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Territorio invadido

Cervantes, denunciado por acoso sexual.
Fichero Político

Angel Mario Ksheratto


Cayó de sopetón; las cámaras de televisión enfocaban la cancha cuando los Monarcas del Morelia contenían el balón. El poseedor de éste y su contrincante, abandonaron la pelota y se echaron a correr. Inicialmente creí que se había desatado la bronca y ambos se enfrascarían en un ramillete de trompadas. No fue así. En la pantalla aparecieron los árbitros y el resto de jugadores corriendo hacia las vallas publicitarias, agachados todos. Fue entonces que se distinguieron los balazos. Los comentaristas lo narraban todo, pero sin saber a ciencia cierta qué ocurría.
Los testimonios indicaron que la tronazón se escuchaba dentro del estadio; eso generó el pánico colectivo que terminó por dibujar de cuerpo entero la psicosis que se vive en el país. Madres con sus niños en brazos, corrían sobre el césped tratando de resguardar sus vidas. Jóvenes que usualmente toman a broma los asuntos serios, se lanzaban al terreno de juego con el rostro desencajado por la angustia y la desesperación.
Era el rostro de un México sumido en la violencia; el rostro de un país que, por decisión equivocada, debe enfrentar a los que surten de drogas a los consumidores estadounidenses. Debería ser una guerra de los gringos, en territorio gringo.
Pero a nosotros nos toca poner los muertos y los matones; poner la sangre y el pánico. La impotencia es lo único que nos queda. La esperanza murió desde que se determinó proteger los intereses de Estados Unidos en un territorio que ya ha sido invadido hasta la tragedia misma. Y lo peor: Los vecinos del norte siguen surtiendo de armamento a los que ellos tienen por enemigos.
Recordé el testimonio de algunos sobrevivientes en Utoya, cuyos familiares, desde Oslo, les pedían que se quedasen en ése lugar tras el primer atentado terrorista, considerando que era un lugar muy seguro. Así creíamos a los estadios.
Al menos en Tuxtla, el control de ingreso es estricto; exagerado, a veces, pero a la vista de lo ocurrido en Torreón, necesario. Con todo y eso, nada garantiza la seguridad de los mexicanos en ninguna parte. Hemos visto masacres en discotecas, restaurantes, balnearios… ¡En todos lados! En ninguna parte se puede estar tranquilo.
Ahora bien, responsabilidad es del Gobierno Federal, garantizar la seguridad; prevenir el delito ya lo vemos como un asunto perdido. No hay una lucha contra el crimen organizado de manera táctica ni estratégica. Se está dando sin ton ni son; a palo de ciegos. Eso nos preocupa. Porque si los estadios, que eran reducto de relax familiar, el lugar a donde el aficionado va con sus hijos a olvidar la crisis económica y la violencia ahora son propensos a tales actos, ya solo nos queda enterrarnos vivos y esperar a que algún día, las autoridades cumplan con su obligación constitucional.
No se puede vivir en un país donde la tranquilidad ha sido extraviada; para el colmo, los personajes que, por infortunio personal han retomado las riendas de un proyecto de seguridad nacional, no se ponen de acuerdo en una estrategia para cooperar con el gobierno calderonista. Las discrepancias son simples, pero han sido suficientes para frenar cualquier forma de frenar la violencia.
Y si a esto le agregamos la estulticia de los legisladores, las cosas se ponen de mal en peor.
Con todo eso, la urgencia es que Felipe Calderón cambie de estrategia; no es conveniente para México seguir en la misma ruta. Y de manera también urgente, exigir al gobierno de Barak Obama, acciones contundentes. Primero, frenar el trasiego de armas hacia México; segundo, castigo a los funcionarios que están detrás del contrabando de armamento, como el caso “Rápido y furioso”. Tercero, reducir el consumo de drogas.
Y si en lo último no están de acuerdo los gringos, muy sencillo: que el gobierno mexicano se haga de la vista gorda y deje que los traficantes pasen toda la droga que se les antoje a territorio estadounidense. Ellos son los que la consumen, ellos que lidien con el problema. No pueden ser los mexicanos quienes carguen con las consecuencias de los vicios norteamericanos.
No más violencia en México para detener el consumo de drogas en Estados Unidos. Eso que quede claro.

Tarjetero


*** Los chiapanecos se siguen preguntando todo con respecto a los negocios de outsorcing que Pablo Abner Salazar operaba en contubernio con algunos políticos y supuestos empresarios entre éstos, JAAB y los Álvarez Puga, cuyas investigaciones del Gobierno Federal hace algunos meses, quedaron ahí, a la deriva. La sospecha es que en algún momento, hubo negociaciones con la Secretaría de Hacienda Federal para que el asunto quedase en el olvido. ¿Qué dirá a esto el señor Ernesto Cordero? No debemos olvidar que el SAT, el IMSS y la misma PGR, iniciaron investigaciones y hasta ahora, todo está en el limbo. Los chiapanecos están urgidos de saber qué pasó con eso. *** Cuauhtémoc Cervantes Miramontes, es secretario de Obras Públicas en Villaflores; a la par de los actos de corrupción que le endilgan, se ha descubierto que es un acosador sexual sin piedad. A su secretaria, Anacely Domínguez, le ha amenazado no solo con destituirla del cargo si no acepta tener relaciones sexuales con él, sino además, con mandarle a hacer daño físico, toda vez que, dice el energúmeno regordete, tiene toda la protección del gobierno municipal para hacer lo que le venga en gana. El asqueroso sujeto, dicen testigos, encierra a su secretaria en sus oficinas, sometiéndola a toda clase de tortura física y moral. Cervantes Miramontes también la ha amenazado con hacerle daño al menor hijo de la víctima, si no accede a sus pretensiones de incivilizado. ¿No sabe éste sujeto ruin y cobarde que existen leyes que castigan a los predadores sexuales como él? ¿Ignora el bandido de pacotilla que los funcionarios que incurran en acoso sexual pueden ser llevados a la cárcel? Estaremos pendientes de éste asunto que por cierto, es comidilla en todo Villaflo amksheratto@hotmail.com
ksheratto@gmail.com

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