Fichero Político
Angel Mario Ksheratto
Elalza en los precios es un hecho, pese
a laconstante negativa del Gobierno.
A varios días que el Presidente Calderón anunciara su increíble plan para contener la crisis alimentaria que se cierne sobre México, pocos resultados se ven a la vista; el poder adquisitivo del peso en el mercado común se va perdiendo poco a poco y los precios, al menos en Chiapas, se están disparando silenciosamente. Basta ir a un supermercado para darse cuenta que lo que antes se compraba con 600 pesos, ahora es
un gasto superior a los mil pesos. A la alza en la canasta básica se suma el excesivo cobro en el transporte público y otros servicios esenciales que se han salido del control oficial. Se ha dicho que la crisis no es responsabilidad del gobierno mexicano, pero no se ha dicho que las medidas tomadas son insuficientes y carentes de sentido solidario, además de no estar dentro de un rango mínimo de aceptación, dada la inefectividad de éstas. El subsidio ofrecido por el Gobierno Federal es limitado y lejos de atacar a fondo la crisis, solo la palia y crea falsas expectativas a los más necesitados.
Dentro del plan propuesto por Felipe Calderón ciertamente vemos apoyos extraordinarios hasta por 288 millones de pesos para reforzar los programas sociales; la pregunta es: ¿Hasta cuándo esa cantidad alcanzará para alimentar a los millones de beneficiarios? ¿Por cuánto tiempo el Gobierno Federal podrá sostener la ayuda a 5 millones de personas que viven de la asistencia social en otros rubros? Si bien se ha anunciado la erogación de otros mil 285 millones de pesos para el financiamiento de créditos para fortalecer la agricultura, esto también es incompleto puesto que no se habla de asistencia directa a los productores y tampoco de un plan para aprovechar la temporada de siembras en la mayor parte del país.
De nada servirá a los productores contar con tecnología de punta si no tienen tierras dónde cultivar. En ese sentido será menester recuperar las miles de hectáreas ociosas que hay en todo el país y además de ello, incentivar a los pequeños productores, a quienes no se les ha ofrecido nada en el plan de contingencia.
Habrá también que revisar el padrón de beneficiarios de los programas sociales, pues un buen número de éstos, son personas con evidente solvencia económica y no necesitan el paliativo oficial. Con ello se aumentaría el número de familias pobres beneficiadas. Otra medida que pudo haberse tomado es la de bajar las tasas en la renta habitacional; es decir, si un ciudadano paga al INFONAVIT o cualquier otra institución dedicada a proporcionar vivienda, mil pesos mensuales, que la tarifa se rebaje al 50 por ciento. Con esto se dará al ciudadano 500 pesos extras y no solo veintitantos agregados a la asistencia social.
Acaparadores y especuladores
Es casi ley no escrita que cuando una crisis de esa naturaleza amenaza a los pueblos, surjan los especuladores, acaparadores y hambreadores. Hasta hoy, la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) ha hecho un tenue trabajo para vigilar los precios en el mercado. Si hacemos un comparativo entre las grandes cadenas de supermercados, encontraremos abusos inaceptables en el aumento de los precios de la canasta básica. Si bien productos derivados del arroz, trigo, maíz y frijól no han sufrido aumentos considerables, otros como el aceite, azúcar, sal, verduras y carnes, se han elevado ostensiblemente, sin que haya habido un aumento oficial.
Ahí el control está totalmente perdido. En una de las macrotiendas de autoservicio al oriente de la ciudad, por ejemplo, su publicidad sobre los precios de la canasta básica no es respetada en lo absoluto. Mientras anuncia “precios más bajos” en el tomate, por ejemplo, el kilo cuesta un 60 por ciento más que hace tres semanas. En otros supermercados las cosas no son distintas, lo que obliga a exigir a la PROFECO a instalar módulos de control y vigilancia a la salida de éstos para que de inmediato se tomen medidas de rigor. Y si hablamos de las tienditas de callejón y abarroterías, nada es halagüeño. Hemos visto tiendas donde el kilo de frijól cuesta el doble que en un supermercado y hasta dos veces y media, el precio del mercado público. Una coca-cola que hace tres semanas costaba 16 pesos, hoy cuesta en algunas de esas tiendas, hasta 22 pesos. ¿Y la PROFECO? Simplemente dormidita, sin un plan de ataque contra los hambreadores que empiezan a hacer de las suyas.
Urge un plan de emergencia con brigadas de control y vigilancia; estamos a tiempo de evitar un alza desmesurada. De hecho, algunos productores, pese al anuncio presidencial, se oponen a rebajar los precios en los granos básicos bajo el falaz argumento que México tiene autosuficiencia alimentaria. La tendencia, como vemos, va al alza y eso sería catastrófico para todos. A la par de anuncios bonitos y alegres, deben ir medidas de control drásticas que eviten la acción de los especuladores y acaparadores. De otra forma, nada de lo que se haga o diga tendrá la efectividad que se requiere.
Tarjetero
*** ¡Cosa grave, chico! Treinta y tres cubanos con estancia ilegal en el país fueron “rescatados” por un comando armado cuando eran trasladados a una estación migratoria para su deportación. Y como si nada, el INM sólo ofreció datos escuetos y ninguna pauta para creer que hay reacciones por el caso. Secuestro o rescate, el asunto es sumamente grave por la sencilla razón que la autoridad ha sido total y absolutamente rebasada. *** José Rubén Cruz Aguilera, encargado de la Policía de Tránsito capitalina, debe poner especial atención en las unidades policiales asignadas a las áreas de diversión nocturna. Las “mordidas” por llevar aliento alcohólico van desde los 2 mil hasta los cinco mil pesos. ¿A quién le queda todo ese dinero? Recién fuimos testigos de cómo un muchacho fue descaradamente timado por los tripulantes de una patrulla a la salida de un antro. Nada tontos, los policías dejaron la patrulla a unas cuadras y llegaron a ésta, tras quitar 3 mil pesos al incauto, en un taxi. Son robos desvergonzados. ¿Podrá nuestro estimado amigo poner alto a la corrupción o hará como el Tío Lolo? *** Luego nos leemos.
http://ksheratto.blogspot.com
ksheratto@gmail.com
ksheratto@hotmail.com
Angel Mario Ksheratto
Elalza en los precios es un hecho, pese
a laconstante negativa del Gobierno.
A varios días que el Presidente Calderón anunciara su increíble plan para contener la crisis alimentaria que se cierne sobre México, pocos resultados se ven a la vista; el poder adquisitivo del peso en el mercado común se va perdiendo poco a poco y los precios, al menos en Chiapas, se están disparando silenciosamente. Basta ir a un supermercado para darse cuenta que lo que antes se compraba con 600 pesos, ahora esun gasto superior a los mil pesos. A la alza en la canasta básica se suma el excesivo cobro en el transporte público y otros servicios esenciales que se han salido del control oficial. Se ha dicho que la crisis no es responsabilidad del gobierno mexicano, pero no se ha dicho que las medidas tomadas son insuficientes y carentes de sentido solidario, además de no estar dentro de un rango mínimo de aceptación, dada la inefectividad de éstas. El subsidio ofrecido por el Gobierno Federal es limitado y lejos de atacar a fondo la crisis, solo la palia y crea falsas expectativas a los más necesitados.
Dentro del plan propuesto por Felipe Calderón ciertamente vemos apoyos extraordinarios hasta por 288 millones de pesos para reforzar los programas sociales; la pregunta es: ¿Hasta cuándo esa cantidad alcanzará para alimentar a los millones de beneficiarios? ¿Por cuánto tiempo el Gobierno Federal podrá sostener la ayuda a 5 millones de personas que viven de la asistencia social en otros rubros? Si bien se ha anunciado la erogación de otros mil 285 millones de pesos para el financiamiento de créditos para fortalecer la agricultura, esto también es incompleto puesto que no se habla de asistencia directa a los productores y tampoco de un plan para aprovechar la temporada de siembras en la mayor parte del país.
De nada servirá a los productores contar con tecnología de punta si no tienen tierras dónde cultivar. En ese sentido será menester recuperar las miles de hectáreas ociosas que hay en todo el país y además de ello, incentivar a los pequeños productores, a quienes no se les ha ofrecido nada en el plan de contingencia.
Habrá también que revisar el padrón de beneficiarios de los programas sociales, pues un buen número de éstos, son personas con evidente solvencia económica y no necesitan el paliativo oficial. Con ello se aumentaría el número de familias pobres beneficiadas. Otra medida que pudo haberse tomado es la de bajar las tasas en la renta habitacional; es decir, si un ciudadano paga al INFONAVIT o cualquier otra institución dedicada a proporcionar vivienda, mil pesos mensuales, que la tarifa se rebaje al 50 por ciento. Con esto se dará al ciudadano 500 pesos extras y no solo veintitantos agregados a la asistencia social.
Acaparadores y especuladores
Es casi ley no escrita que cuando una crisis de esa naturaleza amenaza a los pueblos, surjan los especuladores, acaparadores y hambreadores. Hasta hoy, la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) ha hecho un tenue trabajo para vigilar los precios en el mercado. Si hacemos un comparativo entre las grandes cadenas de supermercados, encontraremos abusos inaceptables en el aumento de los precios de la canasta básica. Si bien productos derivados del arroz, trigo, maíz y frijól no han sufrido aumentos considerables, otros como el aceite, azúcar, sal, verduras y carnes, se han elevado ostensiblemente, sin que haya habido un aumento oficial.
Ahí el control está totalmente perdido. En una de las macrotiendas de autoservicio al oriente de la ciudad, por ejemplo, su publicidad sobre los precios de la canasta básica no es respetada en lo absoluto. Mientras anuncia “precios más bajos” en el tomate, por ejemplo, el kilo cuesta un 60 por ciento más que hace tres semanas. En otros supermercados las cosas no son distintas, lo que obliga a exigir a la PROFECO a instalar módulos de control y vigilancia a la salida de éstos para que de inmediato se tomen medidas de rigor. Y si hablamos de las tienditas de callejón y abarroterías, nada es halagüeño. Hemos visto tiendas donde el kilo de frijól cuesta el doble que en un supermercado y hasta dos veces y media, el precio del mercado público. Una coca-cola que hace tres semanas costaba 16 pesos, hoy cuesta en algunas de esas tiendas, hasta 22 pesos. ¿Y la PROFECO? Simplemente dormidita, sin un plan de ataque contra los hambreadores que empiezan a hacer de las suyas.
Urge un plan de emergencia con brigadas de control y vigilancia; estamos a tiempo de evitar un alza desmesurada. De hecho, algunos productores, pese al anuncio presidencial, se oponen a rebajar los precios en los granos básicos bajo el falaz argumento que México tiene autosuficiencia alimentaria. La tendencia, como vemos, va al alza y eso sería catastrófico para todos. A la par de anuncios bonitos y alegres, deben ir medidas de control drásticas que eviten la acción de los especuladores y acaparadores. De otra forma, nada de lo que se haga o diga tendrá la efectividad que se requiere.
Tarjetero
*** ¡Cosa grave, chico! Treinta y tres cubanos con estancia ilegal en el país fueron “rescatados” por un comando armado cuando eran trasladados a una estación migratoria para su deportación. Y como si nada, el INM sólo ofreció datos escuetos y ninguna pauta para creer que hay reacciones por el caso. Secuestro o rescate, el asunto es sumamente grave por la sencilla razón que la autoridad ha sido total y absolutamente rebasada. *** José Rubén Cruz Aguilera, encargado de la Policía de Tránsito capitalina, debe poner especial atención en las unidades policiales asignadas a las áreas de diversión nocturna. Las “mordidas” por llevar aliento alcohólico van desde los 2 mil hasta los cinco mil pesos. ¿A quién le queda todo ese dinero? Recién fuimos testigos de cómo un muchacho fue descaradamente timado por los tripulantes de una patrulla a la salida de un antro. Nada tontos, los policías dejaron la patrulla a unas cuadras y llegaron a ésta, tras quitar 3 mil pesos al incauto, en un taxi. Son robos desvergonzados. ¿Podrá nuestro estimado amigo poner alto a la corrupción o hará como el Tío Lolo? *** Luego nos leemos.
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