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La COMCAFE, nido de abusadores (¿as?)

Horacio, Berrinches raros.
Fichero Político

Angel Mario Ksheratto

Quien lo ve, se lleva la impresión que está frente a un caballero en toda la extensión de la palabra; más aún, da el gatazo de ser un machazo de aquellos que con un chasquido infunden respeto. Pero no. Es, dicen quienes han tenido el infortunio de estar frente a él, una arrabalera, desvergonzada y malhablada. Y más, si quien está frente a él, es una trabajadora de las muchas que, por influencias de Obilfrido Gómez, han despedido de la Comisión para el Desarrollo y Fomento del Café de Chiapas, COMCAFE.
Por insultos, Horacio Castellanos Domínguez, no para; la bocaza que se carga, mataría de envidia a cualquiera de aquellas actrices del cine porno mexicano de la década de los 70’s y 80’s. Falta de respeto a las mujeres aparte, el titular de la COMCAFE, cuentan sus innumerables víctimas, sobrepasa la línea de lo laboralmente correcto.
No es la primera vez que Castellanos Domínguez es visto como un ser humano sin educación ni tantita cultura; cuando fingió ser diputado local, como todo un Miguel Sacal, intentó obligar a un guardia de seguridad del Congreso a que lavase su automóvil. No era función del policía y se negó. Horacio, de más de un metro ochenta, pensó ser superior e intentó agredir físicamente a éste, quien de una trompada, dejó al flamante legislador tirado en el estacionamiento del Congreso.
Subió llorando a la presidencia y con gritos estridentes y gesticulaciones que pusieron en duda su imponente masculinidad, exigió el cese del guardia; pedido concedido.
De igual manera trata a tres empleadas de la COMCAFE, a quienes despidió injustificadamente, pese a la política oficial de proteger los derechos laborales de las mujeres. Lo peor: las despedidas son las de mayor antigüedad a quienes, por añadidura, se niega a pagarles lo que por ley, les corresponde y por si fuera poco, les ha mentido al decirles que su cese se debió a un forzado recorte de personal apegado a las medidas de austeridad dictadas por el gobierno.
De ser así, no contrataran personal nuevo, todos por cierto, familiares y compadres de Obilfrido Gómez, el principal acosador de los trabajadores de la COMCAFE. Lo grave es que las tres mujeres injustamente cesadas, llenan el perfil para el área en que estaban designadas; licenciadas en distintas materias, fueron sustituidas por personal sin siquiera la preparatoria terminada pero con la ventaja de ser familia de Castellanos y Gómez Álvarez.
En sendos documentos enviados al Gobernador y a la Comisión de Derechos Humanos, Landy Isela Piña Moreno, Teresa de Jesús Orantes Vásquez y Julia Concepción Nuricumbo Tapia, evidencian la falta de compromiso de éstos dos malos servidores públicos con las políticas oficiales en torno a los derechos de la mujer y las obligaciones laborales de esa Comisión.
Por el contrario, han recibido amenazas, acoso, persecución e incluso, han sido humilladas por ambos funcionarios en distintas ocasiones. Los argumentos que han presentado a las despedidas, son verdaderamente deplorables. Primero, las acusaron de incompetentes; luego de agresivas y recientemente, de ladronas.
Obviamente, ninguna de las acusaciones son ciertas. La intención, como ya lo anotamos líneas arriba, es insertar a gente que para empezar, no tiene la menor experiencia y sí, la voluntad manipulada para admitir toda clase de abusos y pillerías.
Por ejemplo, la medición de terrenos para entregar apoyos a la producción de café, ¡donde no hay una sola mata del aromático! Ese y no otro es el negocio que quieren proteger con el despido de gente que no está dispuesta a permitir más corrupción.
Eso explica los berrinches que arma Horacio Castellanos Domínguez cada vez que las agraviadas tratan de pedirle una reconsideración de su pésima actitud. La pregunta que desde que se conoció la corrupción en esa institución nos hemos hecho es, ¿por qué ninguna autoridad competente ha querido intervenir?
Ahí, en la COMCAFE, hay una veta de latrocinio que debe ser frenada de inmediato. Y peor aún, debe haber aplicación de la justicia pues, se debe recordar que Obilfrido Gómez Álvarez, tiene en su contra la averiguación previa 283/302/08 por la que, en lugar de haber sido investigado y llevado a los Tribunales, se le dio un trabajo desde donde sigue cometiendo toda clase de delitos contra la sociedad y principalmente, contra mujeres indefensas.
Arriba se ha resaltado el carácter belicoso Horacio Castellanos; en lo personal, me cuesta un sorbete si el señor recurre a histrionismos o arrebatos impropios de su condición genérica; lo que preocupa es que sus atrofiadas emociones, las traslade al plano laboral y abuse de ello para denigrar y pisotear los derechos de las mujeres. Si le gusta hacer el ridículo, es su problema; si le encanta hacer poses inadecuadas cuando se irrita, es asunto suyo, pero no le podemos aceptar que intente imponer un estado de terror que, debilita la confianza en las instituciones.
Porque visto desde otra perspectiva, podría resultar hasta locochón (¡un hombrote haciendo pucheros!) pero no para tres indefensas mujeres que han tenido que soportar la histeria nada masculina.
Francamente, esperamos que alguien ponga un alto y ordene una investigación a fondo. Los derechos de los trabajadores, no pueden ser pisoteados por gente que, a la simple vista, está haciendo de las suyas. ¿Quién cargará con la culpa de los abusos de otros?

Tarjetero

*** Los defensores del tirano, bailaron de gusto; ya preparaban las caguamas para celebrar. Las versiones corrían de un lado a otro. Nadie estaba seguro de lo que se decía. Primero, que Pablo Abner, el saqueador de los dineros del pueblo, habría sido liberado y enfrentaría el proceso en su contra desde la comodidad de una de sus mansiones que construyó con dinero robado a las víctimas del huracán “Stan” y otras pillerías. La indignación crecía. Las conjeturas también. Que habría intervenido Josefina Vásquez Mota, a petición de los hijos de Martha Sahagún, involucrados en los negocios de Pablo Abner. Al final, solo lo trasladaron de nuevo a “El Amate”. Sería catastrófico para todos, la liberación de un delincuente de esa talla. Sería el acabose de la justicia. Y no solo eso, sería el fin de la confianza en las leyes. ¡Vaya! Ni al próximo presidente de la República ni al próximo gobernador, le convendría, ni política ni socialmente, otorgar la libertad a un delincuente como Pablo Abner. Aún así sea por razones “humanitarias”. *** Trascendió que los gritos y sombrerazos del diputado Enoch Hernández por las circunstancias por las que atraviesa la candidatura del PRD a la gubernatura, no son por cuestiones ideológicas y menos, democráticas. Resulta que el señor diputado, nos contó una fuente, exige a cambio, ¡una diputación federal! O sea, chantajea con el pañal orinado. *** Luego nos leemos.
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