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El rescate de Tapachula, prioridad absoluta: AZC

ENTREVISTA


Propone el candidato del PAN, políticas firmes, pero humanitarias


*La inseguridad, problema que se resolverá a fondo, promete *Devolver dignidad a tapachultecos, la premisa


Angel Mario Ksheratto

Cuando escuchamos decir al candidato del PAN para la alcaldía de Tapachula que esa ciudad, a partir del próximo gobierno municipal habrá de dar un giro de 180 grados, imaginamos el rezago económico y social que, primero, ha sido generado por políticas públicas mal orientadas durante los últimos nueve años y que luego, se agravaron por lo contingencia provocada por el huracán “Stan”, cuyas secuelas siguen, hasta hoy, sin ser resueltas pese a los cientos de miles de pesos que fueron destinados para la reconstrucción y que hoy, penosamente, se sabe que fueron sustraídos por funcionarios del anterior gobierno estatal.
Adolfo Zamora Cruz, después de haber sido uno de los perseguidos políticos de la dictadura de Pablo Salazar, habla con soltura sobre su nuevo proyecto, su sueño para Tapachula y desde luego, de reconstruir el tejido social que quedó en hilachas después de seis años en que la petulancia oficial hizo del Ayuntamiento de esa ciudad, un mero subterfugio del que no se sabe un solo resultado plausible.

–Tenemos que hacer un esfuerzo extraordinario para, primero, devolver a los ciud
adanos, especialmente a los damnificados, la dignidad y luego, otorgarles el crédito justo a sus reclamos para que, junto con los demás niveles de gobierno, iniciemos una etapa de reconstrucción que deberá incluir la reconstrucción de la credibilidad pública en las instituciones y por otra parte, el tejido social, roto a fuerza de actitudes de brutal soberbia–, dice durante una extensa entrevista en el lobye del hotel “Cabildos”, donde nos recibe tras una agitada mañana de reuniones y entrevistas con grupos sociales que le buscan para patentizarle su respaldo.
Vestido impecablemente de azul, ordena una jarra de limonada mientras se acomoda constantemente en el sillón, como para atrapar sus ideas. Tiene fama de ser poco comunicativo, de ser hombre de pocas palabras. Pero no; se explaya, gesticula, ríe, analiza cada respuesta. Se enfada cuando habla de las actuales condici
ones de la ciudad y esboza de nuevo una sonrisa cuando expone sus ideas sobre su planteamiento como candidato.

–Quizá sea una pregunta trillada, pero ¿cuál, desde su punto de vista, es la mayor exigencia de los tapachultecos?

–Para tu pregunta, no hay una sola respuesta; son varias, en virtud que son muchas las necesidades, muchas las exigencias de los tapachultecos. En éstos momentos, todo, absolutamente todo, es de alt
a prioridad. Para empezar, la ciudadanía pide a gritos que se ponga orden en todos los aspectos; hemos visto cómo se ha perdido la disposición al acatamiento voluntario de las normas de convivencia y en eso, nos hemos propuesto rescatar todos aquellos espacios que se han perdido por la falta de compromiso y seriedad con el pueblo.

–Al hablar de desacato a las normas de convivencia, intuyo que se refiere a eventos anárquicos que habrán derivado en caos y violencia…

–Es parte de un todo. Y ese “todo” es la pe
rdida de espacios por la misma autoridad municipal, de tal manera que hoy, es urgente su rescate. Un efecto de lo anterior es precisamente la inseguridad que en Tapachula se siente por todas partes. Es creciente. El problema de la inseguridad, sin duda, se ha visto incrementado por la afluencia de ciudadanos de Centro América, especialmente de jóvenes que de una y mil formas han propiciado que los nuestros se enrolen en su problemática –especialmente entre los jóvenes de clase baja– y que ha generado vetas de violencia que no se han combatido adecuadamente. En ese sentido, mi propuesta es crear las condiciones necesarias para que, de manera conjunta con el gobierno federal, el estatal, el municipal y las autoridades de los gobiernos centroamericanos, encontremos una forma adecuada para reencauzar los ímpetus de los jóvenes para que, en lugar de perder su vida, incluso de manera literal, en actos contra el orden establecido, la dediquen a servir a la comunidad.

–Es una propuesta con profundo sentido social, pero, ¿encontrará disponibilidad en los demás actores que menciona?

–Es obvio que requeriremo
s de toda nuestra capacidad de convencimiento y desde luego, de la buena voluntad de todos.

–Las maras son un problema de seguridad nacional en México; en Centroamérica, un problema social grave que ha obligado a tomar medidas drásticas e incluso, extremas, ¿qué le hace suponer que tendrá éxito su propuesta?

Yo no estoy de acuerdo en el combate frontal de las maras, pero sí estoy conciente que es parte de un quehacer que debemos llevar a cabo con estricto apego al estado de derecho. Debemos partir del reconocimiento que al fin y al cabo, son producto de la misma sociedad y en algunos casos, víctimas de los gobiernos. En ese caso, propongo un plan estratégico con miras humanitarias, con tácticas incluye
ntes que desde luego, no vulneren lo establecido en la Constitución de México y las leyes secundarias. Por eso insisto en que mi plan incluye a los gobiernos, porque debe ser con la participación de todos.

–¿Es fuerte la presencia de maras en Tapachula?

–Se tienen detectadas en diversas colonias donde se tienen índices alarmantes de presencia de los maras, donde viven prácticamente hacinados. La idea es identificarlos, tener pláticas con ellos e invitarlos a que si quieren hacer una vida social alejada de la violencia, les podemos brindar el apoyo que sea necesario. Quienes rechacen esa oferta de mi gobierno, sin duda tendrán la respuesta que por ley corresponde. Pero, insisto, primero, vamos a privilegiar los métodos humanitarios a que se tenga acceso. Para ello necesitamos políticas humanitarias que vayan más allá de las acciones paliativas y convirtamos la “erradicación” de las pandillas, en una conversión que de frutos para todos.

–Obviamente no solo las maras azuelan a Tapachula con la violencia…

–Desafortunadamente no. Hay otros factores que propician violencia, contra los que seguramente, pondremos todo nuestro empeño para que s
ean males totalmente erradicados. Pero ligado al grave problema de la violencia que ya he señalado, está la notoria falta de alumbrado público en muchas colonias, cuya ineficiencia e insuficiencia ha propiciado que la inseguridad se eleve sustancialmente. A una acción de regeneración en el alumbrado público, tenemos dentro del proyecto de gobierno, el reforzar convenientemente a los cuerpos policíacos para que cumplan efectivamente con su labor.

–Tapachula no está exento del crimen organizado…

–Evidentemente, como nos hemos enterado a través de la Prensa, algunos miembros de los cuerpos de policía están inmiscuidos con los grupos de delincuentes, lo cual no nos deja ninguna duda acerca del grado de corrupción que hay dentro de esos organismos. En esto quiero decir que muchas veces, el policía
se corrompe porque sus prestaciones laborales, sus emolumentos por servir a la sociedad, son raquíticos, de tal manera que no encuentran otra salida que envenenar a la institución. Mi propuesta es que cada policía goce de un sueldo digno y decoroso, pero sobre todo, de un trato humano para que también se sienta parte de la sociedad. Con eso pretendemos acabar con el caldo de cultivo, con ése “coctel” que se forma entre buenos y malos que ha incrementado la inseguridad de los tapachultecos. En este asunto hemos detectado varias vertientes. En el caso específico de la policía, la delincuencia organizada la ha infiltrado de tal manera que muchos policías son parte esencial de los del otro lado. No tengo por ahora el dato exacto de cuántos policías hay en la nómina oficial, pero sabemos que existe una partida gubernamental expedida por la Secretaría de Gobernación que durante los últimos nueve años, no se han aplicado, por lo menos en Tapachula, en el combate a la delincuencia. No sabemos qué han hecho con esa partida que por ahora, deben estar en el orden de los 75 ú 80 millones de pesos anuales. Es una partida presupuestal destinada a la compra de unidades, uniformes, artefactos y alistamiento de nuevos elementos. Cuando, hace diez años, fui Presidente Municipal, con ese dinero construimos las casetas de vigilancia vecinales, de las cuáles ahorita, ni siquiera tienen los ventanales ni las puertas; a ese grado a llegado el pillaje. Hoy, esas casetas son mingitorios u hoteles de paso donde vemos a jóvenes cometiendo actos inmorales. Me propongo reactivar esas casetas, instalarles equipos de radiocomunicación, patrullas y desde luego, personal del área para que los vecinos tengan mayor confianza en los policías. Eso será parte de una estrategia completa con la que pretendo rescatar a la sociedad de las garras de la violencia. Es una tarea difícil, pero no imposible, pues yo espero que la ciudadanía asuma un papel protagónico en el sentido de proponer y vigilar el destino de esa partida presupuestal. Necesitamos también, tener un perfil exacto del policía. Debe ser un hombre de respeto dentro de su comunidad y con un alto grado de responsabilidad social. Ahí debe empezar el buen funcionamiento de los cuerpos de seguridad. Si volvemos al viejo esquema de que un policía debe ser duro o violento, lo que vamos a lograr es una policía represora y eso es lo que queremos evitar. Tampoco estoy por una policía débil; debe ser una policía fuerte, pero al mismo tiempo, respetuosa de los derechos humanos; que cada elemento gane lo suficiente para que tenga una familia digna, que viva decorosamente. Es un buen punto de partida hacia una policía honesta y servicial.

Hay un aspecto que parecerá ridículo, pero que funciona bien si se aplica correctamente: es la cuestión de la alimentación del policía. Hace diez años, la alimentación que les dábamos, era nutritiva; hoy los tienen a frijol, arroz, pan y atole. Es obvio que un policía mal alimentado, no rinde lo mismo que uno que recibe una buena comida. Por supuesto, a cada uno se le hará la prueba del antidoping para evitar que algunos tengan vicios no acordes con el perfil que requerimos. Y yo me voy a hacer, primero, la prueba para poner el ejemplo. Por otro lado, vamos a pedir a la Secretaría de Gobernación, de manera constante, que los agentes migratorios ejerzan solamente la labor a la que están destinados; tenemos muchas quejas contra ellos.

–¿Por qué quiere ser alcalde otra vez?

–Mi intención de buscar la Presidencia Municipal de Tapachula no es el acaparamiento de espacios, si no llegar a reordenar, po
ner cada cosa en su lugar para que entonces, los ciudadanos tengan no solo representatividad social dentro del Ayuntamiento, sino la certeza que sus problemas serán resueltos dentro de lo que establecen las normas de civilidad y entendimiento. Hay muchos problemas sociales que a los ciudadanos les interesa resolver porque les afecta directamente. Por ejemplo, el asunto de la basura, un servicio público que carece de los lineamientos esenciales para brindar a los ciudadanos la seguridad requerida para evitar brotes epidemiológicos. Vemos con preocupación que, a pesar que debería ser un asunto de fácil resolución, sigue siendo un problema serio que me propongo atender de inmediato. Otros problemas serios son el agua potable y el alcantarillado, la vialidad, en fin, servicios que, en mi gobierno, serán parte toral que se habrán de atender oportunamente, mediante programas que atiendan, primero, las exigencias más urgentes de la sociedad y segundo, los lineamientos de desarrollo que para el efecto, se habrán de poner en marcha de acuerdo a los proyectos y programas de las otras instancias de gobierno.

–Don Adolfo, ¿qué plan específico tiene usted para mejorar la fisonomía de la ciudad que, desgraciadamente, la vemos en condiciones deplorables?

–En primer lugar tenemos un plan de acercamiento con el Gobierno del Estado para que a través de la Comisión Estatal de Caminos se implemente un programa emergente que atienda el grave problema del deterioro de las calles. Tengo entendido que la CEC tiene un plan de revestimiento de calles en las principales ciudades de Chiapas. En el caso específico de Tapachula, ese acuerdo no se ha renovado. Mi compromiso será volver a gestionar ese programa para que las calles que ahora están en mal estado, puedan ser recuperadas para la ciudadanía. Si no se pudiera por ese lado, tenemos con nuestros amigos constructores algunos compromisos que, esperamos, sirvan para mejorar la fisonomía de la ciudad. Todo es cuestión de saber por dónde buscar los mecanismos, pero también cómo administrar los programas. Si se administran con honradez, alcanza para resolver varios problemas.

–Tapachula es una ciudad en la qu
e el congestionamiento vial es a veces, impredecible, ¿qué se propone hacer para dar mayor fluidez a las vialidades?

–En el tema de la vialidad, tenemos un estudio a fondo y un programa concreto con el que pretendemos agilizar el tránsito, especialmente en la zona del centro que es donde vemos el mayor problema. Solo será necesario sentarse con los expertos en la materia para que se ponga en marcha ese ambicioso programa que, en primer lugar, ayude notablemente a resolver el problema de los embotellamientos vehiculares en las zonas de mayor circulación de la ciudad. Porque además de la zona ya referida, tenemos algunas vías que se congestionan constantemente para lo que pretendemos una reorganización que haga más fluida la vialidad. Todo es cuestión de orden, pero también, de estrecha cooperación de los ciudadanos. Es un trabajo conjunto que vamos a emprender desde el primer día de gobierno municipal.

–El transporte público es otro de lo
s grandes problemas de ciudades como Tapachula, ¿cómo piensa bregar con ese problema?

–Evidentemente es un asunto que se debe resolver con proyectos realistas. Es fácil decir que hay propuestas en muchos sentidos, pero lo difícil es ponerlos en práctica porque muchas veces, se tiene qué enfrentar a intereses de diversa índole con los que un gobierno responsable debe trabajar a fondo y conciencia. Tampoco se trata de soluciones unilaterales sino de ideas consensuadas que beneficien a todos y proyectos que surjan de los mismos usuarios. Habrá quienes no esté de acuerdo, pero en una democracia plena, las mayorías gobiernan. La exigencia de la sociedad para contar con un transporte público eficiente y por supuesto, ordenado, es un tema sobre el que ya trabajamos para atender a los ciudadanos. En ese sentido, mi propuesta es que si va a haber necesidad de reubicar algunas rutas que interfieren con el buen funcionamiento del servicio, lo vamos a hacer, respetando siempre la opinión de los transportistas, alcanzando con ellos, acuerdos de civilidad que permita u
n mejor servicio a los usuarios. Aquí quiero enfatizar que cualquier acuerdo alcanzado con los transportistas, no implicará la adjudicación de intereses tormentosos que solo beneficien a una de las partes. Como Ayuntamiento seremos mediadores pero al mismo tiempo, garantes de los intereses de la población mayoritariamente unida a una idea.

–Vialidades dinámicas, transporte público eficiente, pero ¿qué tal las calles? ¡Hechas pedazos!

–Las calles del centro de la ciudad (hace un gesto de desaprobación) están en condiciones deplorables, tristes, lamentables. Va a ser una tarea titánica resolver el problema del mal estado de las calles, principalmente en zonas densamente pobladas y con un tráfico vehicular excesivo. Para lograr un revestimiento adecuado, vamos a necesitar un levantamiento general de la carpeta asfáltica porque en las condiciones actuales, no aguantarían un sobre-revestimiento más. En ese sentido, el proyecto de reparar las calles del centro, que es tan prioritario como en muchas colonias, conlleva el compromiso de meter todos los servicios públicos de una vez para no caer en la vieja práctica q
ue al siguiente día que se inaugura la pavimentación de una calle, llegan los de COAPATAP para meter tubería, o los de la empresa telefónica para hacer sus “gracias”. Todo esto lo vamos a hacer de un solo golpe para que las calles queden en condiciones duraderas. En cuanto a la nomenclatura, que es otro asunto pendiente, tenemos el ofrecimiento de una institución que revisará el orden de ésta y hará lo necesario para que quede acorde con las exigencias de una ciudad como la de Tapachula.

–La corrupción, don Adolfo, es algo que preocupa y que, en el caso de Tapachula, se ha disparado desvergonzadamente, ¿cuál es su propuesta al respecto?


–La corrupción es un tema al que pienso darle la importancia que se merece. Debemos empezar por el reconocimiento que la corrupción no es un mal privativo de los gobiernos; surge, desgraciadamente, en el seno de la sociedad. Sin embargo, la premisa de mi gobierno será erradicar el mal desde la raíz. Es decir, debemos empezar por la cabeza y yo estoy absolutamente convencido que seré el primero en implementar políticas inteligentes que fundamentalmente, prevengan, identifiquen y combatan la corrupción. Así, todos los directores de área, los funcionarios de primer nivel, hasta las secretarias, deben ser agentes contra la corrupción y no susceptibles de acciones de corrupción. Lo diré de una vez: Quien meta la mano, lo morderá el gusano. Cero corrupción. Ya dentro de las atribuciones y obligaciones de la sociedad, estará, la sociedad misma, en facultades para denunciar cualquier acto de corrupción. Para ese efecto instalaremos diversos métodos de detección a través de la denuncia ciudadana. Instalaré un buzón personalizado en la misma Presidencia Municipal, con una llave que solo yo tendré y personalmente lo abriré para recoger las cartas donde se denuncie a los malos funcionarios. Yo no vengo con el ánimo de enriquecerme; ya lo demostré cuando fui alcalde: no me llevé ni un solo centavo; talvez faltaron muchas cosas por hacer, pero no fue porque yo o alguno de mis colaboradores se haya quedado con los recursos. Fue falta de tiempo, fundamentalmente.

–Muchas veces la relación de un presidente municipal con las autoridades de los demás niveles de gobierno se trastoca e incluso, se prostituye escandalosamente, especialmente con las instituciones que, se supone, deben vigilar por el buen funcionamiento de los ayuntamientos, ¿cuál sería su relación con el gobernador Sabines y el presidente Calderón y con el OFS y el Congreso?

–Para que un ayuntamiento progrese en infraestructura, es indispensable que las relaciones políticas sean sanas y muy respetuosas. Pero sobre todo, que haya interés del alcalde de una relación seria. Si un gobernador ve que un presidente municipal esta preocupado por su pueblo y manda a revisar su cuenta pública y tiene cero observaciones, sin duda que el gobernador sopesará la calidad de ese presidente y le hará merecedor no solo de su respaldo moral, sino de los apoyos financieros que estén en disponibilidad para ese municipio. ¿En qué redunda eso? En que el ayuntamiento recibe más recursos, tanto del nivel estatal, como del federal. No se trata ni de influencias ni de gustos, sino de resultados. Y mi gobierno, será de resultados, eso es lo que pretendemos para que en esa medida, los recursos fluyan en beneficio de todos. Por ejemplo, hay muchos programas específicos, como el de los municipios con alta marginalidad. Tapachula es uno de esos municipios. Ahí está la Zona Alta, donde los índices de marginación y pobreza son considerables. Esa sería una relación de respeto y coadyuvancia con el gobernador, caso que sería el mismo con la Presidencia de la República. Yo estaré conciente en todo momento que la ubicación estratégica de Tapachula, interesará al Gobierno Federal; por ello, procuraré siempre mantener los vínculos adecuados para que la Federación tenga siempre en cuenta a ésta ciudad.

–El desarrollo económico de Tapachula es otro tema de relevancia…

–Así es. En mi propuesta incluyo la creación de una Secretaría de Desarrollo Económico Amplia que promueva diversas ramas como la cafeticultura, el cultivo de plátano, la pesquería, en fin, un organismo dedicado a asesorar y financiar esas actividades para que sus resultados en productividad vayan más allá de lo que tenían programado y lo que normalmente se tiene como punto de apoyo a la infraestructura de desarrollo económico. Para eso son las buenas relaciones políticas con los demás niveles de gobierno que mencioné hace rato. Un proyecto de esa naturaleza no tendría sustento si no hay un sano acercamiento político con los gobiernos del Estado y Federal. Para ello, obviamente, recurriré a los jóvenes talentos, porque son gente con ideas frescas. No pretendo una oficina burocrática, sino un organismo vivo, que esté activo todo el tiempo.

–¿Hay civilidad en este proceso electoral?

Hasta ahora, sí hay civilidad. Creo que si mis paisanos que están en la misma lucha por la alcaldía, tienen respeto por los electores y por esta tierra, van a privilegiar la civilidad, el respeto. Por mi parte estoy haciendo una campaña de altura, con pleno respeto a los derechos de mis contrincantes. Soy hombre de principios democráticos y me atendré, en todo momento a éstos. Si mis adversarios en ésta contienda recurren al dispendio de insultos como sustituto de las propuestas e ideas, su cosecha tendrán frente a los electores. Es una máxima que en política no podemos dejar de atender. Soy respetuoso de las normas y las formas; a ellas me atengo.

–¿Hay certeza en los órganos electorales?

–He visto mucha disposición para que ésta elección se lleve conforme a lo que está marcado en la ley; creo que las autoridades electorales están muy aplicadas en su quehacer; muy observadores y creo que va a ser una elección diferente a las del pasado.

–¿Cómo palpa usted el panorama político? ¿Es una elección difícil en términos de pluralidad, participación, percepción?

–Esto es como una carrera de autos; se comienza por encender el motor, se calienta, se acelera. Estamos en el momento oportuno para ver si será una contienda civilizada. Por lo menos de mi parte así es. Yo espero que prevalezca la prudencia, pero sobre todo, la democracia. Estoy aplicado en mi quehacer y creo que conforme pasen los días, se empezarán a ver las inclinaciones de la balanza, que por cierto, la veo hacia mi lado.

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