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La oposición de los tontos más tontos

Periodistas de Chiapas y Guatemala, con el presidente del Congreso.
Fichero Político

Angel Mario Ksheratto


Una brutalidad magisterial se mide desde la forma del planteamiento hasta la argumentación sin sentido; la oposición a la prueba Enlace se basa en el endeble argumento que solo se trata de medir cuánto han aprendido los estudiantes sobre el neoliberalismo y en qué parte del proceso de aceptación de dicha teoría están éstos. Parece una excusa que pretende esconder no solo la calidad educativa, sino la capacidad de los maestros para enseñar.
Hace unos días, en Perú, se desató un escándalo que sacudió profundamente las estructuras educativas de aquel país. Se realizó una encuesta a los maestros haciéndoles preguntas tan simples, como el conocimiento del medio social en que a nivel personal se mueven. ¡Solo tres de cada diez, se sabía el nombre del Ministro de Educación de ése país!
¿Por qué traemos a colación ése escándalo? Porque según estudios serios, la calidad educativa peruana es superior a la mexicana. Y si en la tierra de Atahualpa Yupanqui las cosas están de ése tamaño, aquí, sin duda, estamos peor. He ahí la explicación de por qué, los maestros se niegan a pasar una prueba que puede servir para encontrar mecanismos para mejorar la calidad educativa.
Argüir que es para una medición “socio-económica” es burdo; absurdo, además, porque se trata de una prueba indicativa del nivel de preparación de los maestros y aprendizaje de los alumnos. No fue creada para controlar, sino para mejorar la metodología que por años, se ha perdido en intereses más allá del de otorgar y obtener una educación de calidad.
La impresión que ofrecen los que se oponen a esa intención de mejorar las herramientas educativas, es que solo buscan el pretexto perfecto para mantener la educación en pañales, como hasta ahora ha sido. Pretexto para haraganear y desquiciar a terceros. Una evaluación consciente y profesional es requerida para alcanzar metas más allá de los intereses sindicales que tanto daño le han hecho a la educación en México.
Quienes se oponen al mejoramiento, son sin duda, aquellos que no están dispuestos a aportar capacidad e inteligencia a la educación mexicana. Haraganes al fin, gente sin escrúpulos que antepone sus intereses al de la colectividad. Esperemos que la sociedad los rechace y les niegue el apoyo, pues en realidad, están atentando contra la educación.

El viacrucis de Aeroméxico


La explicación fue que durante el estreno del “nuevo sistema operativo”, éste no funcionó adecuadamente y la obtención de los pases de abordar, debían llenarse manualmente. Desquiciaron más de cien vuelos y dejaron a miles de viajeros sin más destino que el alboroto dentro de una terminal aérea preñada de confusión… Y abusos de los empleados emergentes que no atinaban una.
Las indicaciones eran contradictorias; mientras uno enviaba a los pasajeros a la sala “K”, otro lo regresaba a la “L”. Incluso, enviaban a la gente a salas ubicadas en la Terminal Uno. Cientos de viajantes habían perdido su vuelo desde un día antes y ahí seguían a la espera de una respuesta certera. Nunca llegó. Luego de tres horas corriendo de sala en sala, por fin pudimos imprimir algunos de los pases de abordar en una máquina dispuesta en los pasillos. Claro, después de una larga fila.
Un solo empleado de Aeroméxico atendía el artilugio. No todos los pases pudieron imprimirse y de nuevo, otra fila para obtenerlo desde los mostradores. El caos absoluto.
Desde el vuelo de ida a la Ciudad de México, el abuso de la empresa se hizo notar: 400 pesos por maleta extra. “Si quiere, porque son las reglas de la empresa”, casi gritó el empleado al otro lado del mostrador, pese a que estaba seguro que no cabría en el portamaletas del área de pasajeros. Insensibles, los empleados “en tierra” como les llaman, trataron a los usuarios con la punta de los pies. Ni modos, a falta de competencia, hay qué soportarlos.
El regreso, ni digamos. Entre el caos y la confusión, logramos abordar el aparato, dos horas después de la hora de salida establecida. Los minutos pasaban y el avión no se movía. Explicó el capitán que no llegaba la documentación para poder partir. Finalmente despegamos. Una bolsita de cacahuates rancios y una Coca-cola como vianda tras horas de no comer por andar corriendo buscando subirnos a la aeronave. ¡Mucha comida! ¡Exagerada generosidad de la empresa!
Al arribo, otra decepción: no llegaron las maletas de más de la mitad de los pasajeros. Otra larga fila para reclamar las maletas. Malas caras de los empleados de Aeroméxico. Una mujer nos regaña porque no tenemos paciencia. Dos horas perdidas a la espera de una respuesta. Por fin, empleados del aeropuerto “Ángel Albino Corzo”, generosa, desinteresada y cumplidamente, nos atienden y nos llevan a una sala especial para llenar las fórmulas de reclamo de las maletas perdidas. Los empleados de Aeroméxico, seguían en su misma prepotencia, como si nos estuvieran haciendo un favor. Hasta pasadas las 10 de la noche, llegaron las maletas; las llevaron a las casas de los afectados. Pero no todas. Ayer por la tarde, muchos seguían reclamando sus pertenencias. Mal servicio, abusos e irresponsabilidad de esa empresa. Una lástima que no exista competencia. Por eso abusan.

Tarjetero


*** El gobernador Sabines estuvo ayer en la promulgación de la Ley de Migración; hay que destacar que el mandatario chiapaneco ha sido clave en el mejoramiento de las condiciones de los migrantes de paso por el territorio nacional. Fue el primero en proponer y enviar al Congreso del Estado, leyes favorables para éstos y más rígidas contra quienes lucran con la necesidad de viajar a los Estados Unidos. Es plausible que México ponga el ejemplo. Y lo es más que la nueva ley salga de Chiapas y de un gobierno sensible y comprometido con los derechos humanos. *** Ayer, por cierto, ante periodistas de Guatemala que hicieron una visita de cortesía al Congreso del Estado, Juan Jesús Aquino Calvo, presidente de ése organismo, resaltó la política del gobierno chiapaneco a favor de los migrantes. Estuvieron en la reunión los periodistas chapines, Lucrecia Braham, Juan Carlos Rivera Gramajo, Carlos Barrios y Vinicio Escobar. Los colegas chiapanecos, Miguel González Alonzo, jefe de prensa del Congreso, Alfonso Carbonell y Enrique Alfaro, testigos del encuentro. *** Luego nos leemos.
amksheratto@hotmail.com
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