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Mostrando las entradas con la etiqueta periodistas

Libertad de represión

Artículo Único Angel Mario Ksheratto Jorge Luis Llaven Abarca. I mbuido en la euforia de su primer discurso oficial como presidente, el señor López Obrador, hizo una promesa que a algunos les pareció alentadora y a otros, un fogonazo mesiánico: ni un solo activista social y ningún periodista, serían asesinados a partir de ése momento. Ganaron los segundos: los crímenes contra periodistas y activistas sociales, son cada vez más alarmantes por los métodos que los autores de éstos, utilizan con mayor certeza de impunidad. Obviamente, tales hechos contradicen el discurso y eliminan de tajo una promesa que cayó en el fango de la indiferencia oficial, desde que el mismo presidente alentó el odio hacia los medios, periodistas y activistas, a quienes no ha dejado de hostigar con epítetos, acusaciones infundadas e insultos que han dado vía libre a los atentados y otras acciones que, en el caso de Chiapas, provienen de autoridades municipales. Ha sucedido en Tuxtla Gutiérrez, don

“¡Váyanse a la chingada!”

Artículo Único Angel Mario Ksheratto Periodistas, los más vulnerables en Chiapas. A propósito del extraordinario texto del caricaturista y analista político, Enrique Alfaro Santos, referente al terco olvido social e institucional que padecen cotidianamente los periodistas —especialmente los chiapanecos—, debo agregar al epílogo de tan oportuna expresión, un sonoro, determinado y —lo más probable—, impotente grito: ¡Hijos de la gran puta! Los periodistas chiapanecos (me refiero a los verdaderos —los de a pie, los que con recursos propios cubren la nota bajo constantes riesgos y exigencias empresariales burdas, absurdas y violatorias, por lo menos, de los tratados laborales—), han sido víctimas de una circunstancia que ha sido, paralelamente, consecuencia de una realidad mayor: la voracidad de “empresarios” empoderados y aparentemente, domadores de políticos corruptos y hambrientos de halagos fáciles. Sería inútil desconocer que también existen los extorsionadores, los

Espionaje institucional

Artículo Único Angel Mario Ksheratto Campa Cifrián minimizó asesinatos de periodistas. L os tiempos cambian; cambian las formas. Sin duda alguna. Corría el año 1993. Recién, un grupo de indígenas había derrumbado la estatua de Diego de Mazariegos en la ciudad de San Cristóbal de las Casas, el 12 de octubre. Solo los mejor enterados tenían remotas nociones que algo desde el interior de la Selva Lacandona, se cocinaba. A cualquier insinuación, el entonces secretario de Gobernación, Patrocinio González Garrido, saltaba para desmentir, categóricamente, cualquier brote guerrillero… Y menos en Chiapas, al que había dejado de gobernar para asumir la titularidad de la SEGOB. Elmar Zetzer Marseille, sustituto de González Garrido, cuidaba celosamente el rancho del patrón que por cierto, sonaba fuerte para suceder a Carlos Salinas de Gortari. El saldo de don Patro fue espeluznante: periodistas, líderes sociales, campesinos, sindicales y políticos; maestros, homosexuales y un larg

¡Nació muerta!

Artículo Único Angel Mario Ksheratto Libertad de expresión quimérica. D esde muy temprano de éste 7 de junio, todos hablan de “libertad de expresión”; claro, es la fecha que en México se festeja ése derecho universal. Sí, es un derecho fundamental de todo ser humano, cuyo espíritu ha sido plasmado en la constitución de la mayoría de los países del mundo, principalmente aquellos donde los principios democráticos rigen la vida de sus ciudadanos. Ese derecho, desde luego, tiene sus limitaciones naturales. No trasgredir el derecho de terceros, esa una de éstas. Sobre esa base elemental, cualquier ciudadano librepensante, tiene además del derecho, la obligación de emitir opiniones acerca de lo que le afecta o beneficia, debiéndolo hacer con respeto, honestidad, firmeza, responsabilidad y libertad. En México, la libertad de expresión se ciñe a los medios de comunicación y periodistas; ello ha sido determinante para que la relación prensa-gobierno, sea tirante desde hace mu

Linchamientos S.A.

Artículo Único Angel Mario Ksheratto Ante la autoridad blandengue, la sociedad bronca. E l ucraniano —cuyo nombre no tiene la menor relevancia— vapuleado por una turba de muchachos que lo condujeron hasta el umbral de la muerte, nos recordó al México bronco o más bien, al mexicano presto al grito de guerra. Ése europeo, ciertamente, no tiene ninguna defensa, como no la tuvo durante el martirio que le hicieron pasar; era abusivo, prepotente, bravucón, discriminador, grosero. Se merecía la tunda. En los videos que se hicieron profusos una vez que trascendió la paliza que recibió, el tipo es detestable: agrede verbalmente a niños, ancianos y mujeres. Amenaza con decapitarlos e incluso, presume haber violado a una mujer, de la que se burla abiertamente. En otra grabación, sin motivo aparente insulta y reta a sus vecinos. No merecía una, sino mil palizas… Desde el suceso en cuestión, no he leído una sola frase a favor del sujeto ése. La repulsa hacia sus actos, es abrumad

Nada personal

ksheratto@gmail.com El "cafetómano" mayor... Descanse en paz. “ El periodista debe ser, siempre, como un lobo solitario”, solía decir cuando se refería a sus constantes declinaciones a participar en organizaciones gremiales y aún, cuando se le invitaba a un festejo cualquiera. No lo decía ni actuaba por egoísmo porque siempre fue un hombre generoso y sabía además, socializar con la manada. Hasta no hace mucho entendí su filosofía y supe entonces que el periodismo es como el poder: simple y llanamente, se ejerce con determinación, sin dependencia alguna, sin miedo y sin protagonismos personales. Fue, Pepe Figueroa, un practicante de sus ideas. Casi doctrinas que fue cincelando a lo largo de su carrera periodística, sin aspavientos y sin quejas por los obstáculos que ponían en su camino para acallarlo. Cuando recibía amenaza alguna por sus escritos, respondía con una columna más severa y documentada; nunca gimoteó ni escribió con lágrimas y manoteos, advertencias cont

En defensa del verdadero periodismo

@ksheratto Evidentemente, no son periodistas. M e venía reservando la libertad de escribir sobre el tema, para conservar la independencia frente a lo que otros hacen en favor de sus propios intereses. En las fiestas como en los pleitos, los “colados” no siempre son bienvenidos. Tomé la determinación de hacerlo, en aras de rescatar el buen nombre de un periodismo aldeano, vilipendiando por miles, apreciado por solo unos cuantos. También por dar a la lucha social, el sentido comunitario que se ha perdido entre intereses mezquinos y ambiciones personales que, frustradas las pretensiones, se convierte en el combustible para atizar el odio, la discriminación y el rencor, basados en mentiras abominables que nos hacen ver a todos, como salvajes sin remedio. Los viejos cánones del periodismo serio, responsable y comprometido con la sociedad, establecen que quien se dedique a tan noble oficio, debe atender principios éticos y valores universales relacionados con la imparcialidad, la o