Fichero Político
Angel Mario Ksheratto
Las cifras oficiales van más allá de las expectativas, pero las acciones para garantizar la seguridad de los usuarios del transporte público son todavía mínimas. Trescientos vehículos que prestaban de manera ilegal el servicio de traslado de personas han sido detenidos e inhabilitados por las autoridades, lo cual no soluciona de fondo el problema del pirataje en el transporte y tampoco ofrece alternativas a los usuarios que recurren a ese servicio. Para agregar uno de tantos colmos al tema del
transporte público, se cae en el simplismo declarativo –que a su vez alimenta la manía de mentir descaradamente– y se dice que los únicos que ofrecen garantías de seguridad a los usuarios, son los transportistas legalizados, cuyo saldo de accidentes es elevado, sin que hasta hoy se sepa de indemnizaciones a las víctimas.
Para nadie es secreto que en Chiapas, son pocas las empresas que ofrecen a los pasajeros un seguro de vida. En la modalidad de taxis urbanos y foráneos, ningún usuario goza de las prerrogativas adecuadas, lo cual contradice a las autoridades que han argumentado que el transporte irregular pone en peligro la integridad física de quienes utilizan esos servicios. A eso agreguemos la falta de capacitación y educación vial de los transportistas legalizados, quienes se han convertido en un serio riesgo para todos. Es decir, tanto piratas como legales, no ofrecen ninguna garantía de seguridad a los usuarios. Por otro lado, está la ausencia de una política de transporte seria e inteligente que ayude a solucionar el problema. A la par del pirataje, está el desorden, alimentado en el monopolio del que son dueños unas cuantas familias, apoyados en autoridades oficiales condescendientes y además, cómplices en la ilegal e inequitativa repartición de concesiones.
Casi todos los que han ocupado el cargo de “coordinadores” del transporte público, se han convertido en monopolistas y se han adueñado de cientos de juegos de placas, mientras que los verdaderos trabajadores del volante, siguen trabajando en condiciones casi de esclavitud. Por ahí se debería empezar si realmente se quiere ordenar el transporte público. Porque tan ilegal es prestar un servicio sin el permiso correspondiente, como ampararse en la corrupción para obtener cientos de concesiones. Nadie puede decir que no se puede puesto que hay una ley General del Transporte que prohíbe la tenencia de más de una concesión; sin embargo, ahí está el caso de Mario Bustamante Grajales que tiene más de 300 juegos de placas, las cuales obtuvo cuando fungió como titular de la dependencia. Y como Mario, decenas de familias más que violan la ley bajo la mirada complaciente de autoridades blandengues que solo sirven a intereses monopolistas.
Sería bueno que en lugar de lastimar la economía de los usuarios (el transporte pirata es más barato) se realizase una revisión general de las concesiones. Ese sería un buen paso para “ordenar” el transporte. Lo otro, la utilización de la fuerza para someter a los llamados piratas, es solo un boom publicitario que deja mal paradas a las autoridades del transporte. Es hipócrita, entonces, el discurso ofrecido.
Campanas al vuelo
Es, a todas luces, irresponsable el acto de minimizar un evento que paralizó al aparato gubernamental y obligó a tomar medidas extremas; es entendible que dada su incapacidad como jefe policial, Rubén Álvarez Solar –incrustado en el Ayuntamiento a instancias de su protector Rubén Velásquez– recurra al discurso fácil para desestimar lo inocultable y sobre eso, enarbole pensamientos colectivos que van contra la lógica de la violencia vista y ponen en entredicho la capacidad de reacción del cuerpo policial que dirige.
Cierto es que el llamado debe ser a la calma, pero no por ello se debe tomar a la ligera un asunto que no solo nos entristece, sino que nos preocupa grandemente, pues, queramos o no admitirlo, estamos dentro de una vorágine imparable. Como si de un evento menor se tratase, el encargado de la seguridad capitalina ofrece una joya para la posteridad: “… hay qué seguir viviendo”. Claro que hay qué seguir viviendo, pero bajo qué esquema de seguridad, bajo qué condiciones y con que garantías reales. Ese es el meollo del asunto y no la minimización absoluta y absolutista que desalienta y preocupa. Estamos de acuerdo con que no debe alarmarse a la población, pero no compartimos el simplismo como método para garantizar a los ciudadanos la seguridad que merecen. El llamado debe ser, tanto a la calma, como a la prevención y al cuidado.
Esconder la realidad fue uno de los factores que llevaron a la dictadura priísta a la debacle; no se incurra, pues, a la pifia misma que terminó por descabezar a todo un sistema que lo único que ha dejado como herencia, es lo que ahora padecemos casi como cultura. Ojalá lo entiendan.
Tarjetero
*** Recién hubo cambios en el gabinete gubernamental; la mayoría de los elegidos, jóvenes inexpertos en la administración pública, pero con ganas de trabajar y con un talento qué demostrar. Eso es lo que cuenta. Claro es que no todos gozan de confianza en sí mismos y pocos son los que ya tienen un camino andado. Uno de éstos es Nabor Francisco Ballinas Morales, bajo cuya dirección se creó el Sistema de Alertamiento ante Fenómenos Naturales, premiado por el IMDA en el año 2007; también es Coordinador, en el Sur-Sureste, del Comité de Informática de Administración Pública Estatal y Municipal, institución dedicada al aprovechamiento de la tecnología para mejorar la productividad en la administración pública, entre otras cosas. Esto es plausible porque se está aprovechando el talento de los jóvenes que en años pasados tenían que emigrar para buscar oportunidades de desarrollo profesional y personal. Ahora es tarea de éstos demostrar que tienen capacidad. No les queda de otra. *** Finalmente, el Primer Congreso de Periodistas “Sin Fronteras” celebrado en Tapachula, fue un éxito rotundo. Como dijimos, fue un evento para periodistas y se cumplieron todos los objetivos, con todo y las intentonas por sabotearlo. *** Luego nos leemos.
http://ksheratto.blogspot.com
ksheratto@gmail.com
ksheratto@hotmail.com
Angel Mario Ksheratto
Vista parcial de los asistentes al Primer Congreso de
periodistas "Sin Fronteras", celebrado en Tapachula.
periodistas "Sin Fronteras", celebrado en Tapachula.
Las cifras oficiales van más allá de las expectativas, pero las acciones para garantizar la seguridad de los usuarios del transporte público son todavía mínimas. Trescientos vehículos que prestaban de manera ilegal el servicio de traslado de personas han sido detenidos e inhabilitados por las autoridades, lo cual no soluciona de fondo el problema del pirataje en el transporte y tampoco ofrece alternativas a los usuarios que recurren a ese servicio. Para agregar uno de tantos colmos al tema del
transporte público, se cae en el simplismo declarativo –que a su vez alimenta la manía de mentir descaradamente– y se dice que los únicos que ofrecen garantías de seguridad a los usuarios, son los transportistas legalizados, cuyo saldo de accidentes es elevado, sin que hasta hoy se sepa de indemnizaciones a las víctimas.
Para nadie es secreto que en Chiapas, son pocas las empresas que ofrecen a los pasajeros un seguro de vida. En la modalidad de taxis urbanos y foráneos, ningún usuario goza de las prerrogativas adecuadas, lo cual contradice a las autoridades que han argumentado que el transporte irregular pone en peligro la integridad física de quienes utilizan esos servicios. A eso agreguemos la falta de capacitación y educación vial de los transportistas legalizados, quienes se han convertido en un serio riesgo para todos. Es decir, tanto piratas como legales, no ofrecen ninguna garantía de seguridad a los usuarios. Por otro lado, está la ausencia de una política de transporte seria e inteligente que ayude a solucionar el problema. A la par del pirataje, está el desorden, alimentado en el monopolio del que son dueños unas cuantas familias, apoyados en autoridades oficiales condescendientes y además, cómplices en la ilegal e inequitativa repartición de concesiones.
Casi todos los que han ocupado el cargo de “coordinadores” del transporte público, se han convertido en monopolistas y se han adueñado de cientos de juegos de placas, mientras que los verdaderos trabajadores del volante, siguen trabajando en condiciones casi de esclavitud. Por ahí se debería empezar si realmente se quiere ordenar el transporte público. Porque tan ilegal es prestar un servicio sin el permiso correspondiente, como ampararse en la corrupción para obtener cientos de concesiones. Nadie puede decir que no se puede puesto que hay una ley General del Transporte que prohíbe la tenencia de más de una concesión; sin embargo, ahí está el caso de Mario Bustamante Grajales que tiene más de 300 juegos de placas, las cuales obtuvo cuando fungió como titular de la dependencia. Y como Mario, decenas de familias más que violan la ley bajo la mirada complaciente de autoridades blandengues que solo sirven a intereses monopolistas.
Sería bueno que en lugar de lastimar la economía de los usuarios (el transporte pirata es más barato) se realizase una revisión general de las concesiones. Ese sería un buen paso para “ordenar” el transporte. Lo otro, la utilización de la fuerza para someter a los llamados piratas, es solo un boom publicitario que deja mal paradas a las autoridades del transporte. Es hipócrita, entonces, el discurso ofrecido.
Campanas al vuelo
Es, a todas luces, irresponsable el acto de minimizar un evento que paralizó al aparato gubernamental y obligó a tomar medidas extremas; es entendible que dada su incapacidad como jefe policial, Rubén Álvarez Solar –incrustado en el Ayuntamiento a instancias de su protector Rubén Velásquez– recurra al discurso fácil para desestimar lo inocultable y sobre eso, enarbole pensamientos colectivos que van contra la lógica de la violencia vista y ponen en entredicho la capacidad de reacción del cuerpo policial que dirige.
Cierto es que el llamado debe ser a la calma, pero no por ello se debe tomar a la ligera un asunto que no solo nos entristece, sino que nos preocupa grandemente, pues, queramos o no admitirlo, estamos dentro de una vorágine imparable. Como si de un evento menor se tratase, el encargado de la seguridad capitalina ofrece una joya para la posteridad: “… hay qué seguir viviendo”. Claro que hay qué seguir viviendo, pero bajo qué esquema de seguridad, bajo qué condiciones y con que garantías reales. Ese es el meollo del asunto y no la minimización absoluta y absolutista que desalienta y preocupa. Estamos de acuerdo con que no debe alarmarse a la población, pero no compartimos el simplismo como método para garantizar a los ciudadanos la seguridad que merecen. El llamado debe ser, tanto a la calma, como a la prevención y al cuidado.
Esconder la realidad fue uno de los factores que llevaron a la dictadura priísta a la debacle; no se incurra, pues, a la pifia misma que terminó por descabezar a todo un sistema que lo único que ha dejado como herencia, es lo que ahora padecemos casi como cultura. Ojalá lo entiendan.
Tarjetero
*** Recién hubo cambios en el gabinete gubernamental; la mayoría de los elegidos, jóvenes inexpertos en la administración pública, pero con ganas de trabajar y con un talento qué demostrar. Eso es lo que cuenta. Claro es que no todos gozan de confianza en sí mismos y pocos son los que ya tienen un camino andado. Uno de éstos es Nabor Francisco Ballinas Morales, bajo cuya dirección se creó el Sistema de Alertamiento ante Fenómenos Naturales, premiado por el IMDA en el año 2007; también es Coordinador, en el Sur-Sureste, del Comité de Informática de Administración Pública Estatal y Municipal, institución dedicada al aprovechamiento de la tecnología para mejorar la productividad en la administración pública, entre otras cosas. Esto es plausible porque se está aprovechando el talento de los jóvenes que en años pasados tenían que emigrar para buscar oportunidades de desarrollo profesional y personal. Ahora es tarea de éstos demostrar que tienen capacidad. No les queda de otra. *** Finalmente, el Primer Congreso de Periodistas “Sin Fronteras” celebrado en Tapachula, fue un éxito rotundo. Como dijimos, fue un evento para periodistas y se cumplieron todos los objetivos, con todo y las intentonas por sabotearlo. *** Luego nos leemos.
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