Fichero Político
Angel Mario Ksheratto
El ahora exsecretario de Seguridad
Pública de Tuxtla, era investigado
por posibles hechos delictivos.
Era el hombre clave de Rubén Velásquez dentro del organigrama policial; tuvo varios intentos para provocar un enfrentamiento de grandes dimensiones entre policías y campesinos en la capital del estado. Unos días antes de su repentina “renuncia” al cargo de Secretario de Seguridad pública Municipal, una fuente de todo crédito confió a un grupo de investigadores sociales que a Rubén Álvarez Solar, se le averiguaba extraoficialmente por presuntos nexos con grupos delincuenciales. Otra fuente municipal reveló la semana pasada que no se estaba satisfecho con los resultados de éste al frente de la dependencia, pese a que, oficialmente, se venía anunciando una importante baja en el índice de criminalidad. “El problema es al interior de la policía”, confesó otro funcionario de alto rango. Y es que los asaltos perpetrados por los propios policías municipales, cada vez eran más frecuentes. Muchas víctimas interpusieron denuncias penales aportando hasta los nombres de los agentes involucrados y no pasó nada. “Aporten pruebas del robo”, exigió el Director de Tránsito Municipal, José Rubén Cruz Aguilera, quien de plano advirtió que las denuncias públicas por abusos policiales no serían tomadas en cuenta para una posterior investigación. Protección institucional, alegaron muchos.
Un análisis interno del cuerpo policial de Tuxtla Gutiérrez, reveló profundos y arraigados métodos de corrupción, “imposibles de erradicar en poco tiempo”, justificaron algunas autoridades. Rubén Álvarez, al final, no pudo y no quiso. Le ganó el partidismo, el interés grupal que perseguía un desastre social para debilitar a Jaime Valls, considerado precandidato a la gubernatura desde ahora mismo. El alcalde es cauto en el tema; asegura tener un compromiso firme con los tuxtlecos. Pero las entrañas del pablismo-rubenismo que tenía (y tiene todavía) lo ven como un peligro para las aspiraciones del agrio poblano. La noticia de la renuncia de Álvarez Solar, fue discreta al principio; nadie quería abordar el tema. Luego se confirmó. No se dieron detalles de fondo. Sólo se fue. Hubo versiones que indicaron que su salida se debió a la exigencia ciudadana de mayor seguridad; otras versaban sobre la posibilidad de una investigación oficial por probables ligas con grupos al margen de la ley. Unas más decían que incumplió con sus propósitos, pero la más fuerte era que intentó sabotear un intento por sacar de la corporación a varios mandos y elementos bajo sospecha.
Cualquiera que hubiera sido la razón, su salida facilita las intenciones de fortalecer la seguridad en Tuxtla Gutiérrez. Álvarez Solar, lejos de garantizar a la ciudadanía sus bienes, los puso en riesgo. Utilizó, desde los tiempos de Pablo Salazar, los recursos públicos para agenciarse de bienes e imponer un estado policial incierto. Hay denuncias en el sentido que abusó del poder e incluso, se le relaciona con tareas de espionaje y persecución de los opositores del exdictador. Incluso, hay vestigios de su participación en una red de agiotistas para la que servía de “cobrador”, aprovechando su cargo en el gobierno pablista.
Llama la atención que la “renuncia” se diera en el marco de la firma del Acuerdo Estatal por un Chiapas mas Seguro, celebrada en Puerto Chiapas, ante representantes de diversas instituciones y organismos locales. ¿Lo descubrieron en una acción que ponía en riesgo el Acuerdo? ¿Sospechan de él? ¿Le perdieron la confianza? Con la salida de quien alentó por diversas razones la delincuencia en la capital, es plausible; independientemente de las razones de fondo que motivaron su despido (personalmente me niego a creer que haya renunciado, a menos que algún otro pablista le haya llamado a su lado) es la mejor oportunidad que se tiene para limpiar las fuerzas del orden municipal. La ola de robos, la persecución de borrachos (apara atracarlos, obviamente), las extorsiones, las detenciones ilegales, deben llegar a su fin. Los señores están ahí para procurar la seguridad de los ciudadanos, no para ser causa de terror de éstos. La noche negra que representó Rubén Álvarez, debe dar paso a un amanecer con tranquilidad y certeza. Hasta el día que el pablista fungió como jefe policial, causaba pánico ver una patrulla cerca; era seguro un abuso, un robo. Si el alcalde ordenó su despido, debemos aplaudirle, porque termina con una era de saqueo, abusos y corrupción. En sustitución del testaferro de Rubén Velásquez llega Rogelio Hernández de la Mata, militar retirado que fungía como jefe de escoltas del gobernador Juan Sabines Guerrero. Su primer trabajo será expulsar a los agentes con denuncias de robo y establecer mecanismos para evitar que la Policía Municipal siga siendo la banda más peligrosa de asaltantes. De la Mata, es gente de confianza del mandatario; el mensaje entonces, es claro y más si tomamos en cuenta las estrategias del Acuerdo para un Chiapas más Seguro. Con que no nos salgan que a los tres días vuelvan a contratar a Álvarez Solar en otra dependencia policial…
Tarjetero
*** No asusta ni extraña: Chiapas siempre ha sido el primer lugar en analfabetismo; se creía erradicado. Eso dijo infinidad de veces Alfredo Palacios cuando estuvo al frente de la Secretaría de Educación. Hoy sabemos que mintió siempre, que el analfabetismo sigue siendo de proporciones alarmantes. Con todo y eso, a Palacios nadie lo toca. Ahí sigue insertado, planeando la desestabilización de Chiapas. Goza de total impunidad. *** El caso de los detenidos por el secuestro y asesinato de Fernando Martí, más que una acción efectiva de la policía defeña, parece ser un pretexto para el levantamiento del ego de Marcelo Ebrard. Ya hay quienes empiezan a dudar sobre la veracidad de los hechos. Muchos analistas políticos sospechan que se trata de una treta mediática. Ayer mismo, familiares del presunto líder de la banda de “La Flor”, intentaron encarar a Ebrard y fueron a varios medios radiales y de televisión a ofrecer su versión. La duda queda sembrada. *** Luego nos leemos.
http://ksheratto.blogspot.com
ksheratto@gmail.com
ksheratto@hotmail.com
Angel Mario Ksheratto
El ahora exsecretario de Seguridad
Pública de Tuxtla, era investigado
por posibles hechos delictivos.
Era el hombre clave de Rubén Velásquez dentro del organigrama policial; tuvo varios intentos para provocar un enfrentamiento de grandes dimensiones entre policías y campesinos en la capital del estado. Unos días antes de su repentina “renuncia” al cargo de Secretario de Seguridad pública Municipal, una fuente de todo crédito confió a un grupo de investigadores sociales que a Rubén Álvarez Solar, se le averiguaba extraoficialmente por presuntos nexos con grupos delincuenciales. Otra fuente municipal reveló la semana pasada que no se estaba satisfecho con los resultados de éste al frente de la dependencia, pese a que, oficialmente, se venía anunciando una importante baja en el índice de criminalidad. “El problema es al interior de la policía”, confesó otro funcionario de alto rango. Y es que los asaltos perpetrados por los propios policías municipales, cada vez eran más frecuentes. Muchas víctimas interpusieron denuncias penales aportando hasta los nombres de los agentes involucrados y no pasó nada. “Aporten pruebas del robo”, exigió el Director de Tránsito Municipal, José Rubén Cruz Aguilera, quien de plano advirtió que las denuncias públicas por abusos policiales no serían tomadas en cuenta para una posterior investigación. Protección institucional, alegaron muchos.Un análisis interno del cuerpo policial de Tuxtla Gutiérrez, reveló profundos y arraigados métodos de corrupción, “imposibles de erradicar en poco tiempo”, justificaron algunas autoridades. Rubén Álvarez, al final, no pudo y no quiso. Le ganó el partidismo, el interés grupal que perseguía un desastre social para debilitar a Jaime Valls, considerado precandidato a la gubernatura desde ahora mismo. El alcalde es cauto en el tema; asegura tener un compromiso firme con los tuxtlecos. Pero las entrañas del pablismo-rubenismo que tenía (y tiene todavía) lo ven como un peligro para las aspiraciones del agrio poblano. La noticia de la renuncia de Álvarez Solar, fue discreta al principio; nadie quería abordar el tema. Luego se confirmó. No se dieron detalles de fondo. Sólo se fue. Hubo versiones que indicaron que su salida se debió a la exigencia ciudadana de mayor seguridad; otras versaban sobre la posibilidad de una investigación oficial por probables ligas con grupos al margen de la ley. Unas más decían que incumplió con sus propósitos, pero la más fuerte era que intentó sabotear un intento por sacar de la corporación a varios mandos y elementos bajo sospecha.
Cualquiera que hubiera sido la razón, su salida facilita las intenciones de fortalecer la seguridad en Tuxtla Gutiérrez. Álvarez Solar, lejos de garantizar a la ciudadanía sus bienes, los puso en riesgo. Utilizó, desde los tiempos de Pablo Salazar, los recursos públicos para agenciarse de bienes e imponer un estado policial incierto. Hay denuncias en el sentido que abusó del poder e incluso, se le relaciona con tareas de espionaje y persecución de los opositores del exdictador. Incluso, hay vestigios de su participación en una red de agiotistas para la que servía de “cobrador”, aprovechando su cargo en el gobierno pablista.
Llama la atención que la “renuncia” se diera en el marco de la firma del Acuerdo Estatal por un Chiapas mas Seguro, celebrada en Puerto Chiapas, ante representantes de diversas instituciones y organismos locales. ¿Lo descubrieron en una acción que ponía en riesgo el Acuerdo? ¿Sospechan de él? ¿Le perdieron la confianza? Con la salida de quien alentó por diversas razones la delincuencia en la capital, es plausible; independientemente de las razones de fondo que motivaron su despido (personalmente me niego a creer que haya renunciado, a menos que algún otro pablista le haya llamado a su lado) es la mejor oportunidad que se tiene para limpiar las fuerzas del orden municipal. La ola de robos, la persecución de borrachos (apara atracarlos, obviamente), las extorsiones, las detenciones ilegales, deben llegar a su fin. Los señores están ahí para procurar la seguridad de los ciudadanos, no para ser causa de terror de éstos. La noche negra que representó Rubén Álvarez, debe dar paso a un amanecer con tranquilidad y certeza. Hasta el día que el pablista fungió como jefe policial, causaba pánico ver una patrulla cerca; era seguro un abuso, un robo. Si el alcalde ordenó su despido, debemos aplaudirle, porque termina con una era de saqueo, abusos y corrupción. En sustitución del testaferro de Rubén Velásquez llega Rogelio Hernández de la Mata, militar retirado que fungía como jefe de escoltas del gobernador Juan Sabines Guerrero. Su primer trabajo será expulsar a los agentes con denuncias de robo y establecer mecanismos para evitar que la Policía Municipal siga siendo la banda más peligrosa de asaltantes. De la Mata, es gente de confianza del mandatario; el mensaje entonces, es claro y más si tomamos en cuenta las estrategias del Acuerdo para un Chiapas más Seguro. Con que no nos salgan que a los tres días vuelvan a contratar a Álvarez Solar en otra dependencia policial…
Tarjetero
*** No asusta ni extraña: Chiapas siempre ha sido el primer lugar en analfabetismo; se creía erradicado. Eso dijo infinidad de veces Alfredo Palacios cuando estuvo al frente de la Secretaría de Educación. Hoy sabemos que mintió siempre, que el analfabetismo sigue siendo de proporciones alarmantes. Con todo y eso, a Palacios nadie lo toca. Ahí sigue insertado, planeando la desestabilización de Chiapas. Goza de total impunidad. *** El caso de los detenidos por el secuestro y asesinato de Fernando Martí, más que una acción efectiva de la policía defeña, parece ser un pretexto para el levantamiento del ego de Marcelo Ebrard. Ya hay quienes empiezan a dudar sobre la veracidad de los hechos. Muchos analistas políticos sospechan que se trata de una treta mediática. Ayer mismo, familiares del presunto líder de la banda de “La Flor”, intentaron encarar a Ebrard y fueron a varios medios radiales y de televisión a ofrecer su versión. La duda queda sembrada. *** Luego nos leemos.
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