Fichero Político
Angel Mario Ksheratto
La reactivación del ocurrente Plan Puebla-Panamá, más que una acción para el desarrollo de los pueblos que componen esa zona geográfica, ha sido un acto meramente protocolar para reafirmar la vieja tradición del acercamiento de los mandatarios, que antes de la feliz idea del expresidente Fox, se reunían con cualquier pretexto.
Si revisamos el catálogo de magníficas intenciones con que se fundó el plan, encontraremos que a seis años, ni un solo compromiso se ha cumplido al grado que la oposición que en su momento se levantó en países como El Salvador, Nicaragua y Honduras, dejó por la paz el asunto, bajo la certeza que éste, sencillamente, fue una fanfarronada de un estirado Vicente que pudo, todavía con el peso moral de los votos obtenidos en las urnas mexicanas, seducir a los gobernantes centroamericanos.
Uno de los propósitos iniciales de dicho plan era lograr la participación efectiva de las organizaciones civiles en la toma de decisiones; fue el primer fracaso puesto que cuando en México algunas agrupaciones intentaron insertarse al movimiento con algunas ideas renovadoras, fueron inmediatamente tachadas de reaccionarias por algunos miembros del gabinete foxista, dando por terminada la intención primera. Y para confirmar que el entonces presidente tomaba a la sociedad civil solo para efectos publicitarios propios, impuso como encargado de su proyecto a Florencio Salazar Adame, cuyo trabajo en ese sentido se basó en reuniones chicas y grandes en las que siempre tuvieron el dedo en la llaga sin pasar más allá de la elegancia de los discursos.
Así, los ocho principales “ejes” del plan (desarrollo humano y social, participación de la sociedad civil, cambio estructural en la dinámica económica, aprovechamiento de vocaciones y ventajas comparativas de la región, promoción de las inversiones productivas, manejo sustentable de los recursos naturales, concertación de planes y estrategias conjuntas y, modernización y fortalecimiento de las instituciones) no lograron nunca más que algunas reuniones de alto nivel cuya pretensión fue la de buscar los mecanismos de financiamiento. Poco se supo de los resultados de esas gestiones ante el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial y otras instituciones prestamistas. Tampoco se supo cómo canalizaron una de las principales preocupaciones de la sociedad civil centroamericana: el problema alimentario y la demanda de empleos que, se supone, vendría a superar el PPP y que a la larga, sólo provocó un aumento inusitado migrantes hacia el norte del continente.
Parte del folclor
Ojalá muchos recuerden aquel memorable discurso de Vicente Fox en el que juró por los dioses de Los Pinos que con el Plan Puebla-Panamá, los indígenas llegarían a ser una fuerza productiva impresionante; ya vimos que solo fue una inolvidable perorata, pues, por lo menos, nuestros hermanos indígenas chiapanecos, siguen cosechando diminutas mazorcas de maíz, vistiendo harapos y comiendo cuando se presenta la oportunidad. Es decir, nunca han sido beneficiarios del PPP y lo que ha sido peor: como sociedad civil jamás hemos visto que sean convocados para recabar su opinión sobre temas que, de concretarse, podrían afectarles o beneficiarles. Pero, esto no es privativo de México. En el resto de países componentes de la feliz ocurrencia foxista, la sociedad civil también ha sido omitida y es la que menos beneficios ha recibido, si es que alguno han logrado los encargados de ese plan.
En Guatemala, donde una alto porcentaje de ciudadanos es indígena, no se han visto acciones de interrelación con los grupos étnicos y menos, programas de desarrollo sustentable. Si bien en la zona rural guatemalteca hay una movilización importante en materia de obras primarias y secundarias, éstas no están insertas dentro de los programas del PPP, sino que obedecen a otras estrategias gubernamentales. Esto significa que el citado plan, en realidad, no está dando los resultados adecuados y por lo tanto, cualquier cantidad de discursos alusivos a su pretendida efectividad, es solo parte del folclor, por lo menos, hasta que no veamos resultados reales, tangibles; resultados que beneficien a la sociedad civil, a los indígenas, a los productores, a todos en general. Y es que, como ya anotamos líneas arriba, el gran problema es la crisis alimentaria y de empleos a la que debemos unir la crisis de los recursos naturales que, ante la ausencia de políticas ecologistas apropiadas, se están debilitando en detrimento de los intereses de indígenas y campesinos. Entonces, los discursos de la recién terminada cumbre del Plan Puebla-Panamá, tomémoslos con reserva. Las campanas echadas al vuelo, no siempre son para anunciar fiestas. La que escuchamos desde Campeche, pueden ser de luto, al menos hasta que los participantes en esa reunión, no den señales de alegría para sus gobernados. Recordemos que no es la primera vez que nos vienen con ese cuento.
Tarjetero
*** Hace unos días leímos las declaraciones de algunos funcionarios respecto al “saldo blanco” durante la Semana Santa. ¿No se habrán dado cuenta que los hechos los desmintieron categóricamente? Muertos en accidentes, heridos, asaltos, robos a casas, ahogados en las playas, violencia generalizada. No entienden que no se puede tapar el sol con un dedo. *** Llamado a las autoridades del Registro Civil: La prepotencia de la funcionaria de esa dependencia en San Cristóbal de las Casas, va de mal en peor. Se niega a entregar documentos a estudiantes. Alguien debe poner orden ahí. *** En el caso del secuestro de un niño en Bochil, las cosas siguen igual, pese a las pruebas. Eder Agustín Velasco Ruiz, Laura Guadalupe Sánchez Hernández y el fiscal Rogelio Gutiérrez Domínguez, como si nada, lo cual nos reconfirma que la impunidad sigue su curso normal. *** Que Jorge Constantino Kanter, va a ser candidato del Partidito de los ¿Trabajadores? Un día nos dijo el alcalde de Comitán: “¡Ni un milímetro, ni medio milímetro me van a mover del PRI! ¡Chingo a mi madre si me voy del PRI!” Pues… *** Luego nos leemos.
http://www.asich.com
ksheratto@yahoo.com
ksheratto@hotmail.com
Angel Mario Ksheratto

Si revisamos el catálogo de magníficas intenciones con que se fundó el plan, encontraremos que a seis años, ni un solo compromiso se ha cumplido al grado que la oposición que en su momento se levantó en países como El Salvador, Nicaragua y Honduras, dejó por la paz el asunto, bajo la certeza que éste, sencillamente, fue una fanfarronada de un estirado Vicente que pudo, todavía con el peso moral de los votos obtenidos en las urnas mexicanas, seducir a los gobernantes centroamericanos.
Uno de los propósitos iniciales de dicho plan era lograr la participación efectiva de las organizaciones civiles en la toma de decisiones; fue el primer fracaso puesto que cuando en México algunas agrupaciones intentaron insertarse al movimiento con algunas ideas renovadoras, fueron inmediatamente tachadas de reaccionarias por algunos miembros del gabinete foxista, dando por terminada la intención primera. Y para confirmar que el entonces presidente tomaba a la sociedad civil solo para efectos publicitarios propios, impuso como encargado de su proyecto a Florencio Salazar Adame, cuyo trabajo en ese sentido se basó en reuniones chicas y grandes en las que siempre tuvieron el dedo en la llaga sin pasar más allá de la elegancia de los discursos.
Así, los ocho principales “ejes” del plan (desarrollo humano y social, participación de la sociedad civil, cambio estructural en la dinámica económica, aprovechamiento de vocaciones y ventajas comparativas de la región, promoción de las inversiones productivas, manejo sustentable de los recursos naturales, concertación de planes y estrategias conjuntas y, modernización y fortalecimiento de las instituciones) no lograron nunca más que algunas reuniones de alto nivel cuya pretensión fue la de buscar los mecanismos de financiamiento. Poco se supo de los resultados de esas gestiones ante el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial y otras instituciones prestamistas. Tampoco se supo cómo canalizaron una de las principales preocupaciones de la sociedad civil centroamericana: el problema alimentario y la demanda de empleos que, se supone, vendría a superar el PPP y que a la larga, sólo provocó un aumento inusitado migrantes hacia el norte del continente.
Parte del folclor
Ojalá muchos recuerden aquel memorable discurso de Vicente Fox en el que juró por los dioses de Los Pinos que con el Plan Puebla-Panamá, los indígenas llegarían a ser una fuerza productiva impresionante; ya vimos que solo fue una inolvidable perorata, pues, por lo menos, nuestros hermanos indígenas chiapanecos, siguen cosechando diminutas mazorcas de maíz, vistiendo harapos y comiendo cuando se presenta la oportunidad. Es decir, nunca han sido beneficiarios del PPP y lo que ha sido peor: como sociedad civil jamás hemos visto que sean convocados para recabar su opinión sobre temas que, de concretarse, podrían afectarles o beneficiarles. Pero, esto no es privativo de México. En el resto de países componentes de la feliz ocurrencia foxista, la sociedad civil también ha sido omitida y es la que menos beneficios ha recibido, si es que alguno han logrado los encargados de ese plan.
En Guatemala, donde una alto porcentaje de ciudadanos es indígena, no se han visto acciones de interrelación con los grupos étnicos y menos, programas de desarrollo sustentable. Si bien en la zona rural guatemalteca hay una movilización importante en materia de obras primarias y secundarias, éstas no están insertas dentro de los programas del PPP, sino que obedecen a otras estrategias gubernamentales. Esto significa que el citado plan, en realidad, no está dando los resultados adecuados y por lo tanto, cualquier cantidad de discursos alusivos a su pretendida efectividad, es solo parte del folclor, por lo menos, hasta que no veamos resultados reales, tangibles; resultados que beneficien a la sociedad civil, a los indígenas, a los productores, a todos en general. Y es que, como ya anotamos líneas arriba, el gran problema es la crisis alimentaria y de empleos a la que debemos unir la crisis de los recursos naturales que, ante la ausencia de políticas ecologistas apropiadas, se están debilitando en detrimento de los intereses de indígenas y campesinos. Entonces, los discursos de la recién terminada cumbre del Plan Puebla-Panamá, tomémoslos con reserva. Las campanas echadas al vuelo, no siempre son para anunciar fiestas. La que escuchamos desde Campeche, pueden ser de luto, al menos hasta que los participantes en esa reunión, no den señales de alegría para sus gobernados. Recordemos que no es la primera vez que nos vienen con ese cuento.
Tarjetero
*** Hace unos días leímos las declaraciones de algunos funcionarios respecto al “saldo blanco” durante la Semana Santa. ¿No se habrán dado cuenta que los hechos los desmintieron categóricamente? Muertos en accidentes, heridos, asaltos, robos a casas, ahogados en las playas, violencia generalizada. No entienden que no se puede tapar el sol con un dedo. *** Llamado a las autoridades del Registro Civil: La prepotencia de la funcionaria de esa dependencia en San Cristóbal de las Casas, va de mal en peor. Se niega a entregar documentos a estudiantes. Alguien debe poner orden ahí. *** En el caso del secuestro de un niño en Bochil, las cosas siguen igual, pese a las pruebas. Eder Agustín Velasco Ruiz, Laura Guadalupe Sánchez Hernández y el fiscal Rogelio Gutiérrez Domínguez, como si nada, lo cual nos reconfirma que la impunidad sigue su curso normal. *** Que Jorge Constantino Kanter, va a ser candidato del Partidito de los ¿Trabajadores? Un día nos dijo el alcalde de Comitán: “¡Ni un milímetro, ni medio milímetro me van a mover del PRI! ¡Chingo a mi madre si me voy del PRI!” Pues… *** Luego nos leemos.
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