Fichero Político
Angel Mario Ksheratto
Ningún partido político garantiza
candidatos serios y por lo tanto,
el electorado desconfía de todos.
Si a nivel nacional las “dirigencias” de los partidos chiquitos andan de rama en rama buscando los huesos de las frutas que los partidos grandes dejan, en Chiapas, éstos no son más que tenues sombras que apenas se espantan a sí mismas y creen que su propio terror invade a todos. Inestables, sin ideología clara, los partidos chicos se han llenado de los escombros que caen de las ruinas de los demás ó, como dijera alguien por ahí, se han convertido en los pantanos de aguas negras a donde van a parar las excreciones que de diversas maneras expulsan los “grandes” que también, andan cantando rancheras sin ton ni son. El viejo sistema de partidos que al PRI le funcionó durante más de setenta años, en los que lleva el PAN, ha sido el peor de los desastres que han tenido qué enfrentar Vicente Fox y Felipe Calderón. Y no porque ambos sean amantes de la democracia y la libertad interna de los partidos, sino porque abusaron de su condición y no supieron infiltrarse en éstos. Para el colmo, los partidos chicos, que tradicionalmente han sido testaferros de los gobiernos en turno, perdieron su identidad y dejaron podrir su endeble ideología, convirtiendo a ésta en una caja de antigüedades inservibles y carentes de un destino fijo.
Si revisamos el comportamiento de partidos como Convergencia, del Trabajo, PANAL, Alternativa y dos ó tres nuevos que surgieron con tendencias de “izquierda” pero que en realidad son sujetos de sospechas ultraderechistas, notaremos que no tienen una propuesta real de trabajo y menos, alternativas políticas para los electores. Por ejemplo, en Chiapas, si un precandidato no sale favorecido en el PRD, aparece en las listas del PAN y a la inversa. Los peores, los de más baja calaña, en las listas de los partiditos. Total, el elector debe escoger de entre los más malos, a los menos peores. Aberrante realidad que obliga a exigir a los partidos de todos los tamaños, seriedad absoluta y congruencia con lo que alguna vez tuvieron como principios ideológicos.
No entendemos cómo en las Cámaras de legisladores y en los congresos internos, se acusan derechistas e izquierdistas, si a la hora, aceptan la basura de uno y otro. Esto nos obliga a pensar que la “partidocracia” –que alguna vez funcionó de acuerdo a los intereses del PRI y que, queramos ó no, sirvió como contrapeso de ideologías extremas y equilibrio electorero– está en franca bancarrota. Y no se extraña por sus resultados, sino porque de alguna manera, daba forma al esquema y obligaba a respetar ciertas reglas que abonaban a la certeza jurídica de la política.
Algunos pueden creer que ahora hay plena libertad de partidos y éstos se han desentendido del poder central; más aún, habrá quiénes piensen que ahora sí hay una democracia plena en materia de partidos políticos y que con ello se ha acabado el presidencialismo recalcitrante que tanto daño hizo al país. No es así. Lejos de una democracia, vemos perturbación ideológica, irresponsabilidad jurídica y anarquía descontrolada. En Chiapas ni uno solo de los partiditos ha dado muestras de seriedad política. Las leyes de control presupuestal para éstos han sido letra muerta y nadie sabe cómo y en qué están gastando los millones de pesos que les son entregados en materia de prerrogativas del Estado. Aún en los partidos grandes como el PRI, el PRD y el PAN, existen serias dudas sobre el uso de los recursos públicos. Hace unos meses, la Tesorería del PRD hubo de ser intervenida debido a malos manejos financieros, mientras que en el PRI, no cesan las quejas de los dirigentes municipales a quienes no se les da el dinero necesario para subsistir. Y del PAN, ni se diga. Por ser el partido en el poder, las autoridades electorales han omitido revisar sus cuentas.
De tal manera entonces que para las elecciones intermedias de éste año, no tenemos opciones dignas; no hay ninguna alternativa y por lo tanto, se puede decir que serán unas elecciones sin calidad ni oferta política confiable. Ya veremos qué calidad de candidatos habrá también. En otras palabras, no tendremos incentivos morales para acudir a las urnas… A menos que los partidos reflexionen y den muestras de sensibilidad, inteligencia y capacidad, lo cual, francamente, dudamos.
Tarjetero
*** Que los estados del sur de México tienen el menor índice de desocupación laboral. ¡Cómo no! Si la mayor parte de los ciudadanos de ésta región se fue de brasera a Estados Unidos. *** Hay cosas que dan gusto; Roberto Ovilla Martínez, tuxtleco de nacimiento y hoy uno de los mejores médicos del país, se ha comprometido con los chiapanecos para ayudar en la actualización de los médicos. Hace unos meses, leyendo sobre el transplante de la médula ósea, me encontré con varios artículos en los que los expertos dan a Ovilla Martínez un status envidiable, pues es uno de los mejores en la materia. Como él, hay varios chiapanecos que aquí, desgraciadamente, se les han cerrado las puertas. Van a otro lado, triunfan y eso nos da mucho gusto. *** Ya ni los diputados se salvan de los cacos. El del Partido Verde, Alejandro Orantes Coello sufrió un robo en su propia casa. Ojalá detengan a los ladrones y no quede esto como la mayoría de los casos. *** Andrés Manuel López Obrador insiste en defender la economía popular; no sabemos cómo le hará pero él tiene una responsabilidad que no ha querido asumir: se declaró presidente legítimo y como tal, está obligado a presentar verdaderas alternativas y no solo recurrir a desquiciantes marchas que no dejan nada al país. López Obrador dice estar en contra de la política económica oficial, pero no ofrece una forma distinta de superar la crisis. Con criticas y marchas forzadas, no se soluciona nada. El dineral que se piensa gastar en su marchita debería mejor repartirla entre los pobres, si de verdad quiere ayudar. Para el colmo, ya habla de pedirle la renuncia al Presidente. *** Mi agradecimiento a mis amigos, colegas y familiares por las muestras de afecto el pasado viernes en que festejamos un cumpleaños más. *** Luego nos leemos.
http://ksheratto.blogspot.com
ksheratto@hotmail.com
ksheratto@gmail.com
Angel Mario Ksheratto
Ningún partido político garantiza
candidatos serios y por lo tanto,
el electorado desconfía de todos.
Si a nivel nacional las “dirigencias” de los partidos chiquitos andan de rama en rama buscando los huesos de las frutas que los partidos grandes dejan, en Chiapas, éstos no son más que tenues sombras que apenas se espantan a sí mismas y creen que su propio terror invade a todos. Inestables, sin ideología clara, los partidos chicos se han llenado de los escombros que caen de las ruinas de los demás ó, como dijera alguien por ahí, se han convertido en los pantanos de aguas negras a donde van a parar las excreciones que de diversas maneras expulsan los “grandes” que también, andan cantando rancheras sin ton ni son. El viejo sistema de partidos que al PRI le funcionó durante más de setenta años, en los que lleva el PAN, ha sido el peor de los desastres que han tenido qué enfrentar Vicente Fox y Felipe Calderón. Y no porque ambos sean amantes de la democracia y la libertad interna de los partidos, sino porque abusaron de su condición y no supieron infiltrarse en éstos. Para el colmo, los partidos chicos, que tradicionalmente han sido testaferros de los gobiernos en turno, perdieron su identidad y dejaron podrir su endeble ideología, convirtiendo a ésta en una caja de antigüedades inservibles y carentes de un destino fijo.Si revisamos el comportamiento de partidos como Convergencia, del Trabajo, PANAL, Alternativa y dos ó tres nuevos que surgieron con tendencias de “izquierda” pero que en realidad son sujetos de sospechas ultraderechistas, notaremos que no tienen una propuesta real de trabajo y menos, alternativas políticas para los electores. Por ejemplo, en Chiapas, si un precandidato no sale favorecido en el PRD, aparece en las listas del PAN y a la inversa. Los peores, los de más baja calaña, en las listas de los partiditos. Total, el elector debe escoger de entre los más malos, a los menos peores. Aberrante realidad que obliga a exigir a los partidos de todos los tamaños, seriedad absoluta y congruencia con lo que alguna vez tuvieron como principios ideológicos.
No entendemos cómo en las Cámaras de legisladores y en los congresos internos, se acusan derechistas e izquierdistas, si a la hora, aceptan la basura de uno y otro. Esto nos obliga a pensar que la “partidocracia” –que alguna vez funcionó de acuerdo a los intereses del PRI y que, queramos ó no, sirvió como contrapeso de ideologías extremas y equilibrio electorero– está en franca bancarrota. Y no se extraña por sus resultados, sino porque de alguna manera, daba forma al esquema y obligaba a respetar ciertas reglas que abonaban a la certeza jurídica de la política.
Algunos pueden creer que ahora hay plena libertad de partidos y éstos se han desentendido del poder central; más aún, habrá quiénes piensen que ahora sí hay una democracia plena en materia de partidos políticos y que con ello se ha acabado el presidencialismo recalcitrante que tanto daño hizo al país. No es así. Lejos de una democracia, vemos perturbación ideológica, irresponsabilidad jurídica y anarquía descontrolada. En Chiapas ni uno solo de los partiditos ha dado muestras de seriedad política. Las leyes de control presupuestal para éstos han sido letra muerta y nadie sabe cómo y en qué están gastando los millones de pesos que les son entregados en materia de prerrogativas del Estado. Aún en los partidos grandes como el PRI, el PRD y el PAN, existen serias dudas sobre el uso de los recursos públicos. Hace unos meses, la Tesorería del PRD hubo de ser intervenida debido a malos manejos financieros, mientras que en el PRI, no cesan las quejas de los dirigentes municipales a quienes no se les da el dinero necesario para subsistir. Y del PAN, ni se diga. Por ser el partido en el poder, las autoridades electorales han omitido revisar sus cuentas.
De tal manera entonces que para las elecciones intermedias de éste año, no tenemos opciones dignas; no hay ninguna alternativa y por lo tanto, se puede decir que serán unas elecciones sin calidad ni oferta política confiable. Ya veremos qué calidad de candidatos habrá también. En otras palabras, no tendremos incentivos morales para acudir a las urnas… A menos que los partidos reflexionen y den muestras de sensibilidad, inteligencia y capacidad, lo cual, francamente, dudamos.
Tarjetero
*** Que los estados del sur de México tienen el menor índice de desocupación laboral. ¡Cómo no! Si la mayor parte de los ciudadanos de ésta región se fue de brasera a Estados Unidos. *** Hay cosas que dan gusto; Roberto Ovilla Martínez, tuxtleco de nacimiento y hoy uno de los mejores médicos del país, se ha comprometido con los chiapanecos para ayudar en la actualización de los médicos. Hace unos meses, leyendo sobre el transplante de la médula ósea, me encontré con varios artículos en los que los expertos dan a Ovilla Martínez un status envidiable, pues es uno de los mejores en la materia. Como él, hay varios chiapanecos que aquí, desgraciadamente, se les han cerrado las puertas. Van a otro lado, triunfan y eso nos da mucho gusto. *** Ya ni los diputados se salvan de los cacos. El del Partido Verde, Alejandro Orantes Coello sufrió un robo en su propia casa. Ojalá detengan a los ladrones y no quede esto como la mayoría de los casos. *** Andrés Manuel López Obrador insiste en defender la economía popular; no sabemos cómo le hará pero él tiene una responsabilidad que no ha querido asumir: se declaró presidente legítimo y como tal, está obligado a presentar verdaderas alternativas y no solo recurrir a desquiciantes marchas que no dejan nada al país. López Obrador dice estar en contra de la política económica oficial, pero no ofrece una forma distinta de superar la crisis. Con criticas y marchas forzadas, no se soluciona nada. El dineral que se piensa gastar en su marchita debería mejor repartirla entre los pobres, si de verdad quiere ayudar. Para el colmo, ya habla de pedirle la renuncia al Presidente. *** Mi agradecimiento a mis amigos, colegas y familiares por las muestras de afecto el pasado viernes en que festejamos un cumpleaños más. *** Luego nos leemos.
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