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Angel Mario
Ksheratto
La migración criminalizada. |
Quienes
defienden la paupérrima “victoria” de México frente al muy bien aleccionado
equipo negociador del presidente estadounidense, argumentan que la urgencia de
acudir a Washington, se basa en el hecho que el 80 por ciento del comercio del
país, se da con Estados Unidos. También defienden los enjutos resultados y
niegan que la soberanía nacional, se haya puesto en riesgo.
Tales argumentaciones
pudieran ser válidas, si de entrada, la Cancillería y el resto de funcionarios
componentes de la comisión negociadora, ampliaran y esclarecieran aspectos
fundamentales que permanecen ocultos y que, tarde o temprano, podrían detonar
una crisis mayor en ambos lados de la frontera.
La
información hasta ahora proporcionada, es insuficiente para entender no solo
los términos de los acuerdos, sino los alcances reales que se esperan, para cumplir
con un capricho electoral de Donald Trump, que, por cierto, ha vuelto a
amenazar con imponer aranceles si el Legislativo mexicano no cumple con sus
expectativas personales y lo que es grave: que más temprano que tarde, dará a
conocer acuerdos secretos entre las dos delegaciones.
Cierto es
que Trump, no es hombre de palabra; sus mismos correligionarios desconfían de
él. Es además, un mentiroso patológico. Pero lo que calle o suelte en cuanto
tenga la oportunidad, será catastrófico para México, lo que obliga a las
autoridades locales, a adelantarse, para desactivar el daño que la bocota
presidencial estadounidense, pueda causar.
Es posible
que los acuerdos sean buenos. Pero resultan malos a los ojos del mexicano común
y corriente, que está asistiendo al mismo hermetismo de gobiernos pasados, a la
opacidad y al ocultamiento de verdades que por lo mismo, se han constituido en
mentiras que afectan duramente a quienes las emiten.
De hecho, la
retórica gubernamental se desmiente a sí misma. Mientras el Canciller Marcelo
Ebrard asegura que se han separado los temas económico y migratorio, EE.UU.,
insiste en que mientras México no aplique criterios sofocantes para disminuir,
controlar y combatir la migración, la amenaza arancelaria seguirá en pie.
La respuesta
mexicana ha sido tibia e incluso, de sumisión absoluta, obediencia ciega y entreguismo
irremediable. ¿Qué va a pasar con los miles de migrantes que lleguen a
territorio mexicano? El acuerdo es que deben permanecer en México. Su estancia,
manutención, tramitación de documentos para obtener el estatus de asilados,
empleo, casa, etc., etc., correrá a cargo del erario mexicano.
Si las
estimaciones de USA giran en torno a la posibilidad que para finales de éste
año, un millón 600 mil migrantes intenten ingresar a ese país, debemos
considerar que esa misma cantidad, se quedará en territorio nacional. ¡Vaya
negociación!
Si Trump
hubiese cumplido con su amenaza de los aranceles, dice el gobierno mexicano, se
habría perdido un millón de empleos. Preguntémonos ahora: ¿de dónde van a sacar
un millón y medio de puestos laborales para los migrantes? De por sí, tenemos
un déficit laboral de grandes proporciones.
Pero lo
sumamente grave, viene todavía: Marcelo Ebrard ha dicho que una primera
evaluación del acuerdo alcanzado, será en 45 días. Si el plan mexicano fracasa,
se buscarán otras alternativas, elementalmente con la propuesta estadounidense
y que el Congreso de la Unión, deberá avalar. Hoy mismo, Trump amenazó con que
si los legisladores mexicanos no aprueban el T-MEC y el acuerdo migratorio (en
90 días), aplicará los aranceles por lo pronto suspendidos.
Es decir, el
Poder Legislativo mexicano, como rehén del presidente de Estados Unidos. Nunca
antes, un gobernante extranjero había pretendido erigirse en el Gran Legislador
de México. ¿Y así dicen que no se ha puesto en riesgo la soberanía nacional?
Transitorio
Hace unos
meses, en medio de la crisis migratoria, la secretaria de Gobernación dejó
entrever que se recorrería la frontera al cuello geográfico que representa el
Istmo de Tehuantepec. En virtud que gran parte del acuerdo último establece que
México debe contener y entretener a los migrantes, no dudemos que Chiapas, se
convertirá en el “santuario” que Estados Unidos ha condenado una y otra vez.
Por otro
lado, debemos estar atentos puesto que la llegada de miles de miembros de la
Guardia Nacional, significará atropellos y violaciones a los derechos humanos,
no solo de los migrantes, sino de los chiapanecos. Triste futuro nos espera.