo, amenazaba seriamente la democracia, la libertad y el desarrollo de la entidad. Para el colmo, Mariano Herrán Salvatti, no sólo imprimió continuismo a la política represora de Pablo, sino que cayó en la tentación de confrontar a la institución a su cargo con el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, lo que puso en grave riesgo la estabilidad social, no solo de Chiapas, sino del país entero, pues muchas organizaciones sociales se preparaban en secreto para hacer frente a los abusos innecesarios de la desparecida Fiscalía pablista.
Castigo a las felonías
Con la desaparición de la Fiscalía, se trunca el brazo represor de la brutal dictadura pablista y se abre la posibilidad real para dar a los chiapanecos la porción de justicia que por derecho y ministerio de ley les corresponde. Se abren, sin demora, los caminos de la libertad plena, para que cada hombre y cada mujer, resuelvan el destino de la sociedad sin el temor de ser perseguidos ni encarcelados; se abre el camino para creer de nuevo en la institución procuradora de justicia y se impone la imperiosa necesidad de aleccionarnos moralmente para que cada felonía, fincada en la cobardía y la traición al pueblo, sean debidamente castigadas. Es una exigencia generalizada que hemos leído en los periódicos en los últimos días.
Pero también, hemos escuchado la posibilidad que Herrán Salvatti sea “ratificado” como Ministro de Justicia. En mi muy modesta opinión, sería un error garrafal caer en el pozo de las simulaciones políticas. ¡Vaya!, sería una burla del tamaño del mundo para los chiapanecos el que, tras la generalizada celebración por el fin de la represión, viniere una decisión de esa naturaleza.
Creo firmemente en el buen criterio del gobernador Sabines y estoy seguro que sabrá sopesar las circunstancias entre el futuro que merecen los chiapanecos y su esperanza de justicia, y las presiones de un grupo de politiqueros que está siendo unánimemente repudiado por sus crímenes, violaciones a los derechos humanos y enriquecimiento ilícito de muchos de ése clan, entre los que se encuentran los hermanos del exdictador. La coexistencia pacífica de los chiapanecos y la legalidad, solo podrán fortalecerse con una nueva administración en el Ministerio de Justicia, una que combata el abuso, la corrupción y la ilegalidad de los procesos penales contra ciudadanos honrados.
Las expresiones de júbilo y condena de los ciudadanos al enterarse de la desaparición de la Fiscalía, no pueden tomarse a la ligera, pues son una prueba flagrante de las heridas que dejó la dictadura y que deben ser sanadas con acciones contundentes que corten de tajo la pesadilla completa. Porque la exigencia no es solo en torno al cambio de identidad institucional, sino de coadyuvar en la cicatrización de las heridas. La creación del Ministerio de Justicia, no solo debe marcar el fin de la inocua dictadura salazarista sino que también, debe garantizar, en adelante, la aplicación justa y correcta de la ley, sin sesgos ni aventuradas intenciones de despojo oficial. No podrá significar una justificación, ni mucho menos, el olvido de las graves violaciones jurídicas y a los derechos humanos de los agraviados por la ahora inexistente Fiscalía. La sustancia ética del gobierno de Juan Sabines Guerrero debe ensancharse con la erradicación absoluta de la oprobiosa herencia del hereje dictadorzuelo que quiso perpetuar su impunidad con la creación de una Fiscalía que muy pocos éxitos tuvo en el combate a la delincuencia. Ese es el reto.
Tarjetero
*** “Sin importar color ni credo y como una sola voz, alzamos el reclamo enérgico e impostergable de la reivindicación de nuestra dignidad y derechos sociales (...) en un acto de solidaridad y no de entreguismo, damos un voto de confianza al joven gobernante chiapaneco y a su noble iniciativa por la recuperación, a favor de Chiapas, de la legalidad y la constitucionalidad. Esperamos con verdadero júbilo la conclusión de éste impostergable proceso, que se dará con la encomienda constitucional del Ministerio de Justicia; no permitiremos retrocesos y postergación de nuestros reclamos, aunque ello se nos vaya nuestra propia vida. No a los que, valiéndose de la ilegalidad, se conservan en el poder; no más de lo mismo. Fuera de Chiapas”. Extracto de una carta firmada por el doctor Valdemar Rojas López, a propósito de la desaparición de la Fiscalía. *** Luego nos leemos.
ksheratto@gmail.com