Fichero Político
Angel Mario Kasheratto
Ambivalente, Espino critica un día a
Calderón y al otro, lo endiosa; ¿habrá
perdido el juicio?
Manuel Espino, albacea del sueño monárquico que una vez tuvo Martha Sahagún, advierte en su libro “Señal de alerta” el serio peligro que para él y la familia Fox, representa el senador priísta Manlio Fabio Beltrones a quien otorga poderes metaconstitucionales y concede la vicepresidencia de facto del país. Con eso –insinúa el expresidente del PAN que anoche presentó su libro aquí–, se corre el riesgo de regresar al autoritarismo que implantó el PRI por más de 70 años. La teoría del autor, se basa en la estrecha relación personal entre el senador priísta y el Presidente de la República, Felipe Calderón. Conferir a Beltrones un poder político que no posee, obviamente, no lo desprestigia; sí en cambio, a la figura presidencial, emanada del partido que presidió Espino y que tuvo la suerte de ganar los comicios federales en su momento. Y recurre a la historia subjetiva de su rival político para presentarlo como heredero de la peor tradición política del país. Ahí, posiblemente no yerra, pues todos saben cual es la descendencia política del senador del PRI, como también, todos saben de qué rama pende la genealogía de Espino, quien se aleja de la autocrítica (aunque la impone para azuzar a sus correligionarios) y olvida que en los tiempos de Vicente Fox, Martha Sahagún tuvo un poder real, por sobre las responsabilidades constitucionales del Presidente de la República, al grado que logró imponerle a él en la dirigencia del partido gobernante, pese a que ni Sahagún, ni Fox, ni Espino, eran panistas de abolengo; más bien lo fueron por coyuntura.
La regresión al autoritarismo, efectivamente es un grave riesgo que corre el país; pero no del lado de los priístas, cuyo posicionamiento político actual es deplorable, sino por el de los monarquistas. Eso se puede explicar con la llegada subrepticia de Vicente Fox el fin de semana pasado. Para algunos, la previa visita de Vicentico a la presentación del libro de Manuel Espino, era para agotar la cuestionada autoridad moral del expresidente y lograse convencer a algunos panistas para que acudieran a avalar las teorías de quien tuvo un papel relevante en la intentona de instaurar una monarquía de facto en México. No podemos olvidar que en seis años, Fox tuvo más excesos de autoritarismo que el PRI en setenta. Nadie estaría en condiciones de avalar a Beltrones, pero tampoco habría uno sólo que esté dispuesto a avalar una sospecha que carece de objetividad. ¿Por qué Espino no se inconformó con el monstruoso poder que tuvo Martha Sahagún cuando Vicente Fox gobernó a los mexicanos?
El autor del libro es, por añadidura, presidente de la organización de partidos denominados de la Democracia Cristiana; ello no solo lo limita, sino que le obliga a apegarse a ciertos cánones de imparcialidad a la hora de emitir sus juicios. Imposible creerle a quien por un lado se ostenta como demócrata y cristiano y por otro, se aleja de la verdad que le concierne como actor político relevante del foxismo. Tampoco relata sus intervenciones en asuntos cuestionables que llevaron al descrédito al anterior gobierno. Es como si hubiese tirado la piedra, escondió la mano y ahora, con esa misma mano, intenta reprochar al actual gobierno, su falta de intención de tomarlo en cuenta. La impresión general del propósito de Manuel Espino, es que busca poner piedras en el camino de la blandengue democracia que se cierne sobre la Nación. Cierto es que Felipe Calderón no ha dado resultados halagüeños a los mexicanos; también lo es que en muchos temas el país no avanza adecuadamente. Si a eso le agregamos que desde la casa materna del Presidente, salen dardos envenenados y uno de los francotiradores es su propio antecesor, no podemos hablar de un panorama cierto para los ciudadanos.
Ya suficiente tiene México con su presidente alterno (Andrés Manuel López Obrador) como para tener qué soportar los desaciertos literarios de un panista, ofendido porque en éste sexenio la bondad presidencial no lo alcanzó. Por otro lado, México no solo tiene un riesgo (el de la regresión al autoritarismo) sino muchos; los que atacan a las instituciones por la vía de las fobias, es otro de los graves riesgos. Espino, no lo puede ocultar, fue autoritario cuando fungió como presidente de Acción Nacional; lo sigue siendo al emitir opiniones exageradas y fuera de contexto. De tal manera que no puede el ahora escritor, cuestionar el autoritarismo, puesto que él es parte de éste. El monopolismo político que encabezaron Fox, Sahagún y Espino al interior del PAN, es otra forma de autoritarismo. Qué bueno que nos alerta, entonces, de esos males. Pero mejor sería si a la para de sus amonestaciones casi litúrgicas, nos diera un claro ejemplo de humildad y respeto a las instituciones a las que no se les puede criticar por el sólo hecho de no estar en las nóminas de éstas. El buen demócrata, por su conciencia empieza; el buen cristiano, por su corazón. De todas formas, hay qué leerlo. Es bueno tener todas las voces.
Tarjetero
*** –“Oiga maestro, ¿escuchó hoy en la radio que bajó el índice de accidentes en Tuxtla?” –No, no lo escuché, pero es buena noticia, ¿no? –Pues con tanto hoyo, tiene uno que ir despacio y así se evitan los accidentes. No le falta razón al taxista. Las calles de la ciudad están despedazadas y para el colmo, algunos empleados siguen aumentando el número de baches. Con que no se les vaya a ocurrir dejarlos así para bajar la velocidad de los automovilistas, todo podría estar mejor. *** Hay un sujeto de apellido chino en Arriaga con cargo de comandante policial municipal que ha sido señalado de delitos graves como secuestro, extorsión y asaltos. Por ahí está el caso del secuestro de un hombre al que no solo pidió rescate para liberarlo, sino que puso como condición, tener relaciones sexuales con la esposa del secuestrado. Espero tenerle en breve la historia completa, porque las víctimas están amenazadas de muerte incluso, por el propio alcalde, jefe del ruin sujeto. *** Luego nos leemos.
http://ksheratto.blogspot.com
ksheratto@gmail.com
ksheratto@hotmail.com
Angel Mario Kasheratto
Ambivalente, Espino critica un día a
Calderón y al otro, lo endiosa; ¿habrá
perdido el juicio?
Manuel Espino, albacea del sueño monárquico que una vez tuvo Martha Sahagún, advierte en su libro “Señal de alerta” el serio peligro que para él y la familia Fox, representa el senador priísta Manlio Fabio Beltrones a quien otorga poderes metaconstitucionales y concede la vicepresidencia de facto del país. Con eso –insinúa el expresidente del PAN que anoche presentó su libro aquí–, se corre el riesgo de regresar al autoritarismo que implantó el PRI por más de 70 años. La teoría del autor, se basa en la estrecha relación personal entre el senador priísta y el Presidente de la República, Felipe Calderón. Conferir a Beltrones un poder político que no posee, obviamente, no lo desprestigia; sí en cambio, a la figura presidencial, emanada del partido que presidió Espino y que tuvo la suerte de ganar los comicios federales en su momento. Y recurre a la historia subjetiva de su rival político para presentarlo como heredero de la peor tradición política del país. Ahí, posiblemente no yerra, pues todos saben cual es la descendencia política del senador del PRI, como también, todos saben de qué rama pende la genealogía de Espino, quien se aleja de la autocrítica (aunque la impone para azuzar a sus correligionarios) y olvida que en los tiempos de Vicente Fox, Martha Sahagún tuvo un poder real, por sobre las responsabilidades constitucionales del Presidente de la República, al grado que logró imponerle a él en la dirigencia del partido gobernante, pese a que ni Sahagún, ni Fox, ni Espino, eran panistas de abolengo; más bien lo fueron por coyuntura.La regresión al autoritarismo, efectivamente es un grave riesgo que corre el país; pero no del lado de los priístas, cuyo posicionamiento político actual es deplorable, sino por el de los monarquistas. Eso se puede explicar con la llegada subrepticia de Vicente Fox el fin de semana pasado. Para algunos, la previa visita de Vicentico a la presentación del libro de Manuel Espino, era para agotar la cuestionada autoridad moral del expresidente y lograse convencer a algunos panistas para que acudieran a avalar las teorías de quien tuvo un papel relevante en la intentona de instaurar una monarquía de facto en México. No podemos olvidar que en seis años, Fox tuvo más excesos de autoritarismo que el PRI en setenta. Nadie estaría en condiciones de avalar a Beltrones, pero tampoco habría uno sólo que esté dispuesto a avalar una sospecha que carece de objetividad. ¿Por qué Espino no se inconformó con el monstruoso poder que tuvo Martha Sahagún cuando Vicente Fox gobernó a los mexicanos?
El autor del libro es, por añadidura, presidente de la organización de partidos denominados de la Democracia Cristiana; ello no solo lo limita, sino que le obliga a apegarse a ciertos cánones de imparcialidad a la hora de emitir sus juicios. Imposible creerle a quien por un lado se ostenta como demócrata y cristiano y por otro, se aleja de la verdad que le concierne como actor político relevante del foxismo. Tampoco relata sus intervenciones en asuntos cuestionables que llevaron al descrédito al anterior gobierno. Es como si hubiese tirado la piedra, escondió la mano y ahora, con esa misma mano, intenta reprochar al actual gobierno, su falta de intención de tomarlo en cuenta. La impresión general del propósito de Manuel Espino, es que busca poner piedras en el camino de la blandengue democracia que se cierne sobre la Nación. Cierto es que Felipe Calderón no ha dado resultados halagüeños a los mexicanos; también lo es que en muchos temas el país no avanza adecuadamente. Si a eso le agregamos que desde la casa materna del Presidente, salen dardos envenenados y uno de los francotiradores es su propio antecesor, no podemos hablar de un panorama cierto para los ciudadanos.
Ya suficiente tiene México con su presidente alterno (Andrés Manuel López Obrador) como para tener qué soportar los desaciertos literarios de un panista, ofendido porque en éste sexenio la bondad presidencial no lo alcanzó. Por otro lado, México no solo tiene un riesgo (el de la regresión al autoritarismo) sino muchos; los que atacan a las instituciones por la vía de las fobias, es otro de los graves riesgos. Espino, no lo puede ocultar, fue autoritario cuando fungió como presidente de Acción Nacional; lo sigue siendo al emitir opiniones exageradas y fuera de contexto. De tal manera que no puede el ahora escritor, cuestionar el autoritarismo, puesto que él es parte de éste. El monopolismo político que encabezaron Fox, Sahagún y Espino al interior del PAN, es otra forma de autoritarismo. Qué bueno que nos alerta, entonces, de esos males. Pero mejor sería si a la para de sus amonestaciones casi litúrgicas, nos diera un claro ejemplo de humildad y respeto a las instituciones a las que no se les puede criticar por el sólo hecho de no estar en las nóminas de éstas. El buen demócrata, por su conciencia empieza; el buen cristiano, por su corazón. De todas formas, hay qué leerlo. Es bueno tener todas las voces.
Tarjetero
*** –“Oiga maestro, ¿escuchó hoy en la radio que bajó el índice de accidentes en Tuxtla?” –No, no lo escuché, pero es buena noticia, ¿no? –Pues con tanto hoyo, tiene uno que ir despacio y así se evitan los accidentes. No le falta razón al taxista. Las calles de la ciudad están despedazadas y para el colmo, algunos empleados siguen aumentando el número de baches. Con que no se les vaya a ocurrir dejarlos así para bajar la velocidad de los automovilistas, todo podría estar mejor. *** Hay un sujeto de apellido chino en Arriaga con cargo de comandante policial municipal que ha sido señalado de delitos graves como secuestro, extorsión y asaltos. Por ahí está el caso del secuestro de un hombre al que no solo pidió rescate para liberarlo, sino que puso como condición, tener relaciones sexuales con la esposa del secuestrado. Espero tenerle en breve la historia completa, porque las víctimas están amenazadas de muerte incluso, por el propio alcalde, jefe del ruin sujeto. *** Luego nos leemos.
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