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Vals, ¿el “candidato ciudadano”?

El ex alcalde está obligado a aclarar cuentas.
Fichero Político

Angel Mario Ksheratto

Su nacimiento, juventud y parte de la etapa de madurez, estuvieron marcados por un priismo dominante, recalcitrante; las ambiciones antes que las circunstancias, lo convirtieron en perredista, colores que portó “con orgullo por tratarse de un partido histórico en la democratización de México”. Ahora, un poco más cauto, solo se declara “candidato ciudadano”, a pesar que portará la ya clásica camisa azul que llevan a todas partes los panistas.
Se trata de Jaime Val Esponda, residente permanente de la ciudad de México de donde vino para hacer algunos trabajitos técnicos y desde donde después, saltó a la alcaldía capitalina, cargo que se le esfumó entre las manos y lo convirtió en el odiado de todos los tiempos.
No son pocos los que ven su candidatura como un juego perdido. No les falta razón. Vals Esponda desaprovechó la oportunidad de oro para convertirse en un hombre querido, un político confiable. Como alcalde, es considerado el peor de todos en los últimos 60 años. Apático, intolerante, haragán, poco imaginativo, negrero, son apenas unos cuantos adjetivos que la gente le ha colgado desde el primer día que gobernó a la ciudad.
Y es que, grosso modo, ni una sola de sus promesas de campaña pudo cumplir; el acueducto al que bautizó como “Periférico acuático”, hasta el día de hoy, no se ha podido concluir. Algunas fuentes de la municipalidad confirman entre dientes que gran parte de la inversión para esa obra, desapareció de las arcas, lo que ha generado que las empresas constructoras, tengan que frenar el trabajo por falta de pagos puntuales.
Amén de lo anterior, el avance de la obra es casi nula; en muchos puntos de donde se presume ha quedado culminada, la o las constructoras han vuelto a rehacer los trabajos, en virtud del pésimo material que se está utilizando.
Por otro lado, se comprometió a mejorar la circulación sobre la calle central y afirmó en su momento que a esa importante vía de comunicación del norte y sur de la ciudad con el centro, sería remodelada, reforzada con material de primera calidad. Durante los tres años que Jaimito estuvo en la alcaldía (bueno, menos porque se tuvo que ir para hacerse cargo de la rectoría de la UNACH), en dos ocasiones se “pavimentó” la Avenida Central.
Había prometido que se pondría concreto hidráulico, debido a que entrarían en funciones los famosos “Conejo-buses”, cuyo peso, dijo el entonces edil, destruiría con facilidad los adoquines. Incumplió y volvió a meter, en las dos ocasiones, adoquines supuestamente nuevos. Hasta hoy, la Calle Central sigue siendo una calle sin presentación, llena de hoyancos lo que ha constituido un grave y serio peligro para todos los capitalinos.
Eso sí, el Jaime Vals, como alcalde, solicitó ante el Congreso del Estado, infinidad de préstamos bancarios para obras que, insistimos, hasta el día de hoy no se han concluido. Y tememos que nunca terminen de construirlas porque el dinero destinado para esas obras, simplemente, ha desaparecido, sin que el ahora “candidato ciudadano”, tenga el valor civil de decir a dónde fue a parar.
La deuda que dejó para el Ayuntamiento de Tuxtla, sencillamente es impagable. Lo indignante es que ahora, se presume, es dinero que podría servir para pagar una campaña política que, si la elección es limpia y transparente, está destinada al fracaso.
Como rector universitario, Jaime Vals no ha sido lo que se esperaba. Miles de estudiantes lo repudian, en primer lugar, porque ha cerrado sus puertas al diálogo y, si no ha propiciado el alto costo de los estudios, por lo menos ha permitido que sus colaboradores hagan lo que en gana les venga con los estudiantes.
A lo anterior —que es una minucia ante el enorme cúmulo de cosas en contra que tiene el hijito del señor Ministro de la SCJN— hay que sumarle su falta de carisma y su absoluto desconocimiento de la realidad del estado. Me perdonarán por la comparación, pero si usted se encuentra a un animalito en la calle, le mueve las orejas, la cola o lo que sea con tal de llamar su atención y saber que recibió el saludo.
Jaime, no. No sé si será falta de educación, está mal de la vista y no reconoce a las personas o de plano, se siente superior a todos y piensa que nadie es digno de siquiera una risita, aunque sea hipócrita. Por otro lado, no tiene un discurso coherente. Empieza hablando de la pobreza y termina contando chistes malos. Si le preguntamos cuántas comunidades indígenas hay en Chiapas, estemos seguros que no sabrá responder ni pío. Porque no sabe siquiera cuántos habitantes tiene Chiapas.
Y como uno de los tantos colmos que tiene en su haber, está el de ser abanderado por un partido disminuido y sin la menor posibilidad de remontar a los dos senadores que están muy adelantados en la contienda. Si remotamente llegare a ganar, sería el primer milagro de la “Virgen del Cubículo Legislativo” o de plano, habría mano negra.
Vals Esponda, para ser un candidato confiable deberá primero explicar, paso a paso, punto por punto, centavo por centavo, dónde están los préstamos que hizo y mostrarnos las obras que prometió hacer y no hizo. Es lo menos que puede hacer.

Tarjetero

*** Un dato duro y preocupante: en todo el país, se registra un promedio de seis secuestros por día. Grave. *** La detención del otrora súper poderoso empresario Miguel Sacal, marca un hito contra los abusadores que piensan que por tener dinero, pueden hacer lo que en gana les venga. De gritón y prepotente, en las fotos oficiales sobre su detención, se ve a un tipo disminuido, enfermizo, tembloroso. Así son todos los delincuentes que han gozado de impunidad. *** El IFE se hizo bolas con su normativa electoral. Hasta ayer nadie explicaba bien a bien qué pasará en éste periodo de veda para los candidatos y precandidatos. Que no se permitirán debates, que no podrán ir a eventos masivos, que solo podrán dar entrevistas, pero sin promoverse como tales. ¿Acaso darán entrevistas para hablar de lo bonito que tiene las piernas Miss Universo? Es una barbarie legal la del IFE. Urge modificar la ley. Algunos dicen que se debe perfeccionar. Falso. Se debe regular con responsabilidad, no a la carrera como si se tratase de un poco cosa. *** Luego nos leemos.
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