Angel Mario Ksheratto
Las imágenes son insultantes; agreden a cualquiera. El rey, muriendo como lo que fue para sus gobernados: un perro rabioso.
Los organismos internacionales —que durante más de cuatro décadas se horrorizaron con sus crímenes y exigían castigo para el monstruo que puso de rodillas al mundo entero, financiando a grupos terroristas que mataron a cientos de inocentes—, sensibilizaron su piel y rasgaron sus vestiduras ante lo que llamaron “La sodomización de Gaddafi”.
El terror visual lo dieron sus captores, una turba de enardecidos libios que se cobraban cada afrenta, cada asesinato de Estado, cada abuso, cada humillación; el otrora poderoso dictador, caminaba, quizá, el último tramo de su vida cuando un miliciano puso el cañón de su arma entre los glúteos del derrotado tirano… Y empujó hacia arriba…
Vinieron los llantos plañideros de la ONU, de los defensores de los derechos humanos, de gobernantes y de todo aquel que quisiera medrar con la desgracia de aquel que no tuvo compasión de sus víctimas.
Cierto es que los captores de Muammar Gaddafi, sobrepasaron los límites de la civilidad y la compasión humana. Cierto es que cometieron un asesinato brutal y despiadado, pero…
De eso a calificar su muerte como “crimen de lesa humanidad”, es más que un absurdo, un abuso peor que los que desde el poder, cometió el desaparecido tirano. De pronto, todos olvidaron a los miles de mujeres a quienes Gaddafi mandó a mutilar los genitales para que no parieran hijos que, según él, más tarde le derrocaran. Todos han echado a las charcas los niños y ancianos asesinados en represalia por buscar una vida más digna.
La ONU, de piedra angular de la paz y los derechos civiles, toma el vergonzante papel de defensora de un criminal, cuya muerte, si bien no es aceptable de ningún modo, sí ha sido un ejemplo contundente y claro para todos los sátrapas que se constituyen en falsos dioses para exterminar a sus pueblos.
¿Qué dirán los familiares de las víctimas en los actos de terrorismo que auspició el coronel Gaddafi? Mal hace la ONU; ultraja a la conciencia colectiva y pone de manifiesto su total ausencia de respeto por las vidas inocentes que segó Muammar Gaddafi.