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Los partidos, grandes responsables: ZRA



"Quisiéramos que la autoridad electoral, sancione."
Los votos no son suficientes para legitimar posiciones; se debe reconstruir la credibilidad y la confianza ciudadana”, considera el senador perredista Zoé Robledo Aburto, quien se dice partidario de la protesta y la propuesta partidista para dar equilibrio al poder en un país que, a juicio suyo, debe primero, erradicar prácticas nocivas como la corrupción.
De voz pausada, el legislador chiapaneco habla con fluidez sobre el asunto electoral, cuyas autoridades, dice él, no están haciendo lo suficiente para contener las campañas anticipadas y rememora los inicios del IFE, cuando algunas instituciones políticas fueron severamente sancionadas por actos al margen de la ley. Hoy, las cosas son distintas; los partidos y sus precandidatos, se han desbocado y no hay ley ni autorid
ad que frene los excesos.
En su modesta oficina repleta de muebles modestos, quien diera uno de los discursos más acertados con respecto a la crisis que vive México, en el Senado de la República, hace un recuento de los daños que la clase política ha hecho al país y propone algunas alternativas que según él mismo, ya han sido planteadas, pero poco escuchadas por los actores políticos mexicanos.
Zoé Robledo, por los visto, es un tipo autocrítico; es un político que reconoce que en el país, no hay capacidad para entender la grave situación que se vive y admite que casi todas las instituciones, han sido devoradas por la crisis de confianza y credibilidad.
—Yo creo que definitivamente —dice con firmeza—, que el país vive una de las peores crisis de credibilidad y confianza de las que se tiene registro. La voz que se escucha en las calles, en las manifestaciones, por los casos de corrupción, por el conflicto de interés que involucra al Presidente y por supuesto, por el caso Ayotzinapa, cada vez se hace más unánime; la exigencia generalizada es que se vayan todos, en la idea que si no hay políticos, si desapareciera la clase política, se resolverían los problemas del país.
Yo, por supuesto que no comparto esa idea, porque soy un creyente de la política; creo que la política debe de recuperar su valor, pero su valor como una actividad cívica, con transparencia, como lo pensaba Belisario Domínguez.
Donde sí veo una insensibilidad profunda, es en la clase política. A los reclamos de la gente, pareciera que sigue comportándose de la misma manera, creyendo que las cosas van a pasar, que se van a olvidar, que la corta memoria de los mexicanos será la mejor forma para superar la inconformidad.
Yo creo que no; creo que ya tocamos fondo; los mexicanos seguirán indignados hasta que no vean formas diferentes de hacer las cosas. Por eso creo que deberíamos de reconocer que los votos que nos ponen en los cargos en que estamos, ya no son suficientes para legitimar nuestra posición.
Quien ejerce el poder, tiene que buscar otras fuentes de legitimidad y creo que esas otras fuentes están, principalmente, en la transparencia; en que todos los actos de los gobernantes —sean representantes populares, presidentes municipales, gobernadores y el Presidente de la República—, se lleven a cabo con total y absoluta transparencia. Que nos comportemos como si hubiera una cámara atrás de nosotros todo el tiempo; que nos sintamos observados por la ciudadanía.
En ese sentido es que hice un planteamiento el día de la entrega de la “Medalla Belisario Domínguez”; es un planteamiento muy simple: el “Tres de “Tres”. Una acción política para reconstruir la credibilidad y la confianza ciudadana. Esa acción política tiene que ver con la presentación de tres documentos, tres declaraciones. Primero, la declaración patrimonial, segundo, la declaración de intereses y tercero, la declaración de pago de impuestos.
Esto, para que la ciudadanía tenga una forma de saber que los políticos que estamos en el ejercicio, estamos ahí no para enriquecernos, no para hacer negocios, sino porque tenemos una vocación auténtica de servicio y de honestidad. Eso no resuelve los problemas de la corrupción, pero por lo menos, manda un mensaje en el sentido correcto de que hay una clase política que escucha, que está preocupada y que actúa en consecuencia.

—Pero esa clase política está perdida. Si vemos el sistema partidista mexicano, está en la misma situación. No hay un solo partido que se salve de la corrupción, de los conflictos de intereses, que esté libre de postular candidatos ligados al crimen organizado. Los candidatos o precandidatos que hoy vemos, en su mayoría, están bajo sospecha.

—Efectivamente, no pareciera que haya una reacción por parte de los partidos políticos. Comparto plenamente eso. Basta ver las listas plurinominales de todos los partidos (del PRD, del PRI, del PAN, de MORENA); creo que la ciudadanía sigue creyendo que los partidos le deben mucho. Quedan a deber mucho en términos del cumplimiento de las expectativas; es un tema sobre el que tendremos que trabajar, incluso a contracorriente, para que a ésta iniciativa de “Tres de Tres” que hoy ya se puede revisar en internet, esté a la vista de todos. Quienes la quieran revisar, pueden ingresar a http://legisladortransparente.mx. Hasta la fecha solamente nueve legisladores se han sumado para presentar sus tres declaraciones.
En ese sentido, yo no me desanimo ni creo que hasta ahí lleguemos y que de 628 legisladores federales, solamente nueve vayan a entender la transparencia como una obligación y un deber frente a los ciudadanos. Lo que creo es que es un tema en el que tenemos que remar a contracorriente y que además, se tendrá que ir sumando voluntad por voluntad y legislador por legislador. Son cambios de hábitos y conductas que llevan su tiempo.

—Pero que por lo que vemos, no quieren entender. Y hablando de falta de voluntad para robustecer la transparencia, el PRD es el que más embarrado de corrupción ha estado en éstos tiempos, ¿qué propuesta de solución hay a esa profundización de la corrupción e impunidad de la que se revisten también los demás partidos políticos?

—Yo creo que la crisis está en todos lados. Todos los partidos han dado malas notas en el último año; el PAN con sus “moches”, el PRI con dirigentes como el del DF que tenía una red de prostitución dentro de las oficinas del partido. El PRD, con el gravísimo error de haber postulado a alguien como José Luis Abarca, responsable de la mascare y desaparición de estudiantes de Ayotzinapa…

—La postulación, por parte de su partido, el PRD, del hermano del exgobernador de Michoacán, Leonel Godoy.

—Sí, sí, claro. El Partido Verde desacatando a la autoridad electoral y violando la ley respecto a sus promocionales; todos los partidos están dando malas notas. ¿Cuál es la génesis de ésta crisis si lo vemos solamente por la parte de los partidos? Los partidos fueron los grandes beneficiarios de la alternancia política en nuestro país, por una razón: en la reforma de 1997, los partidos fueron considerados entidades de interés público. Esto no es nada más algo que dice la Constitución; abrió a los partidos, la posibilidad de recibir numerosos recursos públicos para sus operaciones ordinarias y para las campañas.
Todo esto, en un escenario y en un entorno donde reinaba la opacidad. Y tenía su razón de fondo. La lógica era, como veníamos de un sistema de partido único, los partidos tenían que ser libres para autorregularse; incluso así se llegó a plantear: que los partidos se autorregularan y tuviesen la madurez para ser lo suficientemente honestos. Se supone que iban a tener un criterio para autorregular cuestiones de candidaturas, manejo de recursos.
¿Qué es lo que ocurrió a la postre? Lo podemos ver hoy, casi 20 años después; los partidos no se pudieron autorregular. Se necesitaba que tuvieran reglas muy específicas sobre cómo utilizar el dinero público, sobre cuáles serían los mecanismos que aplicarían para la selección de sus candidatos. Eso es, de verdad, algo vergonzoso para la vida pública de los partidos.
Es, para ponerlo en términos muy coloquiales, como aquel chamaco de 15 años que empieza a manejar y que por primera vez, le pide a los padres que le presten un carro para ir a una fiesta y le recomiendan, los padres, que no eche trago, que no conduzca de manera imprudente, que no corra ¡y lo primero que hace es todo lo contrario!
Le dieron la confianza, pero demostró que la confianza, no la supo aprovechar. Todos los partidos cayeron en las mismas circunstancias.

—¿Qué tendría que hacer el INE o el IEPC, en el caso de Chiapas, para normar, para corregir el desenfrenado proceso electoral…? ¿O qué hacer cuando el reglamento interno de esas instituciones es el primero en haber sido violado por los precandidatos e incluso, por los mismos funcionarios de esas instancias?

—Yo creo que los partidos son grandes responsables de algo sobre lo que la gente los critica poco o se los señala poco. Son grandes responsables también de haber, en muchos espacios de la vida pública, convertido a los órganos autónomos en espacios de cuotismo. Es decir, que si había un órgano autónomo —cuya autonomía es necesaria para el Estado Mexicano porque se pensaba que se podía hacer un contrapeso frente a entes regulados, frente a instituciones públicas—, en la “autonomía” se confundió en que tuviera cuotas por partido. Entonces tenemos órganos colegiados, el día de hoy, que ya no responden a la lógica de la autonomía plena, sino que responden al interés del partido político que los haya impuesto o impulsado. Los partidos deberían hacer una gigantesca, profunda y muy honesta crítica y autocrítica pasado el momento electoral. Ningún mexicano tiene los partidos que merece, o mereciera.

—Esa partidización que suplantó a la ciudadanización electoral, no está dando buenos resultados como en algún momento los dio el IFE.

—Siempre recordamos al IFE de José Woldemberg como el momento estelar, el momento cumbre de las instituciones electorales del país y como el momento en que se hacía valer la ley. Incluso, cuando el IFE tenía menos facultades y menos leyes regulando la actividad de los partidos y políticos. Por una razón: Porque a pesar de que ellos también fueron electos por una Cámara Legislativa y por partidos políticos ahí representados, ponían el interés de los partidos siempre relegado al bienestar social, entendido como lo que le conviene a la sociedad en términos políticos.
El IFE de José Woldemberg, de Alonso Lujambio, de Jacqueline Peschard, de Cárdenas, de Merino, fue el IFE que multó lo mismo a “Amigos de Fox” por haber recibido dinero del extranjero, que al PRI, por el “PEMEXgate”; fue una multa de mil millones de pesos en aquel tiempo. El PRI estuvo en bancarrota por esa multa que le impusieron. Eso es lo que quisiéramos ver hoy de la autoridad electoral en todos lados. Que la autoridad electoral no se espere a recibir y concentrar denuncias, sino que se ponga a observar temas y actos que están ocurriendo, como actos anticipados de campaña, publicidad encubierta, excesos de gastos en temas de precampaña… ¡son muchísimos los casos! Y no solamente es en Chiapas, es en todo el país.

—¿Ve rebasadas a las autoridades electorales?

—Yo creo que están maniatadas. Un ciudadano común y corriente, se da cuenta y puede contar por docenas, las veces al día en que detecta una violación a la Ley Electoral e incluso, a la Constitución misma. El artículo 134 dice que nadie puede hacer promoción de su persona y vincularlo con actividades públicas; ni programas sociales ni programas públicos, como antes se hacía. Antes era común que un secretario de estado saliera a informar sobre las inversiones del gobierno en época electoral. Hoy ya no se puede. Y sin embargo, ocurre. En ese sentido, creo que la autoridad electoral, no está rebasada, porque no se está haciendo en lo oscurito, se está haciendo a la luz del día y frente a todos y lo peor, que la autoridad electoral, conoce cada caso y no actúa.

—Intervendrá en la Tribuna del Senado para hacer notar ésta circunstancia que prevalece, al menos en Chiapas?

—Lo hemos hecho en el Senado. No nos hemos mantenido callados. Pero sí creo que se debe hacer algo más contundente. Haría un llamado a las dirigencias de los partidos, de todos los partidos en el estado, para que ejerzan sus facultades de interposición de quejas frente a los órganos electorales locales, porque ahí sí le toca a las dirigencia y sé de casos donde lo han hecho y también le toca al Instituto Electoral, hacer cumplir la ley.

—En Chiapas, su partido, el PRD, no tiene una dirigencia fuerte, creíble, confiable. Es una dirigencia que responde a las órdenes de cualquier subsecretario de gobierno, no a lo que su militancia proponga, ¿cree que tenga la capacidad, el valor civil de denunciar los actos anticipados de proselitismo?

—Yo espero que sí. Y no solo lo espero, lo pido, porque estoy seguro que es el sentimiento de muchos militantes del partido que quieren ver en su dirigencia, una actitud activa, de apego al derecho; hay mucha gente que sigue convencida que vale la pena seguir en la izquierda, en este caso en el PRD, y que al ver estos abusos, espera de su dirigencia una posición muy firme. Yo no voy a ser quien diga algo distinto; yo espero que el Comité Ejecutivo Estatal, así lo haga y seguramente, así lo hará.

—¿Extraña al PRD de hace unos 15-20 años que era luchador, contestatario…?

—¡Combativo!

—Así es y ahora vemos a un PRD más papista que el Papa.

—Siempre es un reto de la izquierda mantener dos posiciones: La propuesta y la protesta. Tuvimos a una izquierda, durante muchos años, que era solo de protesta y le costó muy caro. Se dejaba de lado la reflexión, el ejercicio propositivo de constituirse en una alternativa. Era una izquierda que se entendía siempre como un partido de oposición, pero no como un partido con vocación de poder, con posibilidades de ser y ejercer el poder.
Eso se ha ido modificando y surgió una izquierda de mayor propuesta y menor protesta; quizá a algunos sectores se les pasó la mano y se convirtió en un partido solamente testimonial y en algunos casos, colaboracionista; no critico ni a una ni a otra; ambas partes son necesarias, pero tiene que haber un equilibrio entre las dos: saber cuándo protestar y cuándo proponer. Saber en qué momento levantar la voz y en qué momento poder negociar y acordar, porque la política es negociación y es acuerdo. El justo medio para un partido moderno como aspira a ser el PRD, debe estar justo a la mitad, entre la protesta y la propuesta.

—¿Tienen la expectativa que eso se supere o se logre en Chiapas, dadas las condiciones en que se encuentra no solo el PRD sino todos los partidos políticos?

—Ser oposición es una responsabilidad muy grande. Espero y quiero creer que desde las dirigencias de los partidos, se entienda esa responsabilidad, porque ser oposición no significa pleito, no obliga a estar confrontados y enfrentados con el gobierno. ¡No! Significa mantener una voz crítica y creíble; una voz que señale faltas, que critique desde el fundamento del respeto.
Yo no creo en la estridencia para hacer política. Corresponde a los líderes partidistas, y me refiero a los partidos serios, comprometidos. Entiendo que hay partidos que nacieron para ser satélites y esos, pues no creo que tengan otra vocación y entiendo su posición que por cierto, a veces resulta hasta un poco más honesta porque son satélites, son comparsas y a eso se dedican sin más preocupación que mantener su cuota electoral y por supuesto, financiera.

—Regresando al tema de la corrupción, ¿cuál cree que es el principal factor que, con todo y lo que se ha avanzado, mantiene a la iniciativa que se discute en el Senado en suspenso?

—La Ley Anticorrupción, viene bastante bien. Creo que sí se hubiera podido hacer más cosas, pero es un buen primer paso para contar con una Fiscalía Anticorrupción y dotar a la autoridad de más herramientas para combatir la corrupción. Hay un problema grave que debe ocuparnos; existe una medición anual sobre el tema más grave de México y éste año, destaca por sobre la inseguridad, el desempleo, la pobreza y la economía, el tema de la corrupción. El Sistema Nacional que se busca implementar, está diseñado para combatir la corrupción en el país. El desafío más grande no es nada más aprobar la ley, sino lograr implementarlo a nivel nacional y que sea efectivo para asegurar la honestidad de los servidores públicos.

—México es famoso en el mundo por tener las leyes más exactas, severas y completas… El problema de fondo es que nunca se cumplen las leyes, ¿qué mecanismo se prepara o se podría implementar para que ésta ley sí se cumpla?

— El mejor mecanismo que podemos tener es que no haya cómplices; que todos los políticos acrediten ante la ciudadanía que su ingreso y permanencia dentro de la política, parta de una vocación de servicio. Incluso, un político puede ser ambicioso por el poder, pero nunca de dinero, porque es muy distinto. Debemos de partir por desechar la lógica de hacer política con dinero para luego, hacer dinero con la política.
Es la norma, la máxima, decir que se va a invertir en política para luego, echar mano de los recursos públicos para cobrarse la “inversión”. Debe haber una transformación de los criterios y las razones de por qué estamos en política.

—La Frontera Sur


— Es un tema delicado; lo he señalado insistentemente: Si queremos una frontera segura, solo hay un camino: prosperidad en toda la región fronteriza de Chiapas. Si hay prosperidad, si hay empleos, vamos a lograr, que el “sueño americano”, se convierta en el “sueño chiapaneco”; que logremos que México se convierta en un país de destino. Pero para eso, primero hay que garantizar el empleo y los servicios para los mexicanos, especialmente para los chiapanecos que habitan en esa región. Todos los otros intentos como cerrar la frontera y criminalizar a los migrantes, no han tenido buenos resultados. Se ha anunciado, por parte del presidente Peña Nieto, la creación de una zona económica especial…
Yo pienso que no debe ser “especial”, debe ser estratégica, porque abre la posibilidad para el encuentro de economías de los estados del sureste de México con las de los países centroamericanos. Si no se fortalece la economía en la región, estaremos condenados a ser un espacio de violencia y de crimen y violación recurrente de los derechos humanos. Un gobierno justo y sensible, debe ser un gobierno que vea hacia el sur, en términos de sus rezagos ancestrales y de su potencialidad.
El sur podría crecer a las mismas tasas con que crecen los estados del norte; los servicios del sur, podrían ser iguales a los que se reciben en el Distrito Federal; pero para alcanzar eso, se tiene que hacer un esfuerzo nacional, no regional, mucho menos de un solo estado. No veo esa perspectiva; he escuchado muchos anuncios y creo que a dos años (del actual gobierno), no hemos visto una sola acción, distinta a lo que antes se ha propuesto y que no han dado resultados.

—Muchos discursos…

—Sí, y muchos anuncios, pero nada se ha concretado. Son cosas que se deben de ver y sentir.
amksheratto@hotmail.com

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