Ir al contenido principal

Entre la buena intención y el menosprecio

Está cabrón: Bayardo; Muy difícil: César; Jaime no quiso



A los tres candidatos a la alcaldía capitalina, se les giró invitación para responder un cuestionario mediante el cuál intentamos tener una idea clara de cuánto saben éstos de la ciudad que pretenden gobernar. El más entusiasmado fue el del PRD, Jaime Valls Esponda; finalmente declinó responderlo. Los otros dos, aceptaron el reto y acudieron a la cita. Juzgue el lector. Juzgue el lector:

Para la elaboración de dicho cuestionario, se recurrió a los últimos datos proporcionados por el INEGI, respecto a la capital de Chiapas.

Bayardo Robles Riqué

– No es necesario que los candidatos sepamos de éstas cuestiones–, soltó el candidato del PRI ala Presidencia Municipal, Bayardo Robles Riqué al terminar de leer por primera vez el cuestionario que le presentamos bajo el título de “¿Cuánto saben los candidatos de la Ciudad que pretenden gobernar?”.

Lo volvió a leer y cuestionó el contenido de las preguntas. “Es una chinga, está muy cabrón contestar esto… No se me las respuestas”, confesó. En su despacho, un visitante y un asesor observaban atentos. Por un momento creí que se iba a echar para atrás.

Leyó las reglas mínimas; meditó un rato y dijo:

–Soy hombre de palabra; me comprometí a responderlo y lo voy a hacer, aunque de plano, te adelanto que no se me todas las respuestas. Lo voy a responder porque me comprometí contigo–, dijo mientras se acomodaba los lentes de lectura sobre la nariz.

–No está difícil–, traté de animarle.

–¡No, la chingada! Vos porque te sabés las respuestas. Me agarraste en curva, pero ni modos. Palabra es palabra.

Leyó las preguntas en voz alta y cada vez que encontraba una cuya respuesta desconocía, se rascaba la cabeza y reía.

–¿No es una emboscada, verdad? ¿No es para chingarme?, preguntó.

–No, Bayardo, para todos son las mismas reglas. No hay preferencias para ninguno de los tres–, expliqué.

–Ta bueno pues, confío en vos y que esto sea imparcial, que no hayan dados cargados para nadie–.

–En el nombre sea de Dios–, dijo e inició la tarea. Estaba sereno aunque dubitativo. No podía preguntar nada a su asistente. Esa era una de las reglas. La otra era no hacer ni recibir llamadas telefónicas para evitar los “soplos”.

Jaime Valls Esponda

El más entusiasmado con la idea fue Jaime Valls. “Claro que le entro, por supuesto que sí”, dijo por teléfono cuando se le invitó a participar en el ejercicio sobre conocimiento. Quedamos que el martes a la una de la tarde le visitaría en su casa de campaña para que respondiera el cuestionario. El lunes, vía Pepe Ovilla, jefe de Prensa, me fue informado que habría salido de emergencia a la Ciudad de México y acordamos hacer la entrevista el miércoles; ése día tenía compromisos en San Cristóbal de las Casas y avisé que llegaría media hora tarde. Ya estaba ocupado y la sesión quedaría pendiente.

Se me propuso dejar el cuestionario para que lo respondiera con calma, pero le expliqué a Ovilla Martínez que no era parte de las reglas. Estas establecían que lo responderían frente a mi, con dos testigos y el cuestionario lo tendrían en sus manos cinco minutos antes de responderlo.

Teléfonos ocupados, fuera del área de servicio, sin contestar o cuando lo hacían, respondía otra persona. Imposible contactar directamente a Jaime Valls Esponda. Cuando por fin lo logramos, nos recriminó la insistencia y solicitó que el cuestionario le fuera entregado a su jefe de prensa –“para eso está”, aseguró– a lo que nos negamos. No podíamos otorgar ninguna facilidad a ninguno de los tres. Era la norma mínima.

Finalmente, infinidad de llamadas para conocer el día y la hora en que respondiera. Nada. Ni una llamada fue respondida. No quiso. Ni modos.

César Serrano


A César Serrano era la primera vez que le veía. No nos conocíamos y nos citamos en la cafetería del Hotel “María Eugenia”. Llegó 10 minutos antes de la hora convenida, acompañado de un asesor. No vio ningún inconveniente.

La tarde que lo contacté telefónicamente para invitarle, dijo que ya se había habituado a los exámenes de esa naturaleza. Así ganó la candidatura de su partido.

Leyó dos veces las preguntas y una las reglas mínimas y el marco de referencia.

–Está bien, me parece bien. A ver cuántos puntos saco–, dijo antes de empezar a responder.

El aspirante panista se tomó su tiempo. Respondió primero las que se sabía y luego, repasó una por una las que no tenía en mente. “Está difícil”, repetía cada vez que se topaba con una pregunta cuya respuesta no se sabía.

EL día que hablamos por teléfono para concertar la cita se había mostrado optimista. Pero ahora recurría a la honestidad para reconocer que no todas las respuestas estaban a su alcance.

–Esto nos ayuda a preocuparnos más por los temas que atañen a la ciudad–, dijo luego de firmar el cuestionario9 terminado.

Las más leídas

Elba Esther Gordillo, sinónimo de corrupción y arbitrariedad

Fichero Político Angel Mario Ksheratto Cínica, la pseudodirigente magisterial no deja lugar a las dudas respecto a su debilidad por el dinero ajeno. Cuando hace unos días Elba Esther Gordillo Morales, dijo que vivía de su “modesto” sueldo como dirigente sempiterna de un grupo de maestros conocidos como “charros”, nadie le creyó; su larga historia de corrupción, mentiras, simulación y sometimiento, dijo rotundamente lo contrario. Ella misma se encargó de confirmar la incredulidad de los mexicanos, regalando doce camionetas de súper lujo a igual número de dirigentes estatales. Sin duda, un acto de inmoralidad espantosa que obliga a exigir a ésta señora, alejarse definitivamente de la espuria dirigencia que dice tener en sus manos. Vergonzosamente, en ese mismo evento la supuesta dirigente magisterial exigió al Gobierno Federal más presupuesto, según ella, para mejorar las paupérrimas condiciones de la educación en México. Imposible creer que ése dinero vaya a las escuelas de cartón que

Apunte sobre la entrevista Scherer-Zambada

Fichero Político Angel Mario Ksheratto "El narcotráfico está en toda la sociedad", dijo el capo de la droga al periodista Julio Scherer García, fundador de "Proceso". A juicio de uno de los capos más buscado y perseguido por los gobiernos de México y Estados Unidos, toda acción legal contra el narcotráfico, no modificaría el posicionamiento que han logrado y que, deja entrever, se ha alcanzado gracias a una de las enfermedades crónicas que padece el país: la corrupción. Frente al emblemático periodista mexicano, Julio Scherer García, uno de los referentes periodísticos de mayor trascendencia en América Latina, el capo suelta una verdad estremecedora, abrumadora, perturbadora: “el narco está en la sociedad”. Para los persecutores de éstos, la frase debería ser un reto; para los mexicanos, es desalentador. El flagelo ha permeado por todas partes, en todos los estratos sociales, en todos los rincones de la región. Es, quieran o no reconocerlo las autoridades de todos l

Las rabietas de MVC

Artículo Único Angel Mario Ksheratto D e manera imprevista, el senador golpea con fuerza el lujoso e impecable escritorio; suelta imprecaciones, enreda sus dedos en el cabello y, con los puños cerrados, vuelve a castigar al mueble en el que no hay un solo papel. —¡Es un malagradecido!, —explota y se queja—: ahora, ni la llamada me toma… Ni él ni sus funcionarios, ¡carajo! La urgencia de hablar con su sucesor —y no obtener respuesta—, tiene fundados motivos para enfurecerlo: seis de sus ex colaboradores, están siendo seriamente investigados y de al menos cuatro, se tienen evidencias claras de desvíos de recursos y uno, ya tiene orden de aprehensión, misma que, inexplicablemente, no se ha ejecutado. Aunque por lo pronto, las indagaciones de millones de pesos desviados no lo alcanzan a él, sí a sus funcionarios, lo que mediáticamente podría afectarle en sus aspiraciones para saltar del Senado al Gabinete del presidente Andrés Manuel López Obrador, desde donde pretende construir una