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Las redes y el lavado de manos


Falsa denuncia, según el jefe policial.
En los últimos días se ha disparado el índice de asaltos en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez. No son, en comparación con otros estados, hechos violentos pero que sí, preocupan y obligan a una reflexión seria de lo que sucede para de ahí, sacar conclusiones y con ello —como han pedido algunos funcionarios, principalmente municipales—, coadyuvar con la solución del problema. Debemos empezar con decir que la crisis de seguridad, no es privativa de la ciudad capital; en el resto de la entidad, los asaltos son cada vez más recurrentes sin que la autoridad haya encontrado la fórmula para detener a los delincuentes.
¿Es verdad que hubo un incremento inusitado de asaltos? ¿A qué se debe el aumento de éstos? En el sexenio pasado, hubo una especie de pacto entre las autoridades y algunos medios de comunicación: no debían publicitarse hechos violentos “para no crear psicosis” entre la población. Solo se publicaron notas de accidentes y algunas de actos violentos que no podían ocultarse. Se volvió una práctica cotidiana hasta que vino la suspensión de pagos publicitarios oficiales. (¿Me explico?)
Si hiciésemos una revisión de casos denunciados (sin resolución la mayoría) y buscamos las denuncias en las redes sociales, veremos que el índice delictivo es el mismo de hace 15 años hasta el día de hoy. Desde que el tema de seguridad se convirtió en franquicia para reposicionar a los gobernantes en turno, las estadísticas reales se han ocultado deliberadamente.
Propagandísticamente hablando, Chiapas ser convirtió en “referente de seguridad nacional”. Cierto es que no tenemos el mismo nivel de violencia que en Tamaulipas, Veracruz, Michoacán, Guerrero, Morelos y otros estados de la República, pero el problema de inseguridad, no nos es ajeno y sí nos afecta ostensiblemente. El turismo, por ejemplo, ha disminuido notoriamente, a raíz de los constantes asaltos a los turistas.
Hay, queramos o no admitirlo, un déficit en los resultados en materia de seguridad. Las acciones de prevención que la actual administración está poniendo en marcha, son las adecuadas, pero en lo referente a los efectos positivos no vemos ninguno que nos dé certeza. Se previene efectivamente, pero se ataca con poco éxito a quienes infringen las leyes. Esa es la gran diferencia.
Al chiapaneco común, no le interesa si tal o cual alcalde o funcionario, es premiado por tener “una ciudad segura”. No le interesa porque, aunque los medios oculten la verdad, él, el ciudadano, es víctima de cualquier crimen. No es con estatuillas, ni con cartones bellamente decorados como se va a frenar la ola delictiva. Se va a detener, primero, con acciones contundentes y segundo, con funcionarios honrados y leales.
En todo esto, la ciudadanía debe ser participativa; pero debe inmiscuirse con seriedad y responsabilidad. El mal uso de las redes sociales, sí crea un espacio de psicosis generalizada que no ayuda a solucionar el asunto. Muchos, por desgracia, han intentado crear un estado de terror mediante la publicación de falsos actos de violencia. Y otros, han aprovechado la situación para lavarse las manos.
Ni una ni otra cosa ayuda. El jefe de la policía municipal de Tuxtla ha tratado infructuosamente de limpiar a toda la municipalidad con el caso de una denuncia falsa, emitida por un “troll”. El tal (Pineda, creo que dice apellidarse) no existe. Pero eso no borra el resto de casos que sí, sí son muchos y ciertos.
Don Fernando Castellanos Cal y Mayor, como alcalde, desde mi punto de vista, está haciendo bien muchas cosas; pero le está fallando su equipo de seguridad. No le están respondiendo. Antes de que tomara posesión del cargo su jefe de policía, muchos se le acercaron y le aconsejaron que no era el idóneo. Ahí están las consecuencias.
Siempre que Octavio Lozoya Uribe ha estado en mandos policiales, los actos delictivos se disparan. Cuando estuvo en la PFP, los asaltos a migrantes, autobuses, camiones de carga y comerciantes, se fueron al alza escandalosamente. Se fue y todo quedó en santa paz. Algo hace mal. Y ese mal, afecta a todos por igual. Castellanos Cal y Mayor, debe revisar cuidadosamente a su equipo de seguridad.
Solucionar el tema de la inseguridad, requerirá del concurso de todos; de los ciudadanos para denunciar con responsabilidad y de las autoridades, actuar con determinación y contundencia. La eficacia de la lucha contra la criminalidad, dependerá también de revisiones profundas para detectar a quienes no hacen su trabajo adecuadamente y despedirlos. El futuro político del actual alcalde, dependerá de su determinación para gobernar.

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