Ir al contenido principal

¿Hacia dónde vamos?


¡Tanta pobreza espiritual!
¡Tanta podredumbre moral!

Negro, el panorama que tenemos enfrente.
Las dos exclamaciones, alguien las habrá dicho antes; pudo ser un filósofo o quizá, un religioso e incluso, algún político moralino, de ésos que abundan por todas partes. Ambas resumen la triste realidad —no solo de un país—, sino de todo el continente cuya estructura social ha quedado bajo los escombros de la hecatombe generada en la corrupción, la impunidad, el cinismo, la ambición, la indiferencia y el conformismo.
De la debacle de los pueblos latinoamericanos, nadie se salva: gobernantes y gobernados; líderes religiosos y feligreses. Incluso quienes no profesan credo alguno ni comulgan con ninguna ideología, son (¡somos!) parte del fracaso de la sociedad.
Esa sociedad que hoy tiene los
ojos puestos en la celebración de los 15 años de una perfecta desconocida, que se despedaza por el resultado de un partido de fútbol o que ve con beneplácito los desvergonzados saludos de fin de año de políticos y gobernantes cínicos. La misma que practica distintas religiones, pero ha dejado en el desván del olvido las tradiciones, ritos y costumbres navideñas, por ejemplo.
Los creyentes en las teorías de conspiraciones, atribuyen la podredumbre moral de nuestros países, a muy elaborados planes distractores para ocultar yerros y abusos gubernamentales; los menos intuitivos consideran que la naquez nos ha rebasado de tal manera que cualquier evento de poca monta, nos arrastra al fango de la ridiculez extrema.
Todo, sin embargo, tiene y no, sentido.
Somos producto de nuestro distanciamiento con nosotros mismos. Hemos perdido la capacidad de evaluar y valorar nuestro entorno. El que a todos atraiga y preocupe el show mediático e improvisado en que se convirtió la fiesta privada de una desprevenida señorita, es síntoma de la indigencia intelectual en que estamos.
Es muestra inmejorable de la pérdida absoluta de valores y principios, ausencia que los políticos aprovechan para saquear la riqueza de los pueblos. Sucesos masivos que surgen de la casualidad, son aprovechados por los gobernantes para mantener su ritmo de robo y saciar su hambre de dinero y poder. Solo cuando éstos pierden el cuidado y sus excesos son notorios, gritamos, pataleamos… Nos arman un concierto, una explosión pirotécnica, un escándalo político o lo que se les ocurra, y nos volvemos a olvidar. Amnistiamos a los corruptos.
A la flaqueza moral del pueblo que se deja llevar por discursos populistas o demagógicos, le sobreviene la pobreza espiritual. Por lo menos en México, el arraigo del catolicismo es famoso. Solamente famoso, porque en la práctica, Dios ha quedado fuera de millones de hogares. Ejemplo: las “tradicionales posadas”, se han convertido en bacanales desmedidos; se ha vuelto una rareza, ver en una “posada” a un Niño Dios.
Personalmente, no creo en ese tipo de representaciones de Dios, su hijo, la madre de éste y el padrastro de Jesús, llamado José. Respeto a quienes ven en ello, una fuente de fe. (Quizá deba decir “a quienes, antaño, veían en ello una fuente de fe y esperanza”.) Aquellas tradiciones se han perdido, no en el tiempo, sino en la conciencia social. Eran tradiciones bonitas, agradables; congregaban a las familias. Hoy, no.
Es cuando nos preguntamos: ¿Cómo queremos un país sin corrupción, sin políticos ladrones ni gobernantes mentirosos, si tales males empiezan en nuestra propia casa? ¿Cómo queremos políticos y gobernantes sin mácula si somos los primeros en enseñarle a nuestros hijos a mentir, mintiéndoles sobre la existencia de un tal Santa Claus o los tres reyes magos? ¿Cómo queremos una sociedad respetable y respetuosa como la de antes si hemos cambiado nuestra riqueza cultural por desperdicios de culturas que no son nuestras?
¿Cómo queremos un país, una sociedad de avanzada si nos distraemos en nimiedades, en ridiculeces? ¿Si no entendemos que un partido de fútbol es solamente deporte y no razón para el encono y el odio? ¿Cómo queremos ser un país culto si seguimos las tendencias bobas y bofas de las televisoras idiotizantes? ¿Hacia dónde vamos como sociedad? Una cosa es la modernidad, la globalización y otra, la pérdida de nuestra identidad, nuestros valores y principios.

Las más leídas

Elba Esther Gordillo, sinónimo de corrupción y arbitrariedad

Fichero Político Angel Mario Ksheratto Cínica, la pseudodirigente magisterial no deja lugar a las dudas respecto a su debilidad por el dinero ajeno. Cuando hace unos días Elba Esther Gordillo Morales, dijo que vivía de su “modesto” sueldo como dirigente sempiterna de un grupo de maestros conocidos como “charros”, nadie le creyó; su larga historia de corrupción, mentiras, simulación y sometimiento, dijo rotundamente lo contrario. Ella misma se encargó de confirmar la incredulidad de los mexicanos, regalando doce camionetas de súper lujo a igual número de dirigentes estatales. Sin duda, un acto de inmoralidad espantosa que obliga a exigir a ésta señora, alejarse definitivamente de la espuria dirigencia que dice tener en sus manos. Vergonzosamente, en ese mismo evento la supuesta dirigente magisterial exigió al Gobierno Federal más presupuesto, según ella, para mejorar las paupérrimas condiciones de la educación en México. Imposible creer que ése dinero vaya a las escuelas de cartón que

Apunte sobre la entrevista Scherer-Zambada

Fichero Político Angel Mario Ksheratto "El narcotráfico está en toda la sociedad", dijo el capo de la droga al periodista Julio Scherer García, fundador de "Proceso". A juicio de uno de los capos más buscado y perseguido por los gobiernos de México y Estados Unidos, toda acción legal contra el narcotráfico, no modificaría el posicionamiento que han logrado y que, deja entrever, se ha alcanzado gracias a una de las enfermedades crónicas que padece el país: la corrupción. Frente al emblemático periodista mexicano, Julio Scherer García, uno de los referentes periodísticos de mayor trascendencia en América Latina, el capo suelta una verdad estremecedora, abrumadora, perturbadora: “el narco está en la sociedad”. Para los persecutores de éstos, la frase debería ser un reto; para los mexicanos, es desalentador. El flagelo ha permeado por todas partes, en todos los estratos sociales, en todos los rincones de la región. Es, quieran o no reconocerlo las autoridades de todos l

Las rabietas de MVC

Artículo Único Angel Mario Ksheratto D e manera imprevista, el senador golpea con fuerza el lujoso e impecable escritorio; suelta imprecaciones, enreda sus dedos en el cabello y, con los puños cerrados, vuelve a castigar al mueble en el que no hay un solo papel. —¡Es un malagradecido!, —explota y se queja—: ahora, ni la llamada me toma… Ni él ni sus funcionarios, ¡carajo! La urgencia de hablar con su sucesor —y no obtener respuesta—, tiene fundados motivos para enfurecerlo: seis de sus ex colaboradores, están siendo seriamente investigados y de al menos cuatro, se tienen evidencias claras de desvíos de recursos y uno, ya tiene orden de aprehensión, misma que, inexplicablemente, no se ha ejecutado. Aunque por lo pronto, las indagaciones de millones de pesos desviados no lo alcanzan a él, sí a sus funcionarios, lo que mediáticamente podría afectarle en sus aspiraciones para saltar del Senado al Gabinete del presidente Andrés Manuel López Obrador, desde donde pretende construir una