Angel Mario Ksheratto
Herminio Chanona Pérez jamás pensó que algún día, producto de una mala negociación, llegaría a ocupar una cartera de primer nivel en el Gobierno del Estado. De hecho, durante la campaña formó parte de un equipo de “asesores” de un partidito sin mayor trascendencia y dedicó gran parte de su tiempo a distribuir textos donde se degradaba la imagen de Juan Sabines Guerrero, José Antonio Aguilar Bodegas, Paco Rojas y Gilberto Gómez Maza, contrincantes de su entonces jefe, Emilio Zebadúa González. Quienes lo conocen de cerca aseguran que si Zebadúa hubiera ganado las elecciones, Chanona, si acaso hubiera ocupado alguna dirección irrelevante. La razón: su bajísimo perfil profesional y su poca capacidad de raciocinio. Pero la suerte le sonrío y logró ubicarse en una secretaría de la que sabe tan poco que si un niño de pre-primaria estuviese en su lugar, haría mejor las cosas.
A tal grado ha llegado su falta de conocimiento del tema educativo, que muchos maestros empiezan a reunirse para planear las estrategias necesarias para exigir su renuncia. Su ignorancia lo ha orillado a recurrir a asesorías externas que, de buena o mala fe, le han aconsejado una política inconcebible que podría llevar al magisterio a una confrontación con el Gobierno del Estado, asunto que por cierto, ha cuidado mucho el gobernador de no tocar, con la intención de mantener la calma y la estabilidad social. Pero el Secretario de Educación, no.
Podría perdonársele a Chanona Pérez cualquier grado de ignorancia, de no ser porque está al frente de la institución encargada de procurar una educación de calidad. Por otro lado, su casi analfabetismo podría ser visto con indiferencia de no ser porque, montado en esa mala mula, ha tomado el aberrante atrevimiento de anunciar a sus allegados que buscará una candidatura al Congreso del Estado y que él, y nadie más que él, dejará a su sucesora: Sonia Rincón Chanona. ¡Sí que tiene valor el señor secretario! ¿Piensa acaso que en pocos días de pésimo trabajo
Cinismo petista
Según el exalcalde bajo sospecha de San Cristóbal, Enoch Hernández, no hay poder humano que lo detenga para volver a ser el Jefe del Ejecutivo de esa ciudad o por lo menos, diputado por el distrito donde radica. Su ambición es desmedida y su cinismo abarca cualquier espacio disponible. Una fuente del Congreso nos confirmó recientemente que de la administración de Hernández Cruz, quedan todavía muchas dudas que los diputados, por angas o por mangas, no han querido aclarar debidamente. Eso es estar bajo sospecha. Pero a Enoch parecen no importarle las cuentas de su pasado como servidor público y lejos de hacer un examen de conciencia para determinar su futuro inmediato, busca ahora la impunidad parlamentaria o el fuero edilicio, ante la vulnerabilidad de su actual condición de “crítico” implacable de su sucesor, como si él estuviese limpio de pecado. Cuantas veces se la ha pedido al expresidente municipal aclarar las cuentas de su trabajo, ha evadido su responsabilidad y se ha cobijado tras una cámara televisiva para tratar de ocultar lo que todos los coletos saben a ciencia cierta, pero que su excesiva generosidad no les permite exigirle rendición de cuentas claras.
¿Con qué cara exige Hernández Cruz transparencia a quien le sucedió en el cargo si él no dejó la casa limpia y en orden? No tiene ninguna autoridad moral para exigir lo que él se negó siempre a dar. Y menos que goce del prestigio y la respetabilidad necesarios para ahora pedir un voto a su favor. Eso se llama cinismo, aquí y en China. Aunque de todas formas, va a ser interesante verlo en la contienda electoral, pues ahí se cobrarán los ciudadanos cada una de las afrentas que éste les hizo cuando fue alcalde. En fin, así son los petistas; esa es su estatura moral, ese es el prestigio que se han ganado.
Tarjetero
*** Hoy, a las diez y media de la mañana, en el restaurante “