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Angel Mario
Ksheratto
Flujo migratorio desordenado y sin control. |
A Olga
Sánchez Cordero, se le ha hecho fácil recorrer las fronteras del país en un
intento por contener el discurso acusatorio del presidente Donald Trump, que ha
dicho que México, en el tema migratorio, solo ha hablado mucho y no ha tomado
medidas serias para detener el constante y masivo flujo de migrantes
centroamericanos, a los que se han unido cubanos, caribeños, sudamericanos e
incluso, africanos.
No es, desde
ningún punto de vista, la solución adecuada para un fenómeno cuya solución
tampoco está en la asistencia económica de Estados Unidos; históricamente, los
millones de dólares que el gobierno estadounidense ha enviado a los países
centroamericanos, se han utilizado, en parte, para socavar la aspiración
democrática de los pueblos y en otra, para enriquecer a los que han gobernado
esos países.
La
secretaria de Gobernación de México, ha tomado una decisión errática, con
claros tintes de desesperación y preocupante desconocimiento, tanto de la
historia, como de factores clave para la soberanía y unidad de México. Al
recorrer las fronteras migratorias del Suchiate hasta el istmo de Tehuantepec,
desvincula al sureste del resto del país y eso, es peligroso para la
estabilidad social, la gobernabilidad y el desarrollo de la región.
Porque no se
trata de una medida estratégica especial, sino de una acción improvisada que
despoja al sureste mexicano del derecho a pertenecer a una federación
responsable de sí misma y comprometida con la seguridad nacional. Esto,
insisto, debido a la ausencia de estrategias globales, integrales, consensuadas
y meritorias del respaldo internacional.
Sánchez
Cordero —obviamente, instruida por el presidente López—, tomó la determinación
de anunciar el desplazamiento fronterizo en materia migratoria, desconociendo
la geografía física, histórica, humana y política entre México y Centro
América. Con ello, también muestra supina ignorancia en torno al historial
migratorio de América entera y lo peor, ignora y contradice su propio discurso,
cuando hace unas semanas, llegó a la frontera a abrir las puertas a los
migrantes, a quienes ofreció, techo, comida y trabajo.
Pertinente
es aclarar antes de seguir, que los chiapanecos, no son xenofóbicos —salvo uno
que otro tonto e ignorante que se cree ario—; pero sí creen en las leyes del
país, respetan todas las fronteras y exigen la protección constitucional que
los gobernantes deben proporcionar a todos los habitantes del país. Confinar el
esquema migratorio a “la parte más estrecha de México”, es, aparte de incompatible
con el régimen de fronteras, una torpeza que demerita la supuesta capacidad
gubernamental… Y una acción que deja a Chiapas, en absoluta indefensión.
Todo es
muestra de la alarmante debilidad institucional del país. Las competencias
institucionales, ciertamente han sido rebasadas y no por los migrantes, sino
por las mismas autoridades, que no han hecho lo suyo. Pero pretenden apaciguar
la tremenda boca del presidente estadounidense, que exige detener a los “delincuentes”,
y nada hace para frenar, desde su país, el tráfico de armas y el alto consumo de
drogas de sus connacionales.
Antes de tomar
medidas supletorias ocurrentes, deben establecerse protocolos migratorios
basados en el respeto a los derechos humanos, la solidaridad y la cooperación,
pero también, fincados en la seguridad, el respeto mutuo, el cumplimiento de
las leyes y la interacción multilateral.
Cuando
hablamos de cooperación, nos referimos al intercambio de información entre
entidades policiales del área, para evitar que peligrosos delincuentes, se
infiltren entre los migrantes que huyen de la pobreza, la violencia y los
gobiernos represores de América Central. He ahí la indignación en Chiapas por
el anuncio de Sánchez Cordero.
El enfoque
de su medida es que Chiapas, Tabasco, Campeche, Quintana Roo, Yucatán y partes
de Oaxaca y Veracruz, se queden con los miembros de las pandillas y eso, es no
solo una falta de respeto al sureste, sino una grave falta a los deberes
constitucionales de la actual administración. ¿Qué tanto ganan con complacer al
furibundo, irracional y mezquino presidente estadounidense?
El
presidente López Obrador, anunció hace días que el gobierno gringo, prometió 4
mil 800 millones de dólares para la frontera sur de México, recurso con el que
asegurarían el flujo migratorio ordenado y legal. Supónese que también servirá,
ese dinero, para promover el desarrollo estructural y evitar que la gente migre
a Estados Unidos. ¿Es, recorrer la frontera migratoria, un plan para que, en el
marco del “desarrollo” fronterizo, se invierta ese dinero para la construcción
del tren transistmíco y el sureste siga en la pobreza extrema?
Sin principios,
prioridades, objetivos claros y estrategias, no se llegará a ninguna parte. ¿O
sí? ¿O no?
Transitorio
Llama la
atención que de los seis periodistas y nueve activistas asesinados en el
sexenio de la 4T, solo uno esté resuelto: el de Sinar Corzo Esquinca. Eso habla
que, pian pianito, la Fiscalía de Chiapas, está haciendo bien su trabajo.