Angel Mario Ksheratto
El “clamor” lanzado a los arreciados vientos de San Domingo durante la toma de protesta de doña Arely Madrid Tovilla como nueva dirigente del desfalleciente Partido Revolucionario Institucional, fue en el sentido de pedir “unidad” a todos los priístas llegados y por llegar, son contar los que han sido echados por rebambarambas caprichosas que en sí, desmienten contundentemente cualquier volumen que le hayan puesto a ese destemplado grito. Y es que no había de otra, ni tenían otro recurso discursivo para justificar un evento mediante el que se protocolizó el resultado de una elección pobrísima en asistencia y desabrida en elementos democráticos, costumbre vieja a pesar de la novatez de la pretendida práctica pluralista en ese partido.
Quienes clamaron por la rota “unidad”, tampoco se escucharon y si lograron oírse no se dieron cuenta que el concepto “unidad”, ha sido despojado de su carga emocional, pues más que clamor, lo que tronó fue un griterío que exigía una unidad sin más despidos de militantes por el solo hecho de haberse opuesto a medidas impositivas que a la postre, demostraron que el PRI, como siempre, se había equivocado una vez más. De ahí que el pedimento de ese valioso elemento para una organización partidista en conciente decadencia, resultó ser un escupitajo en la cara de los dirigentes nacionales, pues han sido ellos quienes, por rencores inconcebibles, han corrido de las filas tricolores a políticos que, por angas o por mangas, se vieron obligados a apoyar a un candidato distinto al de ese partido. Obviamente, las expulsiones fueron selectivas y dirigidas solo a aquellos que creyeron vulnerables o que pensaron, tendrían lo suficiente para lograr objetivos más allá de las viejas costumbres priístas, que han sido las que han dado el tiro de gracia a esa institución. Con ésa música, se entonaron gritos de euforia, pero nadie fue capaz de articular una sola frase que resumiera el interés de una verdadera reconciliación entre los priístas que fueron agraviados con determinaciones antidemocráticas. ¿Cómo convencer a la militancia del deseo de unificar el trabajo partidista si persiste la intención de echar a aquellos militantes que optaron por una candidatura distinta? ¿Cómo explicar a la sociedad la solicitud de unidad si entre los priístas persiste el espíritu de confrontación interna? Allá ellos.
Contra reloj
Evidentemente, la nueva lideresa de los priístas estará trabajando a contracorriente y contra el tiempo. Y si a eso agregamos que el factor unidad está destartalado, vemos que doña Arely tendrá que trabajar triple para alcanzar, por lo menos, el propósito de no ver en el fondo del barranco a su partido. Viene un proceso electoral en el que, tradicionalmente, los priístas que aspiran a una candidatura se dan hasta con las trusas. Convencerlos para alcanzar un mínimo acuerdo de civilidad y respeto va a ser quizá, la tarea más difícil que tenga qué emprender. Lo más duro será obtener una cartera de candidatos competitivos, porque no se va a tratar de una contienda fácil, con todo y que el PRD está en paños menores en ese aspecto y el PAN, con la fuerza moral del presidente de
Pero por otro lado está la posibilidad de que, finalmente, el PRI se trague su soberbia y vuelva a cobijar en su seno al gobernador Sabines (que por cierto, no es perredista sino que sigue siendo priísta) para mantenerse en la arena política. Claro está que no se trata solo de mantenerse, sino de garantizar la gobernabilidad del estado. Esa es en sí la gran responsabilidad de doña Arely Madrid. Sería incongruente que, en aras de construir una Cámara de Diputados contestataria, termine destruyendo la única posibilidad que le queda a ese partido de recuperarse ante una sociedad que lo mandó por un tubo a causa de sus imprecisiones políticas y abusos cuando detentó el poder. Quienes conocemos a la señora Madrid Tovilla, sabemos de su capacidad, pero dudamos mucho que alcance sus propósitos en tan poco tiempo y que logre el pedimento de unidad, si ella pondera por sobre las necesidades reales del priismo, la expulsión de sus militantes rebeldes o si trata de imponer a candidatos con escasa fuerza moral. Encerrado en un callejón sin salida tenemos, pues, a un PRI con severos problemas, pero con una respuesta que solo será cuestión que sepan cuál es y cuando darla a conocer. No tienen de otra.
Tarjetero
*** Lo que a continuación leerá, de plano que da rabia puesto que es una práctica deleznable que no quiere desarraigarse de algunos politiqueros. Resulta que el diputado Belisario Gómez Rodríguez, echó a su secretaria por una simple razón: la muchacha contrajo matrimonio. Celosón, el legislador. Pero ahí no para la cosa; dicen las malas lenguas que el hacedor de leyes contra los malandrines que acosan sexualmente a las damas, pidió varias veces favores sexuales a su excolaboradora y ésta, obviamente, se negó. Y su matrimonio, fue la gota que derramó la bilis del diputado. ¿Cómo la ve? Ya no se confía ni de los que hacen leyes a favor de las mujeres. *** El Club Primera Plana, se comprometió ayer, en