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Elecciones federales, cochinero nacional

Fichero Político

Angel Mario Ksheratto


Tres mujeres severamente lesionadas durante
la volcadura de una camioneta que
transportaba electores acarreados al
centro de votación de Pantepec, esperan la
asistencia de médicos en una clinica oficial.
Foto, agencia Sin Fronteras.
Lo impensable: que el PRD, con todo y la brutal y abrumadora derrota en el país, recurriese a las viejas pero efectivas fórmulas del PRI para captar uno que otro voto; acarreo descarado, repartición de tamales (el Chunco ordenó la elaboración de cuatro mil envueltos en hoja de doblador en Patria Nueva) compra directa de votos, cuyos precios alcanzaron hasta los cuatrocientos pesos por cruz… Impensable también resulta que anquilosados cacicazgos regionales cayeran como fardos y nos mostraran de nuevo que la gente ya no cree en las promesas aventuradas de quienes, por ser poseedores de sospechosas fortunas, piensan tener en sus manos el poder para manipular y vencer a los ciudadanos. No era factible pensar que el PRI, de nuevo, retomase el control del Congreso de la Unión y vuelva a renacer como la única esperanza de retorno a la normalidad restringida, ésa que lo mandó al sótano por un tiempo y que ahora, la necesidad lo refuerza para mostrar al partido en el poder que han perdido la capacidad de gobernar con inteligencia.
En lo impensable de una elección sin sustento social, el cochinero no quiso quedarse en casa: salió a dar muestras de su capacidad en todos los frentes. En Tonalá, me contaba el taxista que me condujo la noche del domingo de esa ciudad a Tuxtla Gutiérrez, el candidato priísta ofreció paga por voto; “tengo un chinguero de hermanas y a todas les dieron 300 pesos para ir a votar… Pero votaron por el PAN”, dice muerto de risa. En Tapachula, la misma historia; a las siete de la noche, cerca del Parque Central, en una casa particular, decenas de mujeres hacían fila para cobrar los votos; era una casa reducto del PAN. Se negaban a pagar hasta que no tuvieran el resultado. Las mujeres se impacientaban y juraban que colgarían de los testículos a los encargados de la casa. Al fin vino la orden de cumplir: 200 pesos por cada voto. En Palenque, el aspirante del PRD no escatimó en recursos; gente entrenada constataba que el elector había cruzado el logotipo de ése partido para pagar el voto; no hubo, en ninguna parte, amenazas, hubo amabilidad en forma de generosidad que no por ello, deja de ser un delito electoral que el IFE, ¡jamás vio! El cochinero nacional, el gran chiquero donde no hay ganadores y si acaso, sólo aquellos que cobraron hasta cuatrocientos pesos por un voto que a la postre, no le hará ningún bien al país.

¿Ganadores? ¿Perdedores?

Muchos se preguntan quiénes ganan y quiénes pierden con los resultados de la elección reciente. A simple vista, pierde Felipe Calderón, cuyo mozo de mandados con cargo de presidente del partido en el poder, abrió de más la bocaza, conduciendo al PAN a una derrota dolorosa. Pierde el PAN, que no pudo sostenerse como fuerza política debido a los yerros presidenciales. Pierde el PRD, que del 17 por ciento de las preferencias electorales, baja al 12 por ciento. Pierde López Obrador, que no pudo ganar más adeptos y que sobre eso, obligó a uno de sus títeres a renunciar a su cargo mucho antes de ganarlo. Pierde el IFE que se regodea con el 45 por ciento de votantes, cuando las expectativas eran del 70m por ciento de abstencionismo. Y pierde por partida doble porque antes el abstencionismo oscilaba entre el 40 y el 45 y ahora sube al 55 por ciento. Pierden los candidatos “ganadores” porque llegan con escasísima representatividad popular. En algunos estados, hubo candidatos que ganaron con apenas ocho mil votos de un universo de 200 mil electores. No soy matemático, pero deduzco que el porcentaje de representatividad, no llega ni al uno por ciento. Pierden los ciudadanos que no tendrán un Congreso fuerte y pierde el país, que no podrá contar con instituciones sólidas, a menos que los ahora diputados federales electos, asuman la responsabilidad de recomponer las cosas, asunto que dudamos, dada la calidad moral de éstos. Porque en eso, fuimos siempre directos: ningún candidato tuvo lo suficiente para convencer a nadie. ¿Quién ganó? Nadie, por lo visto, ninguno. Eso es lo triste de una elección que a la larga, motiva a la reflexión en serio de lo que en política, debe hacerse en lo que viene para México.

Tarjetero

*** ¿Quién pagará los gastos funerarios de los siete votantes que murieron en Pantepec? Júrelo que el candidato beneficiado, se hará el occiso y hasta dirá que no sabía de los muertitos. Así son; mientras necesitan del voto, son generosos, lindas personas; cuando ya no lo requieren, hasta olvidadizos se vuelven. *** De los perdedores, había más de uno que ya se creía candidato a gobernador para las elecciones del 2012. Cacicazgos derribados, ni quién los avale para futuras elecciones. *** Hay quiénes temen que el perdedor hermano del Peje, un tal Pío López Obrador, encabece desmanes en protesta porque no pudo convencer con su perorata; nosotros esperamos que Pío, entienda que en Chiapas, hay leyes y éstas no permiten desmanes irresponsables. Si quiere emular las locuras de su hermano, desde ahora podemos llamarle “diputado legítimo”, pero de la guasa, que no pase. Sería irresponsable que reafirmase que la familia López Obrador, es solo un grupo de ambiciosos. México no requiere de politiqueros de esa calaña. *** Sami David pasó de “panzaso” las elecciones. De no ser por los dos ó tres votos del Partido Verde, se hubiera quedado con la sopa servida. Ahora tendrá qué trabajar doble para convencer a la sociedad de sus buenas intenciones. *** 331 averiguaciones previas por distintos delitos electorales, abrió la FEPADE durante la jornada electoral. La pregunta es si aplicarán la ley o simplemente, dan a conocer cifras para no dejar resquicios para la crítica. *** Los abusos de la Policía Municipal, ahora van contra sus propios elementos. Parece ser que el alcalde, no tiene autoridad moral sobre los policías, lo cual es sumamente grave, pues si ni Jaime Vals tiene capacidad para frenar los abusos policiales, nadie podrá defendernos de éstos. *** Luego nos leemos.
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