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Usurpador ilegítimo en el PRD de Chiapas

Fichero Político

Angel Mario Ksheratto


Sin carisma, prepotente e ignorante de
la ideología izquierdista, Alejandro Gamboa
pretende instaurar una monarquía en
el desvencijado partido de López Obrador.

Las consultas eran con Pío López Obrador, el acomodado hermano de Andrés Manuel; a un lado, observando –ahora si que, sin decir ni “pío”–, Alejandro Gamboa, el dos veces desconocido “dirigente” estatal del PRD. Manuel Camacho Solís le ignoraba olímpicamente. Era la reunión sobre la reforma energética que el frustrado aspirante a la Presidencia de la República en los mejores tiempos del salinato, sostenía en Chiapas con sus ahora correligionarios. Las dos veces que Gamboa intentó meter su cuchara, sólo él se escuchó; Pío y Camacho, conversaban en corto y el resto de los poco más o menos 45 asistentes, atendían sus propias tertulias. Vinieron los reclamos sobre la legitimidad del cargo que ostenta Gamboa ylas cosas se empezaron a calentar. La mayoría, contra el usurpador que no atinaba a encontrar una respuesta puntual. “Tenemos una dirigencia ilegítima, ilegal y espuria”, gritaban algunos.
Camacho Solís, contra su tradicional estilo reconciliador, no abogó por el dirigente perredista chiapaneco. Se limitó a escuchar y luego llamó a atender lo que el resolutivo final indicare. Estaba claro que el excomisionando para la Paz en Chiapas, no apoyaba la estancia de Alejandro Gamboa en la dirigencia perredista local. Y es que en el proyecto de resolución que dejó preparado Ernestina Godoy Ramos, hoy expresidenta de la Comisión Nacional de Garantías del PRD, sobresalen las anomalías detectadas durante el proceso electoral interno: relleno de urnas, actas inconsistentes, votos a favor de Gamboa en mesas no instaladas, inducción del voto, votantes repetidos, en fin, los elementos necesarios y contundentes para declarar nula la elección en la entidad, además del criterio que hacía incontestable la acción: anular un proceso nacional implica la anulación de todas las urnas, incluyendo las instaladas para delegados nacionales.
Pero algo más grave se cierne sobre el futuro inmediato de la dirigencia estatal perredista: si bien Alejandro Gamboa presentó documentación oficial sobre su afiliación al PRD, sus opositores alegan que en ningún Comité Municipal existe constancia de haber realizado los trámites legales para ser miembro de ese partido. Más aún, su antigüedad como militante perredista ha sido puesta en duda, toda vez que los Estatutos exigen como mínimo, dos años de militancia activa y efectiva; el actual dirigente, dicen, al momento de declararse militante perredista, no tenía dos años de haber servido como regidor del Partido Verde Ecologista en un municipio del Estado de México. Tampoco, dicen, hay evidencias claras de que haya tramitado su solicitud de afiliación al PRD ante el Comité Ejecutivo Estatal, como se exige en los estatutos.
¿Se acuerda Usted de aquel escándalo que protagonizó el ahora “líder” del PRD cuando se descubrió que se mantenía con los sueldos de regidor en el Edomex y de funcionario en Tuxtla Gutiérrez? De eso no hace como dos años y medio; si hacemos cuentas, la militancia no le alcanza para ahora erigirse en dirigente de un partido al que técnicamente pertenece, pero legalmente, no. Y si a eso agregamos la absoluta y temeraria falta de inteligencia y conocimientos básicos del movimiento político chiapaneco de Gamboa, las cosas se ponen peor. Un partido de la talla del PRD (desechando, desde luego, las locuras baratas del mesías tabasqueño que pareciera que está trabajando arduamente para destruir a ese partido) necesita un interlocutor de calidad, moralmente competente y embarazado de la cultura izquierdista. El actual “dirigente”, seamos francos, no está sirviendo ni siquiera de mandadero, menos de interlocutor. Por si fuera poco, sus apariciones en los medios de comunicación no son para darnos luces sobre su trabajo partidista, menos para empaparnos de la filosofía de la izquierda o proponer estrategias políticas, sino para presumir sus gustos (y gastos) antreros y enseñarnos su círculo de amigos de parranda.
Un partido como el PRD, cuyos militantes son en su mayoría campesinos e indígenas, necesita un dirigente noble, sencillo, trabajador, conciliador, amable, franco, humilde, sincero, espontáneo, leal, cordial, atento y no uno alzado, prepotente, altanero, pretencioso, pendenciero, orgulloso, soberbio, ignorante, desleal, intolerante y petulante, entre muchas otras barbaridades que han hecho que la gente desconfíe de su pretendido “dirigente”. Si los miembros de la Comisión Nacional de Garantías del PRD ignoran las lapidarias razones por las que Ernestina Godoy Ramos renunció a su cargo de Presidenta de ese órgano y determinan validar un proceso cargado de irregularidades, estarán, no pegándole un balazo a las patas del perredismo chiapaneco, sino dándole el tiro de gracia. “Ante una situación de éstas dimensiones –advierte la expresidenta de la CNG en su carta de renuncia– la actuación de algunos militantes, candidatos y simpatizantes, excedió límites que como gente de izquierda, no podemos permitir, menos a quienes nos tocó estar en el órgano que se supone debe impartir justicia e impedir la impunidad que tanto nos ha dañado. Se cometieron las prácticas fraudulentas que como partido hemos denunciado a lo la largo de nuestra historia en elecciones constitucionales. Nuestra obligación como órgano garantista (sic) de los derechos de los militantes, es actuar con profesionalismo, con imparcialidad y con objetividad; los militantes y la sociedad esperaban de nosotros un pronunciamiento enérgico que diera cuenta de los mecanismos utilizados, a quién se benefició con ésos actos, castigo a los responsables y sobre todo, no permitir la validez de votos que no fueron emitidos por nuestros compañeros y que son producto del fraude”. Más claro, ni el agua. Ahí que lo vean los auténticos perredistas.

Tarjetero

*** Siembra odio y cosecharás rencor, reza un viejo refrán; es lo que sucede a Pablo Abner Salazar de quien estudiantes de la Mactumactzá, quemaron una efigie en repudio por la política persecutora que el tirano llevó en contra de éstos y miles de chiapanecos más. *** Luego nos leemos.
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