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Palabra libre y sin censura*

Miguel González, lo dicho, dicho está.
Fichero Político

Angel Mario Ksheratto

Estas 1000 horas, no han sido de vuelo, sino de trabajo.
Han sido 1000 horas de ejercicio periodístico, de crítica y opinión.
Han sido 1000 programas conducidos con equilibrio, sin ninguna inclinación partidista.
Palabra libre ha estado 1000 horas en el aire, no al aire.
Han sido 1000 horas en que las ondas hertzianas han transportado la Palabra Libre por el aire, mientras quien conduce, mantiene los pies fijos en la tierra. Aferrado a la lealtad del compromiso establecido con la sociedad de hacer periodismo en medios públicos, sin la etiqueta de “periodismo oficial”.
Han sido mil horas de, y para, hablar con la Palabra Libre, convencidos cada mañana, a la entrada a la cabina, al verdadero templo de la verdad, de que la convicción debe impulsarnos a realizar nuestro trabajo con la emoción con que hicimos el primero de los programas, pero convencidos también de que puede ser el último. Por ello la sentencia cotidiana: “Lo dicho, dicho está”.
Y ese parafraseo a Poncio Pilatos no es para lavarnos las manos. Es para enfatizar que lo emitido ha de sostenerse. Como sostiene su palabra quien hoy en Chiapas dice con hechos, lo que ofreció con palabras.
El 9 de enero del 2007 en Casa de Gobierno me entrevisté con el gobernador Juan Sabines Guerrero. Acudí a él para pedir que se me levantara el veto, el cerco, la prisión que se mantenía a mis expresiones e ideas en medios electrónicos ¡la censura misma! que se me aplicó durante la administración anterior.
El pasado me retiró de toda posibilidad de usar un micrófono por haber denunciado por radio que en la persona de mi compañero Ángel Mario Ksheratto se cometía una injusticia, que se consumaba un crimen; que el abuso de poder pasaba lista de presente, de nuevo, contra la prensa. Contra el cuarto poder.
La intolerancia, entonces, tardó lo que aguarda un berrinche para sentar sus reales, y así, el poder se opuso a la razón en ese tiempo. Hubo entonces que aguardar para que ése, el tiempo, nos diera el poder que encierra la razón.
Hoy Ksheratto está libre, sí, pero hubo que esperar a que un gobernador respetuoso del Derecho, con vocación demócrata y de hecho ¡con palabra! llegara al Palacio de Gobierno y cesara toda cacería en contra de Ksheratto y en contra de todo periodista en Chiapas.
Nadie que se precie de ser un periodista serio, sensato, creíble y honesto, puede acusar que hoy en Chiapas se hostigue a la prensa. De ser así, no solamente que lo diga. ¡Que lo demuestre!
Ser periodista, implica, el conocimiento de las leyes, pero sobre todo de su observancia; Ser periodista implica dar la cara y no ruborizarse al poner la frente en alto; Ser periodista implica ser parte de un esquema editorial y no el propietario de un teléfono celular con capacidad de emisión masiva de mensajes, como tampoco llega a ser un periodista, todo obrero de las redes que busca en el libertinaje, remedio para todos sus malos quehaceres.
Ésos, “¡pa’ qué twitters!”, hubiera dicho Don Gervasio.
No faltarán aquí, ni faltarán en el propio paraíso, los paranoicos ni los desleales; los que viven con la cola entre las patas, ¡quienes tienen cola que les pisen! Aquellos que se sienten capaces de criticar hasta el estado perfecto descrito por Platón en la antología de ideas plasmadas en “La República”. De que los hay, los hay ¿No será que lo que buscan es impunidad y creen haber encontrado la vacuna contra el ejercicio de la justicia en la crítica destructiva y sin sustento? ¿Debe ser acaso periodismo el refugio de rufianes y de lobos con pieles de ovejas?
A pesar de la mala levadura me pregunto: ¿Qué periodista —pero periodista— está preso? ¿Qué periodista —pero periodista— ha sido perseguido por sus escritos o ideas?
Antes de terminar quisiera hacer análogo algo que escuché en 1982, cuando hacía periodismo en San Cristóbal de Las Casas, cuando su padre, Don Juan Sabines Gutiérrez, realizaba una gira de trabajo a manera de despedida del pueblo luego de su muy afortunado mandato para Chiapas. Y lo relato así porque, me confieso, soy incapaz hasta de robarme las ideas de otros.
En esa ocasión el prominente empresario Hernán Pedrero le entregó un pergamino al entonces gobernador aseverando algo que bien le queda a Usted gobernador. Lo digo sin lisonja, y lo sostengo, ¡por convicción! ¡Al precio que sea!, en el entendido de que no soy un hombre acaudalado como lo fue Don Hernán, pero gozo de la amistad de los presentes, cuestión que mucho valoro, y ello, me resulta equivalente. Cito textual: “nos consta a los chiapanecos que Don Juan Sabines buscó una oportunidad en la historia, para hacer historia en su oportunidad”. Es su caso amigo gobernador, señor Juan Sabines Guerrero.
Llegar a mil programas de radio y cumplir cuatro años en un espacio de televisión, de ninguna manera son una meta, sino el momento para la reflexión y el refrendo del enorme compromiso contraído con la sociedad; con quien le ha tenido fe al equipo y le ha dispensado confianza a un comunicador para que exponga en medios públicos, sus ideas mediante el ejercicio de la palabra libre y sin censura.
La meta ahora, nuestra constante. ¡la de siempre!, será la conservar la confianza del auditorio; perseverar en la lealtad con los compromisos, así como continuar con denuedo y brío renovado en la búsqueda de la verdad para convertirla en opinión pública en abono de la credibilidad.
Gobernador: He escuchado decir a lo largo de su mandato que este sexenio es el “del empoderamiento de las mujeres”, el de “la ecología”, el de “la justicia”, el del “combate a la pobreza” y el “del campo”, por citar algunos ejemplos. Creo que con los antecedentes de tanto canalla, y los que faltan por aparecer, que ya es tiempo que alguien diga ¡que éste!, el mandato de Juan Sabines Guerrero, es también: el sexenio de la Libertad de Expresión.
Lo dicho, dicho está!!!

*Discurso del periodista
Miguel González Alonso, durante la celebración
del cuarto aniversario del programa de
televisión “Sin Censura” y
los mil programas de radio,
“Palabra Libre”.

Tarjetero

*** Con Miguelón, nos unen muchas cosas; una de éstas, la lucha contra la dictadura cruel e inhumana de un perverso y ladrón que por desgracia, no ha sido castigado. Me refiero al tirano Pablo Abner Salazar. Entonces, fue una guerra sin cuartel; el sátrapa con todo el poder de su parte. Nosotros, con la verdad. Ha sido, Miguelón, un hombre de palabra, de pantalones, de lealtades. Lo ha demostrado con creces. Por ello, en ocasión de su festejo profesional, va un abrazo afectuoso y el compromiso de seguir, cada quién desde su muy distinto punto de vista, haciendo lo que la vocación nos indique, seguros que la amistad, por sobre todas las cosas, es indisoluble. ¡Salud! *** Luego nos leemos.
amksheratto@hotmail.com
ksheratto@gmail.com

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