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El “Santo cachón”

Artículo Único

Angel Mario Ksheratto


No fue uno, ni fueron dos, ¡fueron tres…!” reza una de las coplas del éxito vallenato “El santo cachón”, a cuyo autor, Romualdo Brito, trajo mil inconvenientes por su contenido, pero a sus intérpretes, “Los Embajadores del Vallenato”, amplió su fama y reconocimiento por todos lados. ¿Quién iba a decir que con el tiempo, una canción, anecdótica como la califica su autor, describiría la realidad de un partido naciente en un país lejano?
Los videos son abrumadora evidencia que Eva Cadena —la recaudadora de fondos, supuestamente para la campaña de MORENA—, recibió hasta en tres ocasiones, cientos de miles de pesos. “Lavado de dinero”, es por lo pronto, el delito que podría enfrentar y que le obligará a revelar el nombre de los donantes y desde luego, la procedencia de dicho dinero.
Quien —según los patrocinadores hasta hoy desconocidos—, debía recibir esos recursos, era el dirigente nacional de ese partido, mismo que se ha defendido de una y mil formas. Como el “Santo cachón”, hasta ahora dice estar cayendo en cuenta que su recaudadora, venía recibiendo dinero a su nombre… O exigiéndolo, según consta en una de las pruebas documentales en las que hace, Eva, algunas amenazas veladas a sus proveedores.
Un buen líder, debe estar enterado hasta de lo que comen o dejan de comer sus seguidores. Ignorar lo que hacen, es admitir que no se tiene control o que de plano, no hay interés genuino para establecer modelos políticos alejados de prácticas nocivas y vergonzantes.
¿Engañaba Eva Cadena a AMLO? ¿Sabía éste de los recursos que obtenía su otrora incorruptible defendida? Lo conducente para el líder de ese partido, será aclarar varios puntos: si sendas cantidades de billetes llegaron a su poder, ¿en qué y cómo los gastó? ¿Cadena le informaba, puntualmente, su procedencia y donantes? ¿Por qué la defensa a ultranza de ella?
Si lo recibió y cree que tanto la recaudadora como el abastecedor han incurrido en el delito de lavado de dinero, extorsión o soborno, ¿lo devolverá para evitar la terrible mancha que, según él, tienen los miembros de la “mafia del poder” que tantas veces ha criticado? Recordemos los discursos de AMLO. Que no se junta con corruptos y ladrones; que los rateros son los de la tienda de enfrente, que él limpiará al país de sinvergüenzas.
¡Como el “Santo cachón”! Todos conocen la precedida mala fama de su equipo de trabajo, menos él. No hay duda que le están poniendo una y mil trampas, pero no hace lo necesario para evadirlas.
O es o parece o finge ser inocente o de plano, es tan descarado como sus adversarios, a quienes suele culpar de su mala dirección partidista. El hecho de no reconocer a los propios, indica que tampoco conoce a los ajenos y por lo tanto, su argumento contra éstos, se debilita. Es entendible que no pueda controlar todo, pero para eso, quiero presumir, tiene asesores, amigos leales que le adviertan sobre tal o cual conducta que pudiera atraerle descrédito.
¿Acaso es tan dictatorial que cree que solo él puede con todo? ¿Se cree “todopoderoso”? No es la primera ocasión que se le relaciona con ese tipo de escándalos. Ahí está el caso Bejarano; el de su tesorero cuando fue jefe del DF, y otros más, de escasa relevancia.
Si Andrés Manuel quiere llegar al 2018 impoluto, tiene que hacer una limpia interna urgente. Deshacerse de expriistas, expanistas y experredistas corruptos que, por lo hasta ahora visto, llegaron solo para obstruirle el camino. Y, en caso de haber recibido dinero de procedencia ilícita, lo devuelva o acuda a las autoridades correspondientes para denunciar tales hechos.
Ello, si quiere mantener la poca confianza que el electorado tiene en la clase política actual. Porque él es parte de esa clase que tanto critica, quiera o no admitirlo.
Por lo pronto, Eva Cadena ha mentido al respecto; primero dijo que sí conocía al donante. Luego que no, que solo habló con él por teléfono. Posteriormente juró que había devuelto el dinero y después, que no, porque el que se lo había entregado, no respondía sus llamadas. Pero antes, dijo que se lo había entregado “al equipo de campaña” de López Obrador. ¿En qué parará ese enredo del Santo cachón?



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