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Justicia en mano propia: pueblo encarcela a su alcalde

Fichero Político

Angel Mario Ksheratto


Humberto Blanco Pedrero, del OFS,
apático ante denuncias de corrupción
en los municipios de Chiapas.

A primera vista, resulta jocoso: los habitantes del municipio de Nicolás Ruiz, molestos porque su alcalde, Jesús Constantino Cadenas no ha hecho nada en beneficio de la población, se reunieron en asamblea y determinaron encarcelar por dieciocho horas a éste, junto con cuatro regidores, aparentes cómplices de la haraganería edilicia. Los amantes del “Estado de Derecho”, sin duda habrán puesto el grito en el cielo y estarán buscando los pretextos jurídico-legales para castigar el atrevimiento de la Asamblea Popular Espontánea (algún nombre hay qué darle a la iniciativa ciudadana de obligar al cumplimiento a sus autoridades) a quienes no faltará la típica acusación de “privación ilegal de la libertad”, “secuestro” y todas las que se les ocurra en aras de “preservar la estabilidad política y social del Estado”. Técnicamente, es un exceso de los ciudadanos de Nicolás Ruiz tomar la ley en sus manos para hacerse justicia social; políticamente, es una estrategia funcional que obliga a las altas autoridades a voltear hacia uno de los municipios más pobres de Chiapas que por lo visto, tiene un presidente municipal inepto e ineficaz.
Uno de los principios de la democracia moderna estima que el mandato popular proviene del pueblo; esa ha sido la base de muchos políticos para captar el voto ciudadano. “Gobernaré obedeciendo”, suelen decir en sus arengas proselitistas. Otros han llegado a comprometerse a hacer exactamente lo que el pueblo les ordene. No conozco un solo político que haya cumplido su palabra en ese sentido. Todos terminan haciendo lo que en gana les viene. El pueblo queda a la deriva, solo, sin respaldo y sin ser obedecido; el pretexto para incumplir es, curiosamente, “el cumplimiento de las leyes”, aunque sea lo último que se les ocurra hacer. No dudo que en Nicolás Ruiz, con todo y su pobreza extrema, hay nociones de los principios democráticos y han querido dar muestras de su capacidad para hacer que su alcalde, cumpla sus promesas de campaña. Para Jesús Constantino Cadenas, habrá sido vergonzante que su pueblo, cansado de esperar, le haya recetado una sopita de su propio chocolate. Para algunos es un mal ejemplo e incluso, podrán pensar que están dentro del rango de una “apología del delito” o quizá aleguen en su contra prevaricación, rebelión y talvez hasta terrorismo. Para otros, es una lección de dignidad, de derecho constitucional. “… Si así no lo hiciere, que el pueblo me lo demande”, establece el rito del juramento constitucional que hacen los funcionarios cuando asumen formal y legalmente el cargo que se les confiere. No explica de qué forma el pueblo deba demandar el incumplimiento; los habitantes de Nicolás Ruiz encontraron una manera muy peculiar, efectiva y aleccionadora. Plantones, marchas y enfrentamientos han sido las acciones populares para obligar el cumplimiento de las promesas de campaña; solo en pocas ocasiones han tenido éxito y los alcaldes ó han cumplido ó han sido despedidos del cargo. En los demás casos, sólo se han profundizado las diferencias y se ha retrasado el desarrollo municipal.
Que el pueblo encarcele a su alcalde a modo de escarmiento, puede ser un delito, pero sienta un precedente para que las autoridades pongan más atención en el trabajo de los presidentes municipales. Hay por lo menos, tres instancias gubernamentales encargadas de vigilar el trabajo municipal y garantizar que éste se haga sin tentaciones de corrupción; sin embargo, ninguna está funcionando adecuadamente. De los ciento dieciocho municipios de Chiapas, más de ciento diez están bajo sospecha de malos manejos del erario público, 35 de éstos, de suma gravedad. Ni el Órgano de Fiscalización Superior, ni la Contraloría General, ni la Comisión de Hacienda del Congreso del Estado, han intervenido para sanear la cuenta pública de esos municipios. Hace un mes, el alcalde de un municipio de la región Sierra, se presentó a varios bancos para intentar abrir una cuenta por un millón de pesos; en todos fue rechazado porque una de las exigencias del personal de dichas instituciones fue que debía declarar la procedencia de esa cantidad de dinero. De alguna forma, las estrictas normas bancarias, ayudan a evitar la fuga de capital público. Habrá quienes se cuelen, de eso no hay duda. Pero, ¿saben las instituciones encargadas de velar el dinero del pueblo, lo que andan haciendo los alcaldes? No. No porque poco les interesa. Diario leemos en los periódicos, escuchamos en la radio y vemos en la televisión local, denuncias ciudadanas sobre desvíos de fondos en los municipios y no pasa nada. Son denuncias que quedan en el aire, que no son meritorias de seguimiento por parte de la autoridad competente. Ahí hay fuerzas de impunidad muy potentes que impiden transparencia y pulcritud en el servicio público. Apatía, negligencia, complicidad, como factores de alimento a la impunidad, a la corrupción. ¿Cuántos actos populares como el de Nicolás Ruiz habrán de suceder para que el OFS, la Contraloría y el Congreso pongan atención en su trabajo? ¿Están esperando que corra la sangre al río para entonces buscar una solución? Más casos como el de Nicolás Ruiz, efectivamente, pueden traer una profunda desestabilización social, pero será culpa de los encargados de las dependencias citadas y no de la gente, que solo quiere bienestar, ése que le ofrecieron durante la campaña.

Tarjetero

*** Como mentiroso quedó ayer José Luís Peñalosa, director del Hospital de Especialidades Pediátricas, quien se estaba adjudicando la consecución de plazas de base en esa institución; resulta que no, que hasta dentro de dos semanas las van a liberar; Peñalosa venía diciendo que ya estaban listas, pero un alto funcionario de la Secretaría de Salud, lo puso ayer en su lugar en una reunión donde se conjuró la huelga prevista para hoy. ¿Y la corrupción? Falta todavía ese tema. *** Francisco Bedwel Jiménez, subdirector del ISSTECH, cumple años hoy y los festejará trabajando. ¡Felicidades, Paquito! *** Luego nos leemos.
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