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Inmorales, las pretensiones de Gutiérrez

Gutiérrez, desleal y mentiroso.
Fichero Político

Angel Mario Ksheratto

Con un muy pobre desempeño en la administración pública, señalado de fraudes cometidos contra miles de indígenas y productores y con el lastre de pésimos resultados como director de Planeación en el estado de Tamaulipas (desde donde viene arrastrando amistades de dudosa reputación), Ernesto Gutiérrez Villanueva, presume los tamaños para meterse en la contienda por la gubernatura de Chiapas.
Pablista a espaldas de quien lo trajo a Chiapas luego de sus fracasos en el norteño estado, Gutiérrez Villanueva no ha tenido empacho en mofarse del futuro de su amigo y protector e incluso, ha sostenido reuniones con grupos afines a la dictadura de Pablo Abner Salazar para comprometerse a dos cosas: liberar al tirano y procurar el encarcelamiento del actual gobernador, “al menor error administrativo que se le encuentre”.
Esa es la estatura moral de quien, se dijo, ayer abría todo el abanico para presentarse como precandidato, pese a que la modalidad escogida (o quizá desechada bajo la mesa, según la fea costumbre de las tribus perredistas) es la de las encuestas, un método que desde luego, se presta a suciedades que no nos espantan, dada la idiosincrasia de bazofia a la que nos tienen acostumbrados los de ese partido.
Sergio Ernesto Gutiérrez Villanueva, no es un político en el que se pueda confiar; su currícula tampoco es extensa. En 53 años de vida, solo ha tenido cinco empleos fijos. En el que más tiempo ha durado es en la Secretaría del Campo. Los anteriores empleos han durado entre menos de uno y dos años, lo que nos indica con toda claridad que no ofrece resultados concretos. No es un trabajador consistente, pues.
En Tamaulipas, donde se desempeñó como Director de Estrategias Económicas, fue seriamente cuestionado por sus malos resultados e incluso, se le llegó a investigar por malos manejos administrativos; duró solo un año en el cargo. Posteriormente, en ese mismo estado, sirvió como Director de Planeación y los mismos resultados: nada en beneficio de los tamaulipecos y sí, mucho en el suyo, pues de ahí aceptó venir a Tuxtla Gutiérrez, no como el zootecnista pobretón como entró a la administración pública, sino como un cacique acaudalado.
De inmediato y gracias al dinero que trajo del norte del país, empezó a conformar grupos de politiqueros de baja estopa. En la región de Comitán, fortaleció, como secretario del Campo, a organizaciones antagónicas a su jefe e incluso, condicionó los apoyos oficiales para que los campesinos se reagrupasen en torno a la figura de Rubén Velásquez, senador perredista sobre quien pesan acusaciones de violaciones a los derechos humanos, cuando fungió como secretario de Gobierno durante la dictadura pablista.
En algunas regiones, Gutiérrez Villanueva, utilizó recursos oficiales en épocas electorales para fortalecer a candidatos opositores al gobierno sabinista y evidentemente, para desgastar a los afines al gobierno.
En colusión con algunos funcionarios de ínfimo nivel, siendo titular del Campo, logró engañar no solo a los campesinos, sino a las autoridades al hacerles creer que entregaba insumos a los campesinos. Sin embargo, de todos es sabido que ocasiones hubo en que éste, “entregaba” tractores a una comunidad pero, una vez terminado el acto público y se ausentaban los funcionarios invitados, mandaba a recogerlos para “entregarlos” de nuevo en otra comunidad.
También se le acusa de hacer entrega de semillas en mal estado y recursos financieros recortados, sin la debida autorización. En algunas comunidades de la zona Mezcalapa, Gutiérrez hizo entregar ganado porcino y bovino enfermo.
Con todas esas “cualidades” y sin una investigación seria en su contra, ahora pretende ser candidato a la gubernatura de Chiapas. ¿Con qué autoridad moral? Ernesto Gutiérrez, desde luego, no es un buen prospecto para gobernar a los chiapanecos. Su estilo caciquil y sus desplantes de sabiondo de la problemática estatal, no le otorgan ningún beneficio, amén de ser acusado de deslealtades contra el gobernador Sabines, a quien suele entrampar cada vez que se le presenta la oportunidad. Por otro lado, su soberbia y prepotencia, serían letales para una sociedad que está harta de políticos inescrupulosos, incapaces y sinvergüenzas.
La gran pregunta es si los perredistas estarán dispuestos a traicionar a los chiapanecos. Ellos, por tanto, tienen la última palabra.

Tarjetero


*** Delicado el panorama político en Guerrero; el gobernador, pese a que ha actuado con inmediatez, no parece tener las de ganar. Y es que el error fue de cálculo. Tratar de esconder la realidad le está costando a Aguirre Rivero, la posibilidad de ser llevado a juicio político, como ya avizoraban ayer algunos analistas en la ciudad de México. ¿Quién los manda a mentir? La verdad, donde quiera que sea, tarde o temprano sale a la luz pública. *** En el PAN tienen a sus “juanitos”. Dos perfectos desconocidos, se registraron ayer como precandidatos para contender por la candidatura blanquiazul a la Presidencia de la República. Javier Livas y Luis Paredes, las nuevas “sorpresas”. Bueno, ni tanto, son, al parecer, parte de la estrategia del candidato calderonista, Ernesto Cordero, quien cree en las fórmulas mágicas del viejo PRI: la simulación y el autoengaño. Desde luego, los dos títeres de Cordero, no sabrán hacer otra cosa que a la hora de los votos, hacer declinaciones para impactar a los electores. Cosa del pasado. *** Manuel Narcía Coutiño (más conocido como “Manarco” o “Manaco”, algo así) oriundo de Venustiano Carranza y exvendedor de tepache en aquella ciudad, pretende ser candidato a la alcaldía de Tonalá. Su largo y negro historial, dicen los turulos, es el inconveniente. Muchos dudan de su honorabilidad, al grado que en toda la ciudad se habla de ciertos videos morbosos. Morbosísimos porque, se asegura, en éstos habría suficiente material para atacar el delito de pornografía infantil. ¿Será? *** Con recursos públicos, se presume, el alcalde de Suchiapa, ha tapizado casi todo el municipio con propaganda a favor de un precandidato a la gubernatura. ¿Lo investigarán y sancionarán por ello? Esperemos que sí. Chiapas es un estado de leyes y por tanto, quien las infrinja, que pague. Y más si es un servidor público. *** Luego nos leemos.
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